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lunes, 4 de noviembre de 2019

Leyendas de Granada. La fuente misteriosa. Fuente del Avellano, de la Salud y Agrilla.

Fuente del Avellano. 


Antonio J. Afán de Ribera nos dejó en su obra Tradiciones, leyendas y cuentos granadinos del año 1885, la siguiente historia:

Hace muchísimos años de esto.
Como que Granada era musulmana y se la llamaba la Perla más rica de Bassora, la ciudad de las mil torres y la Sultana de Occidente.
Y como en estos dichos no había exageración. A pesar de ser andaluces, aunque no moros, sus propaladores, resultaba que todos querían habitarla y gozar de la hermosura de su cielo y de sus flores.
Y como las hadas, por más que sean hembras, tienen un gusto exquisito, aconteció que muchas dejaron los jardines de Alejandría y las amenas riberas de la soberbia Stambul, para venir a fijarse en los valles granadinos y tomar posesión de sus pintorescos y bellísimos cármenes.
Nada les costó el viaje, pues como seres impalpables, con sus alas de pintada mariposa y sus velos del mismo azul de los cielos, según afirman sabios autores que las han contemplado en esta forma, por supuesto, entre sueños, tomaron el camino, y con su corte de silfos y algún que otro genio que más valía se quedara por allá, pues se ha incrustado en el de cierta señorita que no nombro por prudencia, se posesionaron del Albaicín, de la Alhambra, del Generalife, de los Alijares y de cuantos sitios hermosos encerraba este nuevo paraíso.
No hubo lugar para todas, pues la hadas abundan, y aunque no comen, y gastan vestidos, cada una quiere tener su casita, bien en el tronco de un espinoso rosal, bien entre las tupidas ramas de los laureles, ó ya, las más calurosas, entre los límpidos cristales de alguna escondida fuente.
A estas últimas pertenecía el hada objeto de nuestra redacción. Cuando no se transformaba en blanca paloma, reflejando en sus plumaje los rayos solares; cuando no se escondía entre las hojas de los claveles figurando un lindísimo insecto, o cuando haciendo de legítima hada no se presentaba como legítima hechicera huri, impalpable, invisible a los ojos de la materia, pero nó a los del alma, colocada, ya en el cáliz de una rosa, ya a la entrada de una amena gruta, causando el eterno penar de los que la contemplaban, que se enamoraban como locos, pues no hay otro remedio para el que ve ó cree haber visto un hada que despepitarse por ella; entonces, decimos, se mostraba en forma corpórea como una bellísima joven algo morena, pero ostentando copiosos rizos negros, unos ojos pardos que hacían más vietimas que algunos pronunciamientos.
Pues bien: en ese valle, que los antiguos llamaron de Valparaíso, que después denominaron de la Salud, por sus puras y aromadas brisas, y donde el Dauro arrastra pepitas de oro, al lado de un accidentado barranco que, descendiendo de los cerros de la Silla del Moro, conducía sus aguas torrenciales a mezclarse con las del río, se descubría en tiempos del desventurado Boabdil una gruta
sombreada de espesas mimbres, y a que daba acceso una torcida vereda que empezaba en lo que hoy se llama puente de las Cornetas.
