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jueves, 9 de febrero de 2023

La Granada desaparecida. Palacio de los Infantes o Cetti Meriem.

 

Palacio de los Infantes o Cetti Meriem. 


Con motivo de una reciente exposición inaugurada en Granada sobre la Azucarera de San Isidro, he rememorado como esos industriales y artífices de una Granada moderna, idearon igualmente la abertura de una de las principales calles de Granada, su Gran Vía, para ello trazaron un eje en línea recta por la antigua medina, llevándose por delante una serie de edificios de incalculable valor como es el caso del Palacio de los Infantes o Palacio de Cetti Meriem.

Fachada del Palacio de Cetti Meriem. 


Fue un palacio edificado entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV por Muhammad ibn al-Mawl miembro de una rica familia emparentada con la dinastía Nazarí, se les conocía como los infantes de Almería. Su hija llamada Cetti Meriem se casó con un cristiano de apellido Venegas, hijo adoptado de Muhammad. Tras la conquista de la ciudad por los Reyes Católicos el palacio siguió habitado por los descendientes de Muhammad. Es la dinastía de D. Pedro de Granada, XXIV de la ciudad de Granada, alguacil de esta ciudad, y su esposa María Venegas. Dando lugar a los más que conocidos Granada-Venegas.

Plano del Palacio de los Infantes. Leopoldo Torres Balbás. 



La fachada del Palacio se rehizo en el siglo XVI, añadiéndosele una tercera planta o galería con arcos semicirculares. Y una preciosa cornisa de madera. Destacaba la portada con arco de medio punto de dovelas muy marcadas. La planta principal tenía balcones con rejas de hierro, mientras que en el segundo piso se distribuían ventanucos cuadrados. En una de sus esquinas se elevaba el típico torreón de las casas granadinas.

Celosías del Palacio en el Museo Hispano Musulmán. 



El patio de la casa era el mismo que el de la vivienda musulmana, cuadrado con una alberca en el centro con dos pórticos en sus lados Norte y Sur. En el lado Norte conservaba un arco musulmán en el segundo piso, tenía vanos adintelados sobre pilares de ladrillos en planta baja, y galería adintelada sobre pies derechos de traza morisca.

Proyecto de apertura de la Alhambra. 



El pabellón Sur tenía un pórtico con tres arcos decorados sobre columnas de mármol. El techo era de madera con frases del Corán. Por una puerta se accedía a una sala con alcobas en ambos extremos. Por otra se pasaba a un pequeño mirador con arquitos peraltados a los lados.

Arco con celosías. Patronato de la Alhambra. 



Había un antiguo jardín. En la planta alta del Pabellón sur, había una galería con arcos semicirculares, ricamente decorados con una balaustrada de madera. En el centro de la galería un arco con tacas en las jambas y zócalo de azulejos que daban a una habitación.

Palacio de los Infantes. 


A finales del XIX el Palacio funcionaba como almacén y taller de carpintería, El edificio estaba en un estado aceptable, aunque los restos musulmanes estaban en mal estado. La Reforma Granadina adquirió el edificio con el objeto de derribarlo. La Comisión de Monumentos intentó salvar el edificio sin éxito no sin antes tomar apuntes y recuperar todos los elementos musulmanes de interés que se encuentran en su mayoría en el Museo Hispanomusulmán de la Alhambra.

Escudo de los Granada Venegas


Una de las principales piezas conservadas es la portada de la sala baja sur, consistes en un arco de medio punto, angrelado, y con intradós decorado con mocárabes. Las albanegas están decoradas con atauriques y destaca el escudo de la dinastía Nazarí. Sobre el arco tres pequeñas ventanas con celosías.

Construcción de la Gran Vía. 


Este palacio nos recordaba mucho a otros de igual índole que hay en Granada y que en mayor o menor medida sí han llegado en pie hasta nuestros días, como el Palacio de Dar-Al-Horra o la Casa Morisca de la Calle Horno del Oro.



En el vídeo una de las piezas rescatadas de este bello palacio. 

Bibliografía usada:


Barrios Rozúa, Juan Manuel. Guía de la Granada desaparecida. Comares 2006

Gomez Moreno, Manuel, Guía de Granada. Eug 1992.

jueves, 3 de noviembre de 2022

La Granada desaparecida. La Casa de las Monjas.

