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Washington Irving. |
Es curioso como con el
paso del tiempo, caen en el baúl del olvido, algunas de las leyendas
más tenebrosas y misteriosas de la ciudad. No hay lugar a dudas, que
hubo un tiempo en el que el velludo y el caballo descabezado
eran seres temidos, siniestros y conocidos por todos los moradores
de esta vieja ciudad.
Lo primero es preguntarse
quienes eran estos misteriosos seres, y para ello debemos de acudir a
dos escritores que nos dejaron constancia de su existencia, en primer
lugar el padre Juan de Echevarría que escribió el libro “ Paseos
por Granada y sus contornos”, en el que podemos leer lo siguiente:
“...uno y otro perpetuos guardias de los inmensos tesoros que
dexaron los Moros en estos contornos, entregados á su infernal
custodia. Estos dos vestiglos pasean todas las noches esas Alamedas,
y veredas, y hay hombre que los ha visto. Dos viven hoy, el uno
sugeto y muy distinguido, y muy conocido, y el otro soldado, hombre
de mucha razón, con lo que merecen toda fee en juicio y fuera de
él...”
“ El primero, una noche a la una encontró uno de estos dos
animales firos, dice, que no sabe si era el Caballo descabezado ó el
Belludo, pero que se inclina á que era este último, porque le
pareció, que tenía lana y no pelo. El traía un cortejo de caballos
invisibles, que solo se hacían sentir por el ruido de las pisadas,
luego que lo sintió cerca, echó mano de un sable que llevaba, y le
tiró tres o quatro tajos, a que el fantasma no se dió por
entendido, tal vez le daria miedo al ver armas, en fin el se fue a
su camino, y el vestiglo prosiguió su ronda. Esto me lo refirió el
sugeto pasando por el mismo sitio donde le sucedió, contándomelo
con todas las señales, pasos y acciones, de suerte que me parece no
mentiría según la eficacia con que lo contaba.
El otro fue mas, porque no solo lo vio, sino le habló, y atestigua
que es un fantasma de mucha razón, y muy cortés; dice que le
preguntó donde iba. Que le respondió que se retiraba a la Alhambra,
donde tenia su casa; que le replicó si llevaba intención de sacar
algún tesoro. Que respondió, que no cuidaba de eso. Y que entonces
el Vestiglo le dixo: pues en no tocando á los tesoros, manda en lo
que gustes, y con esto se marchó. “
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Edición de la UGR de Paseos por Granada y sus contornos. |
Pero
si ya Juan de Echevarría dejó constancia de estos dos fantasmales
seres es con Washington Irving, y su famosa obra Cuentos de la
Alhambra, con la cual no se nos ha olvidado de la memoria la
existencia de estos seres, aunque Washington sólo hace referencia al
velludo, obviando al caballo descabezado, aunque habría que pensar
que ambos seres con el paso de los años y el boca a boca se
fusionaron en uno sólo en la tradición oral, en este libro hay
muchas leyendas, y entre una de ellas se cuenta la “Leyenda de las
dos discretas estatuas”, en la cual uno de sus protagonistas un
franciscano llamado Fray Simón, acaba montado a lomos de nuestro
velludo y
desde la misma puerta de los Siete Suelos, atravesó toda Granada,
por Plaza Nueva, el Zacatín y Bib-rambla, hasta nuevamente al
amanecer volver a la puerta de los Siete Suelos, donde nuestro
caballo coceó y tiró al suelo a nuestro fraile antes de
desaparecer en la oscuridad y profundidad de la Torre.
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Cuentos de la Alhambra |
En la misma obra encontramos la siguiente referencia:
“ ...allí se ocultaba un monstruoso vestigio o fantasma que, según
se decía, habitaba en aquella torre desde le tiempo de los moros, y
que guardaba los tesoros de cierto monarca musulmán. Añadióme
también que algunas veces salía a medianoche y recorría las
alamedas de la Alhambra y las calles de Granada bajo la forma de un
caballo descabezado perseguido por seis perros que lanzaban terribles
ladridos y aullidos espantosos...Todo el mundo en Granada ha oído
hablar de el velludo, y las viejas y nodrizas asustan a los niños
llamándolo cuando lloran. Se dice que es el alma en pena de un cruel
rey moro que mató a sus seis hijos y los enterró bajo estas
bóvedas; en venganza de lo cual éstos le persiguen todas las
noches”.
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Puerta de los Siete Suelos. |
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Nivel más bajo en la puerta de los Siete Suelos. |
Pero, ¿qué o quienes
eran el velludo y el caballo descabezado?, el velludo era
un caballo, endemoniado negro y sin cabeza, que en las noches de
misterio o donde la oscuridad acechaba con toda su inmensidad, salía
a recorrer la ciudad y la vega de Granada seguido de horribles y
fieros perros, también negros. Sembrando el caos, el mal y haciendo
estragos allá por donde pasara.
En ocasiones este
indómito corcel se dejaba montar por algún alma osada y codiciosa
en busca de aventuras, más cuando las primeras luces del alba
brotaban en el horizonte, con sus huesos iba a parar al suelo,
mientras que el velludo, corría
junto a sus canes, a esconderse en su refugio. Una misteriosa
guarida en los bajos de la famosa torre de los Siete Suelos, aquella
que vio salí al último rey moro de Granada.
Es curioso como Washington Irving escribió también uno de los
cuentos populares más famosos de los Estados Unidos, Sleepy Hollow
que habla de un jinete sin cabeza.
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Relato de Washington Irving |
Lógicamente una puerta como la llamada de los Siete Suelos (Yo sólo
he visto dos), puerta por la cual Boabdil abandonó la Alhambra para
siempre, pidiendo que nunca más se abriera dicha puerta, tal y como
vemos en algunos grabados donde se puede leer claramente “Semper
Clausa”, el hecho de que el teniente alcalde de la Alhambra D.
Diego Ponce de León, matara a su mujer y a varios de sus hijos
arrojando sus cuerpos a dicha torre, han propiciado la aparición de
leyendas y en especial en torno a dicho paraje.
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Grabado de época. |
A fecha de hoy son muchos los granadinos que aún intentan bajar los
siete pisos de la Puerta de los siete suelos en busca de los tesoros
abandonados por Boabdil y otros ricos moros que abandonaron la ciudad
pero he aquí que hasta la fecha no ha habido suerte.
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Fuente del Tomate en los Bosques de la Alhambra |
Lo que si está claro es que si alguna vez os aventuráis a atravesar
los bosques de la Alhambra bien de madrugada, observareis una
curiosidad. No hay ni un alma, por ninguna parte, y donde por la
mañana hay miles de turistas deseosos de visitar la Alhambra, por la
noche ni un alma atraviesa estos lugares, no sé si es que son muy
listos los extranjeros que nos visitan y habiéndose leído la
leyenda del Velludo y del Caballo descabezado no osan salir a la
calle, o más bien será ese sexto sentido que todos tenemos y que
nos dice que algo no va bien, en cualquier caso, si sois osados y
atrevidos y por la noche atravesáis las alamedas y bosques de la
Alhambra, si escucháis las herraduras de un caballo, o los ladridos
de una jauría de perros, quien sabe quizás si seréis testigos de
criaturas monstruosas de las que tan sólo unos pocos han sobrevivido
para contarlo, o quizás como bien la pasó a fray Simón, acabéis a
lomos de un caballo descabezado, emprendiendo todo un viaje a lo
largo y ancho de la ciudad. En cualquier caso, no os lo guardéis y
contarnos vuestra experiencia a través de estas humildes líneas.