Cuando los disturbios que tanto precipitaron el funesto término de la dominación árabe en España daban treguas á que el pueblo granadino gozase de un momentáneo sosiego, en las plácidas noches de verano, gustaban algunas doncellas moras bajar del Albaicín, a llenar su cántaro en un pequeño arroyuelo que se escapaba de la gruta, ¿Era una fuente la que brotaba misteriosa en aquél escondido recinto? ¿Eran filtraciones de las grandes acequias que surtían del precioso líquido las casas del placer de los walíes musulmanes ? Nadie trató de profundizar el misterio; Sólo sabían que las aguas eran puras y agradables, y que la bebida producía en las muchachas cierta sensación inexplicable. Así es que la fama del sitio crecía rápidamente, y hasta se hizo punto de reunión para los más constantes amadores. Pero !Cosa extraña! Unas veces el sabor de la corriente era amargo, otras dulce como la más exquisita miel; ya entonaba el pecho inspirando bélicos instintos, ya una languidez inexplicable desfallecía los más valerosos ánimos. Ora el amante motejado por fiel entre sus compañeros, después del sorbo se volvía huraño y burlador de la que antes era dueña de sus pensamientos; y otras, más de una doncella zegrí, dura como la piedra de Macael, pronunciaba el tierno sí, al desdeñado Gazul que la imploraba con el búcaro lleno de agua del extraño nacimiento.
Aquello era un pequeño caos de contradicción y anomalías.
No pasaba jornada sin que vasijas rotas atestiguasen escenas desapacibles entre las jóvenes mahometanas; y muchas veces, restos de negras y suaves trenzas se descubrían entre los espinos, que protestaban no ser suyas aquellas frutas de nueva especie, y lo que es peor, gotas y aun charcos de sangre, mostraban vestigios de mayores desaguisados.
Hubo de intervenir el cadí. Una guardia de robustos negros etiopes tomó posesión de la entrada de la cueva; pero cuando el sueño los rendía, y en la más misteriosas horas de la noche, un genio maléfico, pero en forma de una guapa hembra, se divertía a su costa, y ya aparecían trasquiladas sus lanudas cabezas, ó atados unos con otros en las posturas más ridículas.
Fue necesario acudir a los santones. Trabajo perdido. También los seguidores del zacarrón, sentían la influencia de aquellos lugares; y en vez de predicar el Corán, escandalizaban a los buenos creyentes ensalzando las formas voluptuosas de una sultana morena. Un alfaquí, más atrevido que los demás y confiado en un amuleto traído de la Meca, se atrevió a penetrar en la cueva de donde brotaba el arroyuelo, y aun esperan su vuelta sus discípulos. Unicamente se notó que un formidable buho graznaba melancólico pocas noches después de la tupida copa de un moral.
¿Y cual era la causa? La hada antojadiza y voluble como las de su especie, se divertía en infiltrar en la corriente sus alegrias ó sus pesares. Cuando una lágrima de amor caía de sus dulcísimos ojos, aquello era un venero de felicidad; pero cuando un leve contratiempo la importunaba, cuando un rayo de sol indiscreto penetraba en su alcoba de gasa, entonces su llanto de tristeza lo ponía todo tan amargo, que sus consecuencias eran duelos y desazones en la concurrencia.
Asi es que poco a poco el sitio se fue quedando solitario, y el líquido agridulce dejó de ser receta de los enamorados, que afirmaban que un ser misterioso, pero maléfico era quien hechizaba las corrientes.
Cuando el estandarte de la cruz se ostentó en el Alcazar musulmán, y la fe cristiana extendió su perfume celeste, borrando las creencias del paganismo, hadas, genios y silfos tomaron la sabia determinación de ausentarse, incapaces de resistir el brillo de la enseña de la Redención. Y he aquí que la gruta quedó obstruída y deshabitada, pero las aguas continuaron brotando, y !caso singular! Con el último sabor que las comunicara su moradora. Puras, frescas, claras pero un tanto agrias al paladar, tal vez por la rabieta que le produjera su forzada marcha, o quizás por dejar su nombre como memoria eterna, pues según escribió el anciano morabito, que al parecer llevaba el Registro Civil de aquellas señoras, la turbulenta Hada se denominaba Agrilla.