 

Casa de las Monjas. Oleo de Jose Larrocha. 


La Casa de las Monjas se encontraba en la entrada de la calle Oidores, en el Albayzín, a mano izquierda, calle que tiene este nombre porque fue el primer lugar en el que se ubicó la Real Chancillería cuando fue trasladada desde Ciudad Real a nuestra ciudad por los Reyes Católicos. También se le conocía como casa de las Beatas, fue una vivienda edificada por Muley Hacén. Según las crónicas tras la conquista de la ciudad la casa fue reformada, coexistiendo en un mismo espacio elementos nazaríes, mudéjares, góticos y renacentistas.

Probablemente fuera una de las grandes casas de la dinastía nazarí que se conservaban en Granada y en su portada tenía una inscripción que decía “La ayuda y la protección de Alá y una espléndida victoria sean para nuestro señor Abul Hasán, emir de los muslimes.”

La Casa de las Monjas. Grabado de
Manuel Gómez Moreno. 
Guía de Granada


Uno de los ilustres inquilinos que tuvo, fue la del insigne pintor Juan de Sevilla, y queda constancia que a principios del siglo XIX, y como consecuencia de la invasión francesa, fue ocupada por las monjas del Ángel que fueron echadas de su convento incautado por las tropas napoleónicas.

Con la G la iglesia de San Miguel Bajo y junto a ella
el inicio de la calle Oidores, a la izquierda se situaría
la Casa de las Monjas. 

La casa podía tener una estructura muy similar a la que vemos en la conocida como Casa de Zafra, una puerta daba acceso al zaguán, desde el cual se accedía a un patio a través de un arco bellamente decorado. En el patio había en el centro una pequeña alberca cuadrada con una pequeña fuentecilla, tal y como vemos en otras casas moriscas que aún se conservan en la ciudad. La galería Norte, la más esbelta de la casa, contaba con un elegante pórtico con tres arcos peraltados, sobre columnas de mármol. Se accedía a la sala por una puerta con arco bellamente ornado en sus albanegas y arquivolta, y sobre el que había tres ventanitas con celosías rodeadas de decoración epigráfica.

La casa de Zafra. Ejemplo de Casa Nazarí que ha llegado
hasta nuestros días. 


La sala tenía alcobas en los extremos, delimitados por arcos con la inscripción “La gloria eterna y el reino durarero”. El piso superior obra ya de la reconquista consistía en una sencilla galería, con balaustrada de madera y pies derechos góticos, con techo de lazo y pinturas renacentistas. En el costado oriental había un corredor volado sobre doble zapatas de gallones, con balaustrada de madera y pies derechos. Otras dependencias de la casa mostraban elementos nazaríes góticos o renacentistas.

Un arco con decoración morisca, daba acceso a una sala con armadura mudéjar pintada con inscripciones arábigas y motivos renacentistas.

La casa de las Monjas. Acuarela de Mariano Fortuny.
Museo Nacional D'art de Catalunya. 
Número de inventario 10489 6 D


La casa fue demolida en el año 1877 para vender sus materiales, aunque gracias a la Comisión de Monumentos algunos de ellos se pudieron salvar y conservar pasando al Museo Arqueológico como una bella portada que daba acceso a la sala septentrional, el arco de una alcoba, un techo de madera y varias zapatas. Un erudito llamado Góngora adquirió unas ventanitas con celosía que se conse3rvan en el Museo Arqueológico Nacional.

Arco de la casa de las Monjas en el Museo de la Alhambra


En el inventario del museo de la Alhambra encontramos esta referencia:

Arco nazarí de yesería de grandes dimensiones, restaurado, del tipo lobulado, con decoración geométrica tallada, procedente de la Casa de las Monjas en Granada. \par\fi0\li2250\sb0 Es arco de medio punto peraltado. La rosca, que arranca de una forma en nacela, la componen sesenta y un lóbulos, y la decoran finos arquitos rebajados, paralelos y entrelazados. Trasdosa la rosca en paralelo un arco lobulado con la superficie lisa. Por encima de la clave, en la unión de las dos albanegas, figura una estrella de ocho puntas, rellena con un lazo rectilíneo entrelazado que forma cinco vanos cuadrados. Ambas albanegas se encuentran decoradas tan solo en su bisectriz, con un hexágono que alberga una compleja estrella de doce puntas. Esta estrella está compuesta por cintas curvilíneas que dibujan un hexágono superpuesto a una estrella de seis puntas ovaladas. El intradós del arco muestra el desarrollo horizontal de los sesenta y un lóbulos de la rosca.

