Este blog pretende dar a conocer aquellos lugares y rincones de Granada algo menos conocidos por el viajero y por los habitantes de esta bella ciudad, pero que tienen un encanto especial, no quita que no se hable de los lugares más famosos de la ciudad, así como de costumbres y personajes. Patrimonio y cultura, monumentos y parajes naturales de Granada y su provincia. Todo ello con mucho encanto.
Nos desplazamos a la localidad granadina de Algarinejo, para hacer una ruta muy fácil y apta para toda la familia, además ahora que empieza a pegar un poco el calor también nos va a permitir refrescarnos en el río.
Inicio de ruta
La zona ha sido ocupada desde tiempos remotos, destacando la presencia romana y musulmana, aunque es la construcción de molinos que aprovechan los recursos hídricos, la que al final le ha dado nombre a la ruta. "La de los Molinos".
Cartel.
Acequia
Una vez que llegamos a Algarinejo debemos buscar en la parte baja del pueblo, la intersección entre las calles La Molina y Dr. Fernández Arellano, ahí mismo veremos el cartel indicativo de ruta, y unas flechas que nos indican la dirección a tomar. El arroyo Navavieja y el de la Madroña son los que vamos a remontar por un recorrido que apenas llega a los 2 km y que no ofrece ninguna dificultad.
Bajada al río.
Bajada.
Al comenzar y siguiendo las indicaciones bajamos hacia el arroyo, primero por una rampa y luego por unos escalones, es en esta bajada cuando vemos los famosos Molinos de Algarinejo y vemos la fuerza del agua de la acequia. Concretamente estamos ante el Chiringuito el Molino y los Molinos del Arrabal, las escaleras siguen bajando hasta el mismo curso del arroyo dónde podemos ver y seguir de forma fácil un pequeño sendero, muy marcado y llano.
Molinos
Mesas y sillas.
Según la época del año en la que hagamos este recorrido encontramos un paisaje u otro, en las fotos que acompañan a este reportaje, se ha hecho en Primavera de ahí la gran frondosidad, el verdor, el color de las flores, aunque el agua empieza a menguar, es posible encontrarse esto en Verano completamente seco, y sin embargo tras épocas de lluvias, puede ser espectacular pero sin ganas ni temperatura para darse un baño, así que es cuestión de elegir el momento adecuado.
Primavera.
Al poco rato de andar, llegamos al primer puente colgante, es corto y robusto, es decir apenas oscila, y ni siquiera las personas que tienen vértigo van con reparo, pues se ve a simple vista su firmeza.
Puente colgante
Al poco rato llegamos al siguiente punto de interés, "Las Calderas", es el lugar dónde tradicionalmente las gentes de Algarinejo venían a darse un baño, obviamente todo relacionado con el caudal de agua que en los últimos años ha mermado, no sólo por la sequía sino por la gran cantidad que se capta para el riego de labores agrícolas. Es zona también se usó como Lavadero, y la gran piedra que hay se la conoce como "Piedra del sol", pues allí se tumbaban los jóvenes para tomar el sol.
Calderas.
Seguimos camino y cruzamos una pequeña pasarela, está igualmente bien anclada, es fuerte y de recorrido muy pequeño, por lo que no ofrece ninguna dificultad para atravesarla y llegar hasta las ruinas de la central hidroeléctrica.
Pasarela
Antiguamente la electricidad se obtenía de los saltos de agua que había en los ríos, en los que se construían las centrales eléctricas, es raro no ver un pueblo que todavía conserve las ruinas de su antigua central, o que incluso esta se haya transformado con nueva maquinaria y tecnología.
Ruinas central
Subimos un buen tramo de escaleras y llegamos a la primera cascada y a otra zona de baño, aquí es habitual que la juventud hoy en día llegue a este punto y se deje caer por el cauce del río hasta las Calderas. Estamos en la cascada de las Llanadas.
Escalones
Poza
Cascada
Arriba la presa para la central y el túnel que desviaba el agua que llegaba un poco más arriba de las ruinas que hemos visto, se almacenaba en una balsa y caía con fuerza para mover las turbinas y generar electricidad, en el siglo XX, unas fuertes tormentas la destrozaron.