Esta es la leyenda, las versiones con el tiempo pueden ir cambiando y se han ido adaptando, además el boca a boca, o bien la reinterpretación de los textos, dan lugar a diferentes versiones.

Fuente de la Salud. 



En otras versiones, ese Hada no era ni más ni menos que el espíritu de Aixa, la madre de Boabdil, al parecer cuando estuvo felizmente casada con Muley-Hacen, el hada hacia que el agua saliera dulce, pero sin embargo en los días de tristeza, cuando fue desposada y su esposo se fue con Isabel de Solís, llamada Zoraya, sus celos agriaron su carácter y el hada misteriosa contagió de su amargura al agua de la gruta. Por eso si bien el agua siempre brotó amarga servía para curar muchas enfermedades.

Fuente Agrilla. 


Hoy en día ese lugar existe y es bien conocido por todos, no sólo está la Fuente del Avellano, más famosa por la cofradía que se reunía allí, encabezada por Ángel Ganivet entre otros, sino que si seguimos unos pasos más hacia adelante, encontramos dos pequeños pilares, llamados y conocidos por todos como Fuente de la Salud, y Fuente Agrilla. Hoy ya no tienen agua, pues la Acequia Real, la que suministraba agua a la Alhambra ya está seca y sin curso fluvial de agua, siendo a fecha de hoy una moderna acequia y canalizaciones las que suministran todo el agua que entra en la Alhambra.




Volviendo a la fuente del Avellano, ya Gallego Burín en su guía de Granada, nos comenta que Chateubriand comparó la fuente del Avellano con la fuente de Vaucluse y nos refiere como los árabes la llamaban “fuente de las lágrimas”, tres son las fuentes del camino dice, Avellano, Agrilla y la de la Salud y es costumbre que en los calurosos días de verano las gentes se acercan allí en busca de la frescura y belleza del paraje.

Fuente del Avellano. 


Respecto a la Cofradía del Avellano y tal y como nos relata Nicolás María López “fue, sencillamente, una reunión de amigos. Nunca tuvo domicilio ni reglamento. Su estructura exterior se asemejaba a las Academias helénicas. Los cofrades estaban sentados en semicírculo, alrededor de una bella fuente natural, bajo álamos y avellanos, conversaban en estilo granadino, que sabe combinar la seriedad de los asuntos con el ingenio y la gracia. Se oía a todos y no se decían más tonterías que las precisas para descongestionar un poco el ambiente poético del paisaje. “
“Desde las mesas del café Colón, que era el punto de cita, entrábamos en Plaza Nueva y seguíamos por la Carrera de Darro. En los bancos del Paseo de los Tristes o en el Aljibillo, al pie de la Cuesta de los Muertos, solía hacerse un alto...Llegados a la Fuente del Avellano, y sentados en el amplio murete que la circunda, empezaba la tertulia. Ganivet, llevaba el diapasón e imponía le carácter; los demás daban el tema, hacían objeciones o se reían de los argumentos...Al tomar Ganivet la palabra, todos callábamos. Su voz era dulce y suave, a veces rápida y cortada, a ratos pausada y solemne. Hablaba de países o ciudades lejanas; exponía el asunto de un libro; hacía la crítica de una obra dramática, moderna o clásica; o trazaba, en cuatro rasgos, la semblanza de los grandes escritores.

La cofradía del avellano tuvo su máximo esplendor en el año 1897 y a la muerte de Ganivet se acabó.

Cogemos una cita del mismo Angel Ganivet donde dice:
Alguien aconsejaría a tan aguanoso y desocupado personaje que se encaminara a la Fuente Nueva o a la del Avellano, a cualquier rico venero, para saciar su sed sin entramparse”.

Aunque una de las citas más populares es aquella que dice:

Al pie del Generalife/en las márgenes del Darro/hay una fuente famosa/la fuente del Avellano.

Angel Ganivet. 


No podemos terminar sin dejar constancia de algunas estrofas de Julio Belza y Ruiz de la Fuente relacionas con la Fuente del Avellano.