Inventario 007264.


No existen fotografías de la Casa de las Monjas, pero sí tenemos la suerte de contar con varios testimonios gráficos, como el dibujo realizado por Gómez Moreno y que publicó en su guía de Granada de 1892, unas acuarelas de Mariano Fortuny o un óleo de José de Larrocha.


BIBLIOGRAFÍA:


Guía de la Granada desaparecida. Juan Manuel Barrios Rozúa. Comares 2006.

Guía de Granada. Manuel Gómez Moreno. Facsímil. Archivum 1998.

Cuadernos de Arte de la UGR, número 21, año 1974. La casa de las Monjas, edificio granadino desaparecido: Dos acuarelas de Mariano Fortuny.

Museo de Arte Hispanomusulmán de la Alhambra.





lunes, 2 de noviembre de 2020

La Granada desaparecida. La Casa de los Miradores.

 

Incendio en la Casa de los Miradores 1879

Seguimos nuestra andanza en este blog por esos lugares ya desaparecidos de nuestra Granada, y en esta ocasión nos vamos a la plaza de Bibarrambla para hablar de la Casa de los Miradores.


Antes de entrar a hablar propiamente dicho de dicha casa desaparecida, hemos de dedicar unas breves pinceladas a la plaza de Bibarrambla o Bib-rambla. Esta plaza en época Nazarí era de los pocos espacios abiertos con los que contaba la ciudad, un lugar formado de forma natural por el Río Darro que debido a una curvatura en su curso fue depositando a lo largo de los años arenas en este lugar, por eso también a este lugar se le conoció como el Arenal. La plaza se situaba cerca de la Alcaicería, de la Mezquita y de la Muralla Nazarí y puertas tan importantes como las de las Orejas. Con la reconquista los Reyes Católicos  decidieron al tiempo que la Plaza perteneciera al municipio y que fuera dedicada a festejos y grandes actos públicos, naciendo así una de las grandes plazas de la Granada del XVI.


Los Reyes Católicos también dispusieron que una de esas casas, fuera de propiedad municipal y que sirviera de palco para que las autoridades pudieran disfrutar de los actos y festejos que allí se hubieran de celebrar. De esta manera en el año 1500 ya se proyecta la construcción de dicha casa, si bien no queda claro que se hiciera sobre una anterior musulmana ya existente. No obstante no sería hasta décadas después, cuando en el año 1556 empieza su construcción a manos de Diego de Siloé que recibe tal encargo. Diego de Siloé ya es un anciano y junto al Pilar del Toro esta es una de sus últimas obras en la ciudad, pues falleció en el año 1563.




Dibujo de William Gell 1809. British Museum. 


Ya en el año 1569 y todavía en construcción se usa su balconada para despedir a las tropas que parten hacia Güejar-Sierra para aplacar la revolución morisca.


La ejecución del diseño de la obra estuvo a cargo del canterano Pedro de Astiazu discípulo de Siloé en la construcción de la Catedral y el reconocimiento corrió a cabo de Juan de Maeda. Las obras se dieron por finalizadas en el año 1583, año en el que en el anexo arco de las Cucharas construido a colación de la Casa de los Miradores se colocó la siguiente inscripción:


Alzado 1624


Granada mandó hacer esta obras siendo corregidor el muy ilustre señor D. Francisco de Carbajal, señor de la Villa de Torrejón el Rubio, año de 1583”.


Dos años más tardes se colocó el balcón, siendo su traza de Leandro de Palencia y se encargaron de fundirlos los rejeros Alonso López, Alonso Pérez y de pintarlos Luis Carrillo.


La fachada del edificio se componía de tres pisos separados por entablamentos completos y con cinco arcos simétricos en cada uno de ellos, todo en piedra de Sierra Elvira y combinada con piedra “blanca” de Santa Pudia. Se remataba el edificio con una balaustrada en la que figuraba el escudo real con el águila y armas de Granada.



