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miércoles, 4 de junio de 2025

Personajes granadinos. Ana María Caro de Mallén de Torres.

 

Recreación de escritora del siglo XVIII. 
Imagen creada por IA. Microsoft Copilot

Al César lo que es del César y es que en el último número de la revista Alhóndiga de Mayo-Junio del 2025, descubrí la existencia de esta ilustre granadina en un maravilloso artículo de Juana Escabias. Normalmente cuando veo algo que me gusta, pero con publicación reciente, suelo esperar un tiempo antes de ponerme a investigar y escribir, pero la experiencia me dice, que al final lo voy dejando y no llega nunca ese momento, así que desde este humilde blog, también le rendimos un pequeño homenaje a esta granadina tan desconocida.


Ana María Caro de Mallén de Torres, fue bautizada en Granada el seis de Octubre de 1601 en la Iglesia del Sagrario por Gabriel Caro de Mallén y Ana María de Torres, no eran sus padres biológicos sino adoptivos. En esta partida de bautismo salen a relucir dos datos curiosos, en primer lugar que era “esclava” y también que era “adulta”. Todo indica que tenía nueve años cuando fue bautizada y que probablemente naciera en 1590. Su padre era Gabriel Caro de Mallén, procurador de la Real Chancillería de Granada y la familia de su madre pertenecía a los XXIV de la ciudad, lo que hoy en día serían concejales del Ayuntamiento. Por lo tanto es de deducir que Ana María Caro proviniera de una familia morisca, implicada en las revueltas del XVI y que por eso ostentaba la condición de esclava hasta que es adoptada.

Valor, Agravio y Mujer. 



Este matrimonio tuvo otro hijo de nombre Juan de Caro de Mallén de Torres, posteriormente la madre falleció en 1606 y el padre contrajo nuevas nupcias con Adolfa de Loyola, naciendo un segundo hermano de Ana María de nombre Juan de Caro de Mallén de Loyola y que fue fraile.

Pila Bautismal Iglesia del Sagrario. 


En el año 1625 la familia se traslada a Sevilla, de aquí la confusión histórica entre ambas ciudades por saber dónde nació. Es en esta ciudad dónde Ana empieza su carrera literaria y dónde residió el resto de sus días.


Desde 1628 ya se tiene constancia de su obra literaria, escribió poemas extensos sobre fiestas y celebraciones como “Romance por la victoria de Tetuán” (1633), en Madrid en 1637 escribió “Contexto de las reales fiestas del Buen Retiro”. En Sevilla se movía en círculos cercanos a la nobleza, entablando amistad con el Conde-Duque de Olivares.

"El Conde Partinuplés"



Ana María se convirtió en una de las grandes dramaturgas del siglo XVII, escribió junto a personajes de la talla de Calderón de la Barca, Mira de Amescua, Juan Luis de Alarcón y otros ilustres personajes, llegó a ser amiga de Luis Góngora, recibió numerosas felicitaciones en vida por su obra, formó parte de academias y círculos literarios llegando incluso a cobrar por algunas de sus obras, convirtiéndose en escritora profesional, sin embargo su obra y vida por algún motivo quizás relacionado con su condición de mujer quedó en el olvido.


Sus obras de teatro son excepcionales, pues muestran el punto de vista de una mujer en pleno siglo XVII, en una sociedad jerarquizada que institucionaliza la violencia como modo de vida y en el que las mujeres ocupan un segundo orden en el estatus social. En sus obras se aprecia el férreo control al que están sometidas las mujeres y las argucias y estrategias que tienen que usar para sortearlo. En su obra Valor, agravio y mujer se intuye claramente como Ana María era muy consciente del mundo y época que le tocó vivir.


De su obra se conservan parte de su poesía con cuatro referencias, tres escritas en Sevilla y una Madrid, por otra parte de su obra dramaturga se conservan dos comedias “El Conde Partinuplés” y “Valor, agravio y mujer” , escribió también una Loa Sacramental y al parecer varios sacramentos para las fiestas del Corpus en Sevilla entre los años 1641 y 1645.


Ana María Caro de Mallén falleció en Sevilla el 6 de Noviembre de 1646 a la edad de 56 años por causa de la peste. Su entierro fue de los más costosos de la época, según consta en la Iglesia de Santa Magdalena en Sevilla, quizás es por ello que su obra y libros fueran quemados, por miedo a contagiarse de la enfermedad


Edición de Cátedra
Teatro Completo
Ana Caro de Mallén



BIBLIOGRAFIA

Escabías, Juana. Ana Caro de Mallén, la dramaturga más importante del siglo de Oro nació en Granada. Revista Alhóndiga Mayo-Junio 2025.