...¿De quién se ríe la fuente del Avellano cuando se ríe? ¿Qué copla dice la fuente Agrilla cuando nos canta? ¿Por qué la fuente de la Salud llora sus penas?
Risa, canto y lloro manando suavemente desde la entraña misteriosa del monte, en la mansedumbre del atardecer.
Hilillos monocordes, cayendo sobre la pileta humilde, cantan su martinete y los gitanos fronteros tocan palmas y palillos, al río que, valle abajo, pasa bailando fandangos con sus volantes de espuma.
Copla y gritos, “horizonte de ladridos”- como dijo Federico- cornetas y tamborcicos avemarianos, “angelus” del conventillo albaicinero, pilar enloquecido de pájaros vespertinos y de las pausas, haciendo imposibles los silencios; lloro, canción y risa de tres fuentes en un camino...

...Allá abajo, el río imperturbable canta una copla, con el bordón de la presa; la fuente del Avellano pone la melodía, con la prima leve de su caño, y un coro travieso de colorines marca el ritmo de una floresta de sofocos y calofríos mañaneros....

Placa. 


La placa que hoy podemos encontrar en la fuente del Avellano, está realizada en cerámica de la fábrica San Antonio de Granada, con decoración en azul. Se colocó en el año 1940, aunque no se conserva el original y el actual es del año 1991. En ella podemos leer la siguiente cita:

“En recuerdo de Angel Ganivet genial escritor granadino fundador de la Cofradía del Avellano que enalteció en sus obras la belleza de este paisaje”

Por último y si bien merecen una entrada aparte, no podemos dejar de mencionar a los antiguos aguadores de Granada, una imagen muy frecuente hasta mediados del siglo XX, fecha en la que poco a poco fueron desapareciendo propiciados por el funcionamiento del Servicio de Aguas Municipales auspiciada por Gallego Burín. Una imagen pintoresca, con sus burros y vasijas que usaban para la venta ambulante del agua más rica y pura de la ciudad.

Aguadores en el Avellano. 


Si bien el agua en Granada era buena, la falta de limpieza de las viejas conducciones árabes, permitieron la acumulación de detritus y la propagación de enfermedades diversas. Por eso la población consumía el agua que los aguadores recogían de las fuentes, algunas tan nombradas como la del Avellano, de la Teja, del Mono, de la Salud o del Algivillo.



Bibliografia usada:
Tradiciones cuentos y leyendas. Afán de Ribera 1885
Granada, ciudad del Agua. 2001 I.E.S. Padre Manjón.
El Agua de Granada y otros ayeres. 1977 Julio Belza y Ruiz de la Fuente.
Diario de la historia. 2005. Juan Bustos.



martes, 19 de agosto de 2014

Bosques de la Alhambra, Fuentes del Tomate y del Pimiento y Monumento homenaje a Angel Ganivet.


Fuente del Tomate y monumento de Angel Ganivet



Hablar de este lugar es retroceder a mi infancia, mi padre trabajó toda su vida en el Hotel Alhambra Palace y eran frecuentes las tardes que mientras esperaba junto a mi madre que saliera de trabajar, pasara largas horas en este paraje, jugando con hojas caídas de los árboles que hacían las veces de veloces barcos en los pequeños riachuelos de este lugar, tal y como otros muchos niños a lo largo de los años hemos hecho.


El agua como elemento fundamental de este bello rincón. 


Este es un lugar, para descansar, para escuchar el susurro del aire al pasar a través de las hojas de los grandes álamos que hay, para oir el agua que abandona la Alhambra para esconderse en la ciudad y para disfrutar de uno de los rincones más bonitos, romanticos y encantadores de la ciudad.

Cuando era chico era normal que hubiera muchísima más gente por estos parajes, pues la forma más natural y normal de acceder al recinto de la Alhambra tanto a pie como en vehículos a motor, era a través de la Cuesta Gomerez, sin embargo con la apertura del nuevo acceso a través de la Ronda Sur, son muchos los que vienen directamente a visitar el monumento Nazarí, sin llegar a bajar a la ciudad de Granada, y sin llegar a ver este bello paraje.