Proclamación de Carlos III. 


La galería baja del edificio daba continuidad a los soportales que rodeaban la plaza de Bibarrambla, y el arco extremo derecho comunicaba con el Arco de las Cucharas o portillo de la Magdalena, abierto a la muralla en 1519 para poner en comunicación la calle de los Mesones con las nuevas carnicerías, que, junto a las pescaderías, se habían construido para sustituir a las musulmanas, en cuyo solar se construyeron a su vez el hospital y la iglesia de San Sebastián.

Otro de los arcos era la entrada al inmueble. Este tenía como eje una escalera de cierta monumentalidad, decorada con el águila imperial y un escudo de armas realizada en el año 1624 con motivo del viaje de Felipe IV a Granada. Entre las dependencias del edificio destacaba un gran salón de actos en el piso principal, cubierto con techo de artesones y una sala en la planta principal con una rica armadura mudéjar.

La planta baja, con pilastras áticas. La primera y segunda con medias columnas jónicas y corintias, respectivamente, montadas sobres pedestales y con sus correspondientes entablamientos.


Fotografía dónde se aprecia la Casa de los Miradores. 


Precisamente con la visita de Felipe IV se acordó ampliar el estrecho edificio y se derribó parte de la Muralla Nazarí, hacia la calle Boteros por Francisco de Barea. A lo largo del siglo XVIII, se realizaron diferentes reformas en la casa, se habilitaban dependencias, se reparó el balcón, se abrieron ventanas en la escalera para darle luz, y se suprimió el escudo central del ático del edificio pues en los grabados de época ya no aparece. Igualmente las barandillas de balustres se fueron sustituyendo por sencillas rejas de hierro.


Históricamente durante las fiestas del Corpus en la plaza de Bibarrambla se ornamentaba con un gran monumento efímero, además de adornar toda la plaza con arcos para simular un claustro, colgaduras, iluminaciones, fuegos artificiales etc.. La casa de los Miradores quedaba tapada con esta decoración, pero desde ella tocaba un grupo de músicos y también en sus miradores se colocaban un piquete de soldados que velaba por la seguridad.


En los casos de los juegos de cañas o corridas de toros, también muy famosas y concurridas en esta plaza, las autoridades usaban la Casa de los Miradores y su balconada como excepcional palco. Las corridas de toros duraron hasta el año 1768 cuando se construyó la primera Plaza de Toros de Granada, cuyo restos descansan en el interior del parking del triunfo.


La Plaza y por ende la casa también tenían su papel en la proclamación de los nuevos Reyes, como fueron en las ocasiones de Carlos III o Fernando VI, donde en ambas ocasiones y junto a los faustos celebrados se colgaron de la Casa de los Mascarones retratos con las imágenes de los nuevos monarcas.


Revista Ilustración. Arco de las Cucharas
después del Incendio. 


A lo largo del siglo XIX, la Casa de los Mascarones fue fue sufriendo una serie de transformaciones y reformas que iban cambiado su fisonomía poco a poco. Desde su uso como escuela militar a su uso por los franceses como edificio político. También se celebró la proclamación de Fernando VII, se pintó su fachada y la de todos los edificios de la Plaza en color verde y blanco con una cenefa negra.

En el año 1832 se le colocó un pilar de agua, que venía a sustituir a una vieja tinaja, y años más tardes se cegaron parte de los arcos y se pintaron medallones y figuras. En el año 1865 hay constancia del estado de ruina del edificio y de los espacios ocupados por los Juzgados.


Sin embargo, casi trescientos años de historia de un edificio acabaron el día 31 de Diciembre de 1879 en el que sufrió un grave incendio que redujo a escombros todo su interior.

El incendio se inició en un establecimiento de ropas que había en los bajos del edificio. Las llamas se propagaron con voracidad por el edificio matando a un empleado y dejando heridas a otras tres personas.

En el incendio el archivo de protocolos notariales que se encontraba en su interior fue igualmente totalmente destruido.

La fachada milagrosamente se mantuvo en pie, y se podría haber conservado perfectamente, sin embargo nuevamente ese virus “granadino” que todo lo tira y destruyo, apareció y los restos de la Casa de los Miradores fueron tirados, tan sólo una columna se conserva en el Museo Arqueológico de granada. En su lugar se levantó un nuevo edificio que todos podemos observar y contemplar hoy en día y que alberga el Hotel los Tilos.