Cartelería en el recorrido.
Seguimos remontando y en el cruce de arroyos cogemos dirección hacia la izquierda y remontamos el carril, hasta que vemos la señal que nos indica que sigue el recorrido y ruta de los Molinos, así hasta llegar a la Fuente de la Teja, uno de los más de cien nacimientos de agua que hay en Algarinejo, de hecho en esta misma zona hay otras fuentes, pero en algunos casos, son difíciles de encontrar entre la maleza, o bien nace y casi que se precipitan directamente al río, o bien están secas por no ser época de lluvias.
Fuente de la Teja.
La ruta está casi llegando a su final, cuando estamos ya en el Manantial del Molinillo, de aquí y subiendo unos pocos metros podemos ver otra cascada, bien desde el carril, o bien penetrando en el lecho del río. En esta zona encontramos los restos de una cantera debidamente señalizados. Y por supuesto los restos de una especie de torre que es una estructura del antiguo Molino aquí ubicado.
Manantial Molinillo
Cantera
Retomamos sobre nuestros pasos, y en la intersección de los riachuelos remontamos el segundo, hasta una pequeña cascada y poza a la que se llega por un sendero bien marcado.
Ahora no queda más que regresar sobre nuestros pasos. Comentar que desde el manantial del Molinillo se llega a la carretera, aunque ya en provincia de Córdoba, por si hubiera algún percance, siempre puede esperar uno en el cortijo mientras que otra persona va a por el coche a Algarinejo.
Cortijo y Carretera
La distancia recorrida entre ida y vuelta apenas llega a los 4 kilómetros, por eso es muy fácil y el desnivel es pequeño.
Aquí os dejamos un pequeño vídeo de la ruta y más abajo un enlace con el recorrido realizado.
Las lluvias tan
necesarias y anheladas en estos tiempos de sequía, a veces, y cuando
caen de forma abrupta y torrencial causan auténticas desgracias. En
la entrada de hoy vamos a recordar lo ocurrido en Fuentes de Cesna el 4 de Febrero del año 1940. Fuentes de Cesna es un anejo de
Algarinejo, situado por encima del pantano de Iznájar y muy cercano
a los límites provinciales con Córdoba. El pueblo contaba con cinco
barrios , Barrio Alto, Cuevas Altas, Cuevas Bajas, La Trocha y la
Asomailla, y toda la vida giraba en torno a las tres fuentes que
tenía, la del Caño, la de Enmedio y la de la Plaza, contaba con
Iglesia y un colegio para niños y otro para niñas.
Vistas de Fuentes de Cesna bajo el Tajo que colapsó.
En la tarde de ese día
sobre las 20:20 horas y como consecuencia de las torrenciales lluvias
que habían caído durante las últimas semanas, gran parte del tajo
que se encuentra justo encima del pueblo no pudo aguantar y se
precipitó sobre todas las viviendas con un alud de tierra que tenia
600 metros de longitud y 500 metros de extensión con una altura
aproximada de tres metros. El resultado fue catastrófico con 19
víctimas mortales, tres de ellas aún sin aparecer, varios heridos
graves y con una quinta parte del pueblo destruida.
Ruinas de las antiguas casas del pueblo
Ruinas.
Era la hora de la cena,
la noche a esas horas ya había caído sobre Fuentes de Cesna, de
repente se escuchó como una gran explosión, un gran estruendo, es
lo que relataba Juan Morales Gámez de 69 años de edad que quedó
suspendido en un precipicio, su casa quedó casi intacta y por eso se
le conoció como “Casa Milagro”.
Aún se ven grandes bloques de piedra en el terreno
Restos de antiguas vajillas. Cerámica granadina
Otra de las historias nos
lleva al nacimiento de un niño justo en el preciso instante en el
que el Tajo de las Cuevas se desmoronaba, hijo de Juan López y
Carmen Sánchez, la casa en la que se estaba produciendo el parto
quedó partida en dos, paradójicamente la partera que había salido
poco antes de su casa, salvó su vida precisamente por este hecho,
aunque su marido y sus tres hijos fueron algunos de los fallecidos.