Antolín Guerrero, María Sol. Ana Caro de Mallén Dramaturga del siglo XVII. https://eldiariofeminista.info/2023/05/13/ana-caro-de-mallen-dramaturga-del-siglo-xvii/




viernes, 19 de enero de 2018

Ocurrió en Granada. Hazaña de Hernán Pérez del Pulgar. Diciembre de 1490

Hernán Pérez del Pulgar. 


Hubo un tiempo donde la literatura exaltaba la grandeza de las grandes conquistas en tiempos de musulmanes, muchos eran los libros que hablaban de las guerras entre cristianos y musulmanes, de sultanes y reyes, de bellas princesas, esclavos, y feroces guerreros.

Una de las historias más heroicas que ha llegado hasta nuestros días es la realizada por Hernando Pérez del Pulgar en el mes de Diciembre del año 1490 y que le supuso la concesión de más tierras y un derecho no alcanzado por muchos, el ser enterrado en la futura Catedral de Granada.

Escudo de armas. 


Pero empecemos por el principio...

En el año 1490 estando Pérez del Pulgar en Alhama, al despuntar el sol, decidió llamar a sus más allegados, sus compañeros de batallas, Francisco de Bedmar, su cuñado, Pedro del Pulgar, aquel moro que le había prometido fidelidad, Gerónimo de Aguilera, Tristán de Montemayor, Ramiro de Guzmán, Luis de Quero, Diego de Baena, Diego de Jaén, Alvaro de Peñalver, Diego Jiménez, Montesinos de Avila, Cristóbal de Castro, Alfón de Almería, Luis de Quero y Rodrigo Velázquez. quince caballeros que se juntaron a la llamada de nuestro protagonista.
Los campos cubiertos de nieve y la guerra en espera de la llegada del deshielo y de que los caminos se hicieran transitables.
Todos reunidos Hernando les dijo a esos valerosos caballeros “bien sé vuestra lealtad y vuestro esfuerzo de que me habéis dado tantas pruebas; y la mayor que en esta vida puedo daros de lo mucho que han labrado en mi corazón, es el haberos preferido para confiaros mi intento. Mañana voy a entrar en Granada...” tras el alborozo inicial siguió contando que no quisiera topar con enemigos antes de lograr su objetivo y morir a manos de ellos, así que lo pidió no como pago ni como orden sino como favor.
Francisco de Bedmar rompió el silencio que había y dijo..”Tu voluntad es nuestra ley, Hernando; y no nos vieras cual nos ves ahora si nos demandaras la vida...pero mal cumpliríamos con lo que a tí debemos, a tí que por tantos años no nos has tratado como caudillo, sino como amoroso padre, si al mirarte correr á una perdición cierta...”.
Hernando empezó a apercibirlos de como ir a tal extrema misión, vestidos con buenos soforros, jacerina debajo, buen acero de Toledo y el que no lo tuviera que acudiera a él, y hojas de Fez, así como capellares para pasar por delante de los moros sin ser vistos y además las noches son largas y frías.

A la tarde y desde la puertas de Alhama partió la comitiva rumbo a Granada, el camino fue duro y tortuoso, descabalgando muy a menudo para sacudir los miembros entumecidos del frío. A las puertas de la Vega de Granada hicieron alto y esperaron nuevamente a que cayera la noche para seguir con su itinerario y llegar a la ciudad sin ser vistos.

Antes a la salida de Alhama un vecino los reconoció al salir y dijo ¿Con Pulgar is? La cabeza lleváis pegada con alfileres.

En este descanso aprovechó Hernando para coger hojas secas, retamas y espartos, para hacer unos hachos de incendiar con el objetivo de prender fuego a la ciudad de Granada. Para ello llevaba en su equipaje un hacha de cera, alquitrán y cuerda.

Al caer la noche, tomaron el camino a Granada, que bien conocían de haber guerreado durante tantos años, a medianoche llegaron casi a las puertas de la ciudad, concretamente en un paraje donde se encuentra una Mezquita, hoy conocemos ese lugar como Ermita de San Sebastián en el paseo del Violón.

Ermita de San Sebastián. Morabito de Musulmanes. 


Desde ahí tomaron el curso del río Genil hasta el puente, donde entonces debían tomar el río Dauro, y debían de pasar con mucho sigilo por el castillo de Bib-Taubín fortaleza bien vigilada y con guarnición que podía dar la voz de alarma si eran descubiertos. Ciertamente la noche era muy oscura y el ruido del agua, amortiguaba el ruido, pues el río bajaba con gran caudal.