Así termina la historia de este edificio y de esas balconadas que durante siglos fueron testigo de los más grandes acontecimientos de nuestra ciudad.




BIBLIOGRAFÍA  USADA:


Guía de la Granada desaparecida. Juan Manuel Barrios Rozúa.

La Plaza de los Miradores de Diego de Siloé. Un Palco en la Plaza Mayor de Granada. Juan Manuel Barrios Rozúa.


domingo, 15 de marzo de 2020

La Granada desaparecida. Convento de la Victoria.

El convento de la Victoria en la Plataforma de Ambrosio de Vico. 



Volvemos hoy a hablar de esa Granada desaparecida, con uno de los grandes conventos que había en la ciudad de Granada. El convento de la Victoria.


El convento de la Victoria de frailes mínimos de San Francisco de Paula se fundó en el año 1509. La Iglesia se terminó en el año 1518 y era de estilo ojival con graciosa portada tuvo un bello retablo realizado por el lego Fray Alonso, bajo el patronazgo de la familia Maldonado de Salazar, y otro de Pedro Machuca que presidió la capilla de los señores de Pisa, así como una gran cantidad de obras de arte.

El Convento de la Victoria.Alfred Guesdon 1854


Tenía una nave con capilla mayor flanqueada por otras dos capillas laterales, en el lado que daba al convento se abrían capillas con arcos apuntados, mientras que en el otro había una pequeña nave anexa.

La Iglesia tenía una espadaña para llamar a los feligreses.

Se construyó sobre los terrenos de unas antiguas huertas nazaríes, los terrenos que ocupaban están ocupados actualmente por la Escuela del Ave María, el comienzo de la calle San Juan de los Reyes, y la cuesta de la Victoria.

Una de las grandes curiosidades de este convento es que albergó el cuerpo de San Juan de Dios en la capilla de los Pisas, hasta su posterior traslado en 1664 a la Iglesia de San Juan de Dios. También estuvo en este convento sepultado D. Sancho de Nebrija hijo del célebre gramático.

San Juan de Dios. 


El convento tenía un gran patio, escalera con bóveda de piedra similar a la de la Chancillería construida por Pedro Marín y hermosos artesonados mudéjares y del Renacimiento, de los que algunos ejemplares se conservan en el museo arqueológico. Tenía dos pisos de altura formados en cada uno de sus lados por siete columnas de mármol, en las galerías Norte y Oeste el edificio se alzaba un piso más.

Escalera de la Chancillería


Al Sur y al Norte se extendían las huertas las cuales estaban conectadas entre sí por una pequeña franja, la tapia del costado de la Cuesta del Chapiz y del Paseo de los Tristes eran la antigua muralla del Albayzín. Los frailes construyeron una galería con arcos de medio punto, la finalidad de este mirador era poder observar los espectáculos taurinos que se desarrollaban en el Paseo de los Tristes.



El convento tras la exclaustración de 1836 quedó en un estado lamentable y ruinoso, se usó como cuartel, el templo finalmente se puso a la venta en el año 1842. Lo compró Juan López Castaño, quien procedió a su derribo.

Vista parcial de la Plaza de la Victoria. 


El cuartel de la Victoria siguió con militares hasta 1848 fecha en la que quedó abandonado y ruinoso. Hubo intentos de instalar un Hospital en el lugar, pero en el año 1861 se produjo el expolio de solerías y materiales para realizar obras en los conventos de San Jerónimo y la Merced. Finalmente el convento fue derribado en el año 1870. El solar quedó yermo, hasta que Andrés Manjón construya el seminario, más tarde en el año 1937 la Asociación Granadina de Caridad, construirá un orfelinato que sigue funcionando hoy como centro Bermúdez de Castro. La huerta alta del convento la adquirió el Padre Antúnez que la convirtió en un bello Carmen, hasta que en el año 1944 se lo compró la UGR.


De las pocas obras que se han llegado a conservar está el san Francisco de Paula de Pedro de Mena que hay en la Iglesia de San Pedro y el cristo a la columna de José de Mora.

Cristo de la Sentencia. 

