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martes, 25 de abril de 2017

Baños árabes de Almuñecar.

Baños árabes en el Castillo de San Miguel.


A lo largo de la geografía granadina son varios los lugares que conservan aún restos de sus baños árabes. Como ya hemos explicado en otras entradas relacionadas con estos lugares, la cultura musulmana y en especial en Al-Andalus, sentía devoción por estos lugares, no sólo formaban parte de la vida religiosa de la comunidad, sino que además jugaban un papel importante en la vida cultural y social.

En el caso de Almuñecar, los baños árabes que se conservan y que han llegado hasta nuestros días, se encuentran en la explanada superior del Castillo de San Miguel, antigua fortaleza Nazarí, pero cuyo origen se remota siglos atrás en el tiempo, hasta trasladarnos a épocas anteriores como la Romana o Fenicia.

Planta de los Baños. FUENTE Antonio Gómez Becerra.

Estos baños concretamente pertenecen a una vivienda privada, y siguen la misma tipología que los del Bañuelo, ya mencionados y estudiados en este mismo blog, y que son del siglo XI (dinastía Zirí).

Una de las Chimeneas que se conservan.

Conservan perfectamente sus cuatro habitaciones comunes a este tipo de edificación, un vestidor, la sala fría, sala templada y sala caliente, así como zona de caldera y leñera.

Vista parcial de Sala Templada y Caliente.

La estructura es rectangular, está construido con hormigón, salvo los muros de división internos que son de ladrillos.

La primera sala es la de reposo donde podemos apreciar la existencia de un pequeño banco, tiene una superficie de 3,15 x 1,98 metros. Conservando un suelo de ladrillos de damero.


La sala fría es de pequeñas dimensiones (3,10 x 1,16), funcionando como sala de transición. Desde aquí se podía acceder a la letrina situada en el exterior.

Letrina conservada en el exterior.

La sala caliente es la de mayor dimensiones de todas (3,22 x 3,25), conservándose apenas unos ladrillos de forma triangular, en una de las esquinas, sí apreciándose de forma muy clara su hipocausto, con 14 columnas de ladrillos. Como también dijimos en otra de las entradas mencionadas en este blog, en los Baños de la Zubia, encontramos uno de los mejores hipocaustos conservados. Recordemos que es el sistema que permitía calentar el suelo mediante vapor que pasaba justo por debajo.

Sala Caliente, observamos la parte del suelo conservada y su hipocausto.
Vista frontal del Hipocausto.

El suministro de agua para estos baños, se realizaría a través del aljibe del Castillo de San Miguel, aunque también hay otras estructuras relacionadas con el suministro del agua encontradas como una noria, que funcionaba al igual que la de los Albercones del Generalife o una Coracha como la de la ciudad de Granada.

Maqueta de Almuñecar y su  castillo en época Nazarí.
 En este artículo se ha usado el artículo de Antonio Gómez  Becerra : La Fortificación en la Costa Occidental de Granada en época Islámica. El Castillo de San Miguel.

jueves, 6 de abril de 2017

Leyendas de Granada. Arco de las monjas.

El día 1 de Noviembre del año 1700 falleció el Rey Carlos II conocido como “El Hechizado”, dando fin a la dinastía de los Austria. No teniendo sucesor, dejó en su testamento como nuevo Rey a Felipe de Borbón, hijo segundo del Delfín de Francia, lo cual encadenó una guerra en España por el derecho a la sucesión. 

Carlos II


Aunque la mayor parte de las protestas se generaron en territorio Catalán, también hubo movimientos en Andalucía, y el suceso que vamos a relatar a continuación acaeció en Granada, y en su barrio del Albaicín. 

Felipe V.


En la noche del 6 de Marzo del año 1705, en una vieja casa, junto a la Iglesia de San Miguel, hubo extraños movimientos, pues fueron muchas las personas que entraban pese a no habitar en ella. En una pequeña sala alumbrada por un farol, uno a uno iban llegado después de franquear la puerta, en la que un mozo con gran cuchillo al cinto , hacía de portero. - “ España por el Archiduque”-, -”adelante”- replicaba. Era la contraseña, y en poco tiempo muchos hombres de diferentes clases y condiciones sociales se dispusieron alrededor de la mesa.