En la prensa de la época podemos ver al padre del niño con él en
brazos en una foto de Torres Molina.
Recorte de prensa de la época
María Marchal relata
como salió despedida sufriendo un fuerte golpe en la cabeza que
necesitó de 25 puntos y como se le rompieron las dos piernas, ella
es una de las supervivientes junto a sus padres Serafín y Amparo y
a otra niña de nombre Amalia y que perdió a toda su familia.
También nos cuenta que aún a fecha de hoy hay cuerpos que nunca
aparecieron en su día, principalmente por el miedo a mover las
grandes piedras que quedaron en el camino y la carencia de medios
para ello. Es el caso de un matrimonio compuesto por José Espinar
Gámez y Ángeles Hinojosa Fernández, así como su Hija Antonia
Espinar Hinojosa.
Ruinas
Ruinas
Pero la tragedia no
terminó con el fin del alud de tierra, estamos en el año 1940 y en
el mundo rural, no había teléfono ni telégrafo para dar aviso a
las autoridades, así que el rescate empieza en primer lugar por los
propios vecinos, con una fuerte lluvia cayendo y sin apena más luz
que la de los pobres quinqués. De madrugada y desde Algarinejo
llegaron la Guardia Civil, el alcalde dos médicos y un practicante.
Posteriormente ya llegaron equipos de rescate, bomberos, y hasta un
técnico del Ayuntamiento de Granada, por último la prensa hizo acto
de aparición y la noticia voló por los rotativos de toda España.
Franco prometió un nuevo pueblo, sin embargo la promesa no se hizo
efectiva hasta los años sesenta. Más de 500 personas con picos y
palas se afanaron en el desescombro de los restos del pueblo en
búsqueda de posibles supervivientes.
Casa en Ruinas
En el año 1963 la
desgracia volvió a golpear a las pocas viviendas que aún quedaban
en pie, con nuevas lluvias y desprendimientos, fue la clave para la
construcción del nuevo y prometido pueblo.
Posibles restos de Iglesia.
Hoy en día un nuevo
núcleo poblacional se ha levantado por encima de la vieja Fuente de
Cesnas a dos kilómetros de distancia, con doscientas viviendas y una
Iglesia, un pueblo carente de encanto y de identidad. En Mayo del año
2014 y 74 años después de aquella desgracia, la Junta de Andalucía
procedió a la venta de esas 200 casas a los dueños que durante
todos esos años habían estando habitando dichas viviendas en
régimen de alquiler, los precios para los más antiguos fueron des
1367 euros por vivienda, precio que prácticamente todos los vecinos
pagaron.
Las tres fuentes del pueblo.
Todavía se puede ver y
pasear por las ruinas de esas casas, a lo largo de unos pequeños
recorridos que el Ayuntamiento ha señalizado, junto a grandes rocas,
encontramos casas abandonadas, muros caídos, higueras que han nacido
en los lugares más insólitos, y en especial en esa ruta encontramos
tres fuentes, la del Caño, la de la Plaza y la de Enmedio, fuentes
que dieron nombre a un viejo pueblo que hoy no existe.
Carteles y señalizaciones
Las víctimas de aquella
desgracia fueron según la prensa de la época:
José Espinar Gámez de
60 años, su mujer Ángeles Hinojosa Fernández de 60 años y si hija
Antonia Espinar Hinojosa de 25 años, Antonio Ortega Aguilera de 40
años y sus hijos Isabel, Isidro y Rogelia, Francisco Ayala Fernández
de 40 años, su mujer Dulcenombre Campillo García de 35 años y sus
hijos José y María, Antonio Granados Padilla de 42 años, Francisca
Marchal García de 23 años, y los hermanos de esta última, Isidro,
María y Juan, Isidra Conde Aguilera de 70 años, Brígida García
Conde de 50 años.
Casa en ruinas
Alguna casa en pie y arreglada emerge entre las ruinas.