Llegado el momento todos querían acompañar a Pulgar sin escuchar ruegos, ni razones ni amenazas, no teniendo más remedio que acceder Pulgar, pero dejó a gran parte de los caballeros a orillas del río resguardando la retirada y tan solo unos pocos dejó que les acompañaran. Pedro que conocía la ciudad fue uno de los elegidos así como Bedmar y otros cuatro que eligió al azar.

Poco a poco fueron ascendiendo el río, pasaron por la ribera de las tenerías y gran fue la alegría del Pulgar al contemplar que todos habían llegado hasta llegar al último de los puentes, uno situado junto a una Alhondiga un lugar conocido por todos como Corral del Carbón.

Puerta del Corral del Carbón. 


Treparon hasta la calle, y llegaron a una pequeña plaza, tras salir de un laberinto de callejuelas, el lugar estaba desierto y oscuro. Allí y a escasos metros estaba la Gran Mezquita y su puerta principal.

Llegados a la puerta sacó Hernando del Pulgar un gran pergamino que traía bajo sus ropas, vieron todos que el pergamino sobre un fondo dorado estaba escrito AVE MARIA, con letras azules, y debajo otras que decían “Sed vosotros testigos de cómo tomo posesión de esta Mezquita, en nombre de los Reyes de Castilla, consagrándola desde ahora a la Virgen del cielo, que nos ha servido de guía”. Y puesto en pie clavó su cuchillo en la puerta dejando colgado el pergamino.

Hernán Pérez del Pulgar. AVE MARIA. Fuente revista La Soga. 


Se acercó a otra puerta que pertenecía a la Alcaicería, el mercado de mercancías y sedas y colocó el hacha encendida, pidiendo a sus amigos que acercaran las retamas y hojas secas recogidas al efecto, diciéndole a sus amigos que esa noche tenía que arder Granada. Sin embargo al pedirle a Tristán de Montemayor la cuerda encendida, ésta había quedado en la puerta de la Mezquita, lo cual provocó el enojo de Hernando del Pulgar, pues su hazaña había sido arrebatada por un descuido.

Diego de Baena, se apresuró a volver a recoger la cuerda, corriendo hacia la Mezquita junto con otros dos compañeros, pero al volver quiso la providencia que en un visto y no visto chocaran de bruces con moros que habían acudido al lugar alarmados por el ruido, rápidamente el rechinar de las espadas y el vocerío levantó a toda la ciudad y una nube de musulmanes cayó sobre ellos.

Aprovechando la oscuridad y confusión del momento lograron volver al cauce del río, y retroceder hasta donde esperaban el resto de compañeros, hasta que llegó Hernando de Pulgar que se había quedando el último guardando la retaguardia.


Ya no había que guardar formas ni sigilo, así que raudos y veloces salieron de la ciudad, mientras a su espaldas se escuchaba un gran estruendo de gritos y voces de torre en torre y de atalaya en atalaya. Sin embargo poco podían imaginar los musulmanes que todo esto se trataba de una pequeña incursión de un pequeño grupo de valientes.

Ya al amanecer llegaron nuestros valientes a la villa de Alhendin que pocos meses antes había sido reconquistada para los cristianos. Al día siguiente emprendieron regreso a Alhama, donde pronto llegó el rumor y la hazaña realizada. Todos fueron recompensados con haciendas y tierras por la empresa ejecutada. Y a Hernando del Pulgar además de tierras y haciendas le ofrecieron una merced jamás ofrecida a ningún otro caudillo y no fue otra que en la Catedral que se labrara sobre la Mezquita, tendría el privilegio de “asiento y honrada sepultura”.

Capilla de Pérez del Pulgar en el Sagrario de Granada. 

Interior de la Capilla. 


Así ocurrió quedando la dicha capilla en el lugar más privilegiado de Granada, entre tres grandes templos, la Catedral de Granada, la Iglesia del Sagrario, por la cual se accede a la Capilla y la Capilla Real, tumba de los Reyes Católicos, de esto salió un famoso proverbio, “se quedó como Pulgar, ni dentro ni fuera”.

Recreación de la Mezquita de Granada, sobre la Granada actual. Fuente elpoderdelaalhambra.com


Para la realización de esta entrada se han usado principalmente dos obras:

Hernán Pérez del Pulgar el de las hazañas bosquejo histórico. Francisco Martínez de la Rosa 1834
Ave María. D. Luis de Montes. Tradiciones Granadinas Reedición de la de 1857.