San Francisco de Paula


Existía también un cuadro de la Virgen, de Niño de Guevara en la sacristía, unos Desposorios de la Virgen, Presentación en el templo, Sagrada Familia y Asunción de Bocanegra.

Y hasta aquí otro elemento más de esa Granada desaparecida y que nunca más volveremos a disfrutar, en el caso de los conventos, fueron los edificios más damnificados tanto por la invasión napoleónica en primer lugar como por las políticas de desamortización años después.

BIBLIOGRAFÍA USADA:

Conventos desparecidos. Rafael Villanueva. 2008
Guía de la Granada desaparecida. Juan Manuel Barrios Rozúa. 2006
Guía de Granada. Manuel Gómez Moreno. Edición facsímil. 1892
Miscelánea de Granada. César Girón. 3ª edición. 2003



miércoles, 10 de octubre de 2018

La Granada desaparecida. Ermita del Cristo de la Yedra.

Imagen de la Ermita del Cristo de la Yedra. 



Empezamos una nueva andadura en este blog con esta entrada que he escrito bajo el epígrafe de “La Granada desaparecida”, en clara alusión al libro de Juan Manuel Barrios Rozúa, de título “Guía de la Granada desaparecida”, el cual invito a todos a leer, y que nos acercará a un patrimonio que desgraciadamente no podemos disfrutar a fecha de hoy, en algunos casos fueron aberraciones patrimoniales típicas de las clases políticas, en otras ocasiones el abandono, los Franceses o Mendizábal que también puso entre otros su grano de arena a esta destrucción, en cualquier caso lo que pretendo es ir poco a poco rescatando del olvido lugares que existieron y de los que nos han quedado testimonios escritos o gráficos.

Empezamos con la Ermita del Cristo de la Yedra, al parecer el origen de este lugar se debe a una cruz de madera a la que se le atribuían propiedades milagrosas. Enríquez Jorquera la menciona como “...la gran cruz de la calle Real, bien corpulenta y curiosa y se le celebra gran fiesta..” La cruz se encontraba a las afueras de la ciudad, en lo que hoy es el cruce de calle Real de Cartuja con Ctra. Antigua de Murcia. Y que en aquellos entonces marcaba el camino a Alfacar o al Monasterio de la Cartuja.

Detalle del Plano de Dalmau, con la ermita en el centro, y al final de la ciudad. 


Los vecinos decidieron construir una ermita en el año 1708, de esta manera en los crudos inviernos o cálidos veranos no tenían que desplazarse ni a los Capuchinos ni a San Idelfonso, lo cual provocó los recelos de la Parroquia de San Idelfonso, que se ubicaba a unos cientos de metros calle Real de Cartuja abajo. Una vez construida trasladaron dentro la cruz de madera y una imagen del Cristo de la Yedra del siglo XVII y que veneraban “los ajeros o gargajosos”


La Ermita era rectangular, con un camarín sobresaliendo en la cabecera. Estaba construida en ladrillo y decorada con yeso. Esta vieja ermita fue destruida por una tormenta en el año 1811 y se levantó una nueva en 1818.

La nueva ermita era de estilo neoclásico, con cuatro pilastras en la fachada, dos ventanas laterales y una sobre el portón de entrada que iluminaban el interior y rematada con una espadaña coronada por una cruz de piedra. Sobre la cornisa un par de pináculos y adosada a la ermita la sacristía y la vivienda del sacristán.

Oleo de la fachada de la Ermita del Cristo de la Yedra. 


La iconografía de la Ermita quedó formada por el Cristo de la Yedra, de siglo XVIII y autor desconocido aunque se atribuye a la escuela de los Hermanos Mora, quizás incluso a alguno de los hermanos. También formaron parte de la ermita una imagen de Nuestra Señora de los Dolores y un San José, así como dos grandes cuadros que representaban “La Anunciación” y “La Asunción”.
El San José se le atribuye al artista Felipe González.

Cristo de la Yedra. 

Nuestra Señora de los Dolores

San José y el niño. 