Paseo central libre de coches


BOSQUES DE LA ALHAMBRA


Los bosques de la Alhambra tal y como los conocemos hoy en día, no existían durante la ocupación musulmana, al tener la zona un elevado valor defensivo, por lo que estaban descubiertas de todo tipo de vegetación.

La cuesta actual de Gomérez arrancaba desde la Plaza Nueva y era en la antigüedad un barranco que unía la colina de la Al-Sabika donde se encuentra la Alhambra y la colina del Mauror donde se encuentra Torres Bermejas y el Realejo Alto.

Pese a que durante muchos años del presente y pasado siglo fue el acceso natural de entrada a la Alhambra, en la antigüedad  la entrada se realizaba a través de la Puerta de los Carros.
Entre la Alcazaba y Torres Bermejas se encontraba la puerta del Foso, lugar donde posteriormente Carlos V, mandó construir la Puerta de las Granadas.
Es durante el primer período de ocupación Cristiana cuando se ordena la plantación de todas las alamedas que se vuelven a repoblar en 1625 y 1641 por Luis Hurtado de Mendoza y Pacheco, II Marqués de Mondéjar, y III Conde de Tendilla.

Puerta de las Granadas.



El lugar está formado por tres paseos, reforma que se realizó en 1729 con motivo del viaje del Rey Felipe V, posteriormente en los años 1828, 1858 y 1862 se realizaron otras reformas.

El paseo central sube desde la puerta de las Granadas, hasta el Cementerio de San José, cuenta con tres plazas en dos de ellas se ubican la Fuente del Tomate, la Fuente del Pimiento, y el monumento homenaje a Ángel Ganivet.
Existió una tercera fuente la Triangular hoy en día desaparecida.
El paseo es muy agradable, con bancos y farolas a ambos lados y una frondosa vegetación. A mano izquierda conforme subimos encontramos el famoso Arco de las Orejas, ubicado originalmente en la Plaza Bib-rambla que fue demolido y reconstruido en este lugar por Leopoldo Torres Balbas.

Arco de las Orejas o Puerta de Bib-Rambla.

El paseo de la Derecha sube desde la puerta de las Granadas y nos comunica con las Torres Bermejas, al principio hay una placa homenaje al fundador de la Alhambra Al-Ahmar. Este ramal sigue hasta el Carmen de los Mártires y el auditorio Manuel de Falla. Decir que hasta donde recuerda mi memoria, este camino siempre fue el más abandonado, sin apenas iluminación, y el que apenas se solía usar, pues hasta su leyenda negra tenía,  hasta que hace ya algunos años sufrió una fuerte reforma y se acondicionó. 

Placa en homenaje a Al-Ahmar.


El paseo de la Izquierda, tiene a su comienzo una fuente de piedra de Sierra Elvira reconstruida en 1838 y una cruz de piedra, levantada en 1599 por el artillero de la Alhambra Leandro de Palencia, y nos conduce hasta el Pilar de Carlos V y la Puerta de la Justicia.
En el año 2009 el Patronato de la Alhambra inauguró una estatua en Bronce homenaje a Washington Irving del autor Julio López Hernández.

Pilar de Sierra Elvira.

Cruz

Monumento a Washington Irving.

Pilar de Carlos V.



FUENTE HOMENAJE A ANGEL GANIVET


La fuente homenaje a Ángel Ganivet creada por el escultor almeriense Juan Cristóbal Quesada, representa a un atleta sujetando con fuerza a un Macho cabrío, la cabeza del atleta representa al amigo del escultor Manuel Ángeles Ortiz, fue inaugurada el 3 de Octubre de 1921. Al parecer hubo mucha polémica en el pasado para buscarle una ubicación a esta fuente, hasta que se eligió su actual ubicación junto a la Fuente del Tomate en los bosques de la Alhambra. El día de la inauguración grandes personajes de la época acudieron al evento Natalio Rivas, Gallego Burín, Melchor Almagro y hasta las sobrinas de Ángel Ganivet entre otros tal y como podemos leer en la crónica del diario Defensor de Granada de fecha 4 de Octubre de 1921. 
En la web del escultor www.juancristobalescultor.es podemos encontrar una foto de este día. 