Entre ellos dos nobles caballeros, de capas negras, sombrero y plumas de igual color. Uno de ellos Beltran García Vizconde de Cardona, que desde Barcelona había viajado a Granada a ayudar a los amigos del Archiduque y legítimo rey.

El complot ya estaba en marcha y tan sólo faltaba saber con cuantos hombres y dinero contaban para la rebelión, datos que deberían proporcionar al día siguiente en el mismo lugar. La reunión se dio por terminada, y de la misma manera en la que habían entrado, fueron saliendo.

Estando ya el lugar de la reunión vacío y cerrado una de las tablas de la techumbre se abrió, emergiendo una cabeza .- ¿Has apuntado el nombre de todos?.- Todos los conservo, contestaron desde el interior.-
Pues a la Chancillería.- Saliendo por un tragaluz, y de tejado en tejado, dos bultos se fueron perdiendo entre las azoteas por la zona de la Iglesia de San José

Al día siguiente nadie llegó a la reunión ni a la casa de la Calle Toribios, por el contrario, dos mujeres lloraban, la madre y mujer del portero, que había sido apresado por seis corchetes, y puesto a disposición del alcalde del crimen. A lo largo de la ciudad otras personas habían sido detenidas, entre ellas en la zona de la Plaza Nueva un Vizconde catalán y su Secretario.

A las dos semanas, los vecinos del Albaicín, se encontraron con un dantesco panorama, en el Arco de las Monjas, acueducto que llevaba el agua desde la Acequia de Aynadamar hasta el Convento de Santa Isabel, colgaban siete cuerpos, cinco con trajes de Hidalgo y dos de villanos. Con un cartelón que ponía : Por reos de lesa Majestad.

Entre los cuerpos el buen caballero D. Álvaro, el Vizconde y su Secretario. Cuando los alguaciles fueron a recoger sus cuerpos, creyeron oír una voz desde la torre más alta, y desde entonces y hasta nuestros días, no son pocas las voces que dicen que por la noche, se oyen tenebrosos gemidos y aparecen sombras fantásticas. Desde aquel día a este arco también se le conoció como el Arco de los Ahorcados. 

La guerra de la sucesión en España.


Leyenda extraída de Leyendas del Albaicín. De Afan de Ribera.

EL ARCO DE LAS MONJAS. 

El arco de las monjas en la actualidad.


Para llegar a él, bien podemos desde la Plaza de San Miguel Bajo, coger la calle, que nos lleva hasta el centro de Artesanía el Gallo, seguir hasta el Palacio de Dar-Al-Horra, pasamos la puerta de entrada y giramos a la derecha, paseamos junto a la tapia que nos delimita de la Muralla Zirí, y en la siguiente esquina llegamos al Arco. Si pasamos bajo él, y volvemos a torcer a la izquierda llegamos al conocido Aljibe del Rey.


San Cristóbal y el arco de las Monjas.


El arco se trata de un resto de la famosa acequia de Aynadamar que traía sus aguas desde el paraje situado en la Sierra de Alfacar hasta el Albaicín, para el suministro de agua a la población. Obra realizada en el siglo XI, por los Ziríes. El agua llegaba a lo alto del Albaicín, y bajaba por la calle del agua, hasta llegar a Plaza Larga, antes un partidor y un sifón, distribuían por el barrio. 

El Arco de las Monjas desde el lateral de Dar-Al-Horra.


Uno de esos ramales, elevaba el agua, hasta el aljibe de la Gitana, de ahí seguía su trayecto hasta el Aljibe del Rey, el más grande de la ciudad, y de ahí a través de este acueducto llegaba al Palacio del Rey Badis. Posterior Palacio de Dar-Al-Horra y Convento de Santa Isabel tras la conquista Cristiana.