A mediados del siglo XIX, la ermita alcanza su época de esplendor, las fiestas en honor al Cristo de la Yedra, son de las más sonadas en la ciudad, traspasando los límites del barrio, hay castillos artificiales, se ilumina la ermita, se sacan cuadros y vírgenes a las calles, los vecinos se ponen sus mejores galas como si el día del Corpus se tratara. Esplendor que se trasladó a los primeros años del siglo XX, donde la procesión del Cristo de la Yedra, contaba con gran respaldo y admiración por el barrio y la ciudad de Granada.

Capilla del colegio Cristo de la Yedra. 

Angeles en la escultura de San José. 



En los episodios de iconoclastia de la Guerra Civil Española, la Ermita sufrió un conato de incendio pero los daños fueron mínimos. Son años de decadencia y con la Guerra las imágenes se trasladan a la Iglesia de San Idelfonso.
Terminada la guerra se retomaron las fiestas y la procesión, sin embargo en los años 50 y 60 del pasado siglo las circunstancias socio-económicas del barrio cambiaron, el barrio se fue abandonado de vecinos que buscaban las nuevas viviendas de barrios como la Chana y el Zaidín lo que repercutió negativamente en la ermita y en la Hermandad. Además la televisión o tener un coche fueron herramientas al alcance de la población media, todo esto fue generando un paulatino abandono de la vida religiosa.

Plumilla de Villar Yebra de la ermita. 


Quizás uno de los hechos que dio la puntilla a la desaparición de la ermita y de la Hermandad del Cristo de la Yedra fue el terremoto de 1956 que causó grandes daños a la estructura del edificio, de tal manera que se fue deteriorando hasta que en el año de 1962 el día 4 de Mayo empezó su demolición pese a la oposición de la Comisión de Monumentos.

Derribo de la ermita. 


A fecha de hoy un pequeño jardín en las confluencias de la Calle Real de Cartuja y de la Antigua Carretera de Murcia, sin ningún tipo de encanto, ni referencia a lo que hubo, ocupa el solar dejado por la vieja ermita. Enfrente el Colegio del Cristo de la Yedra, en cuya capilla y gracias a Dios, se conserva aún la imagen del Cristo de la Yedra, Nuestra Señora de los Dolores y una figura de San José.

En la entrada principal del blog tengo la bibliografía que uso, además de los enlaces de Internet que suelo consultar, pero en este caso los voy a referenciar nuevamente, así como agradecer a Eduardo Prados que nos abra los ojos con la Granada oculta y la Granada desaparecida que se funden en esta entrada y que espero sea del disfrute de todos.

Como curiosidad a la entrada traigo una noticia aparecida en el diario el Defensor de Granada el día 14 de Octubre de 1889 y que podéis consultar a través de biblioteca virtual de Andalucía.

En la procesión de ese año se puso de manifiesto la gran rivalidad entre “cebolleros” vecinos del barrio San Lázaro, llamados así por dedicarse al cultivo de cebollas y los “ajeros o gargajosos” del barrio de Cartuja y fervorosos de nuestro Cristo de la Yedra.

Al parecer al salir la procesión varios mozos del barrio de San Lázaro coreaban a gritos ¡¡¡ Vivan las cebollas y mueran los gargajosos!!!
Al oír esto un vecino de la calle Real de Cartuja llamado Antonio Liñon Pérez se acercó al grupo y sacando una navaja de cortas dimensiones se abalanzó sobre Francisco Cuadros Martín sin mediar palabra y asestándole dos puñaladas en el noveno espacio intercostal. Fue llevado al Hospital San Juan de Dios donde ingresó a las ocho y media herido de gravedad pero sin que se temiera por su vida.

El hecho no quedó aislado y un buen grupo de “cebolleros”, acudió al barrio de Cartuja en busca de venganza por lo ocurrido, al principio los “ajeros”, no sabían que ocurría pero tras los primeros golpes la batalla entre unos y otros fue inevitable. Todo acabó cuando los soldados del cercano cuartel de la Merced irrumpieron en el campo de batalla, dando por finalizado tan cruel rivalidad.

Colegio y Capilla del Cristo de la yedra. 



Bibliografía:
Guía de la Granada Desaparecida. Juan Manuel Barrios Rozúa. 2ª edición. Comares 2006
Curiosidades Granadinas. César Girón. El Defensor de Granada. 2007.

Internet:


DATOS DE INTERÉS:

Año de construcción: 1708
Año de desaparición: 1962.