Busto de Angel Ganivet.

Detalle del atleta sujetando al macho cabrío.

Vista  del monumento.


Junto al Monumento podemos encontrar una Cruz larga y fina que sobrevive el paso de los años y que se sustenta sobre una columna con capitel nazarí del año 1641 mandada levantar por el Marqués de Mondéjar. 

Cruz sobre columna con capitel nazarí año de 1641.


FUENTES DEL TOMATE y DEL PIMIENTO

Es difícil encontrar documentación acerca del origen de estas dos fuentes, tan sólo en la obra “Guía desaparecida de Granada”, de Juan Manuel Barrios Rozúa se menciona al hablar del convento de Carmelitas Descalzos, situado donde está actualmente el Carmen de los Mártires lo siguiente:

...Con anterioridad hubo en aquel espacio una curiosa fuente llamada del Tomate y una cruz sobre una columna con capitel árabe, todo lo cual debió desaparecer al reformar los propios frailes el paseo.”

Fuente del Tomate.



Podría ser esta fuente a la que se hace referencia la actual, o puede que nó, pues tal y como he leído en varios sitios y corroborado por mí mismo, ni la guía de Gallego Burín ni la de Manuel Gómez, mencionan dichas fuentes, por lo que podrían tratarse de elementos más modernos.  

Respecto a la Fuente del Pimiento, situada casi al final del paseo y junto al cerrado Hotel Washington Irving, poco o casi nada hay escrito, aunque inequívocamente por su similitud con la del Tomate es como si ambas hubieran corrido la misma suerte y procedieran del mismo lugar. 



Fuente del Pimiento



A continuación os dejo una vista aérea de la zona, dentro del recuadro negro está la zona de la que hemos hablado, se aprecia claramente el paseo central o cuesta de Gomérez y el derecho o paseo de los Mártires, sin embargo el paseo de la izquierda queda cubierto por la frondosa vegetación. 

Vista aérea.

DATOS DE INTERÉS:

PRECIO: Gratis, paraje natural.
HORARIO: No está sujeto a ningún horario. Paraje Natural.
VISITA PARA EL GRANADINO. Personalmente y si fuera de Granada iría a este lugar una tarde de Primavera o de Otoño, a dar un rico paseo, subiría desde Plaza Nueva, para luego dejarme caer al Campo del Príncipe y tomarme allí algo en cualquiera de sus terrazas.
VISITA PARA EL TURISTA. Como siempre todo depende del número de días que estemos en la ciudad. Pero lo mejor es realizar esta visita cuando vayamos a la visita de la Alhambra o cuando volvamos de ella y siempre que vayamos a pie y nos dirijamos hacia el centro de la ciudad. Si hemos venido en coche, tendríamos que bajar para luego volver a subir.
COMO LLEGAR: Para llegar a estos lugares se pueden hacer de varias maneras:

En Coche en este caso, la única o casi única opción es aparcar en el Parking de la Alhambra debiendo acceder a él, por la autovía de Granada a través de su Ronda Sur. Aunque se puede llegar también desde el centro a través del Realejo esta ruta sólo es aconsejable para los que conozcan bien el terreno. 

En Autobús, la línea que hace este trayecto es la C3 con salida desde la Plaza de Isabel la Católica, justo donde está el monumento de Colón. 

Por último a pie, a mi juicio la mejor manera y la mejor ruta la que parte desde Plaza Nueva, subiendo la cuesta Gomérez y atravesando la Puerta de las Granadas para desembocar en estas maravillosas alamedas y paseos, lo mejor es casi subir por el carril de la Izquierda para adentrarnos en la Alhambra y luego al regreso bajar por el del centro con la parada en la plaza donde se halla la fuente del Tomate. Igualmente se puede acceder desde el Realejo, pero hay que ser un buen conocedor del terreno.