Hoy vamos a hacer una
corta pero empinada subida, a uno de los lugares con las vistas más
maravillosas del Valle de Lecrín, la Ermita del Cristo del Zapato.
Está situada sobre el cerro de Chinchirina y se construyó a
mediados del siglo XIX. Cuenta la leyenda que un pastor estando por
estos parajes encontró un cuadro del Cristo del Zapato acompañado
de San Roque y San Sebastián, lo llevó a la iglesia del pueblo
alto, pero al día siguiente el cuadro nuevamente apareció en lo
alto del cerro y así hasta tres veces. Esto se interpretó por las
gentes del pueblo como un deseo de que se construyera en ese lugar
una ermita y así se hizo.
Posteriormente la ermita
se amplió en el año 1920 y se tuvo que reformar en el año 2009
tras la caída de un rayo que ocasionó grandes daños, aunque no
afectó al cuadro.
En el mes de Mayo el
cuadro se baja al pueblo concretamente a finales de Abril el día 28
y se guarda una noche en la Iglesia del pueblo alto, el 2 de Mayo se
traslado a la Iglesia del pueblo bajo, para luego el día 3 de Mayo
hacer una romería hasta la ermita a la que acude todo el pueblo. La
subida a la ermita es empinada, aunque por un amplio y cómodo
sendero, tardándose aproximadamente 45 minutos en la subida.
La ermita hoy reformada
tiene acceso mediante escaleras de cemento en su tramo final,
protegidas por una baranda de hierro. La puerta a la ermita suele
estar abierta, con la clara advertencia de que por favor se cierre la
puerta una vez se haya salido. En su interior además del cuadro del
Cristo del Zapato, tenemos varias imágenes de vírgenes, como la de Lourdes o Fátima, así como una serie de cuadros colgados a lo largo
de todas sus paredes, entre ellos podemos destacar uno del cristo de
Moclín, una Virgen de las Angustias o un Cristo de la Cañilla. Por
supuesto hay un pequeño altar con velas y toda una serie de
elementos cristianos. Algunas personas dejan recuerdos como las
chapas de los boy scouts que suelen hacer sus campamentos en el
cercano centro denominado “Valle Scout”.
La historia del Cristo
del Zapato se remonta al 9 de Octubre de 1791, a devoción de D. José
Nicolás Orbe que era vicario hijo del pueblo. En el cuadro Cristo no
está muerto, sino en paz y armonía, mira al mundo con misericordia
y no tiene una corona de espinas sino de rey, y lleva estola lo que
significa que es el sumo sacerdote.
Respecto a la historia
del Santo Cristo, tiene una sólida y antigua tradición en Italia.
Nicodemo amigo de José de Arimate quiso reproducir en una madera el
cuerpo de Cristo tal y como él lo había visto en el monte del
Calvario. No era escultor pero recordaba perfectamente la imagen, usó
madera de encina para la cruz y de cedro de líbano para el cuerpo.
Sin embargo el rostro no era capaz de reproducirlo, tras caer dormido
por el cansancio al despertar se encontró que la obra estaba
perfectamente terminada y con el rostro de Cristo tal y como él lo
recordaba.
A su muerte la obra fue
escondida y pasando de manos en manos así hasta que pasaron 600
años. Un ángel le reveló al obispo Guadalfredo la ubicación de la
obra y fue puesta en una barca que llego a la población de Luni
(Italia). Los habitantes de Luni intentaron llegar a la barca pero
siempre sin éxito. El obispo de Luca (Italia) tuvo la anunciación
de un angel de la llegada de la barca, fue a Luni y consiguió
acercarse a la barca y traerse al Santo Cristo. Hubo discusión entre
los habitantes de Luni y Lucas, finalmente la obra se colocó sobre
unos bueyes que tomaron camino de Lucas, siendo este el lugar al que
se llevaría la escultura. Se llevó a la Iglesia de San Frediano,
pero al día siguiente milagrosamente la obra estaba en la Iglesia de
San Martín, dónde se empezó a construir una nueva Iglesia.
Fue venerado durante
muchos siglos con peregrinaciones desde toda Europa. Cuenta la
Leyenda, que sus devotos decidieron hacerle unos zapatos de oro. Un
día en la Eucaristía oyó una pobre viuda lamentándose de sus
problemas económicos, el Cristo se descalzó y colocó un zapato
sobre el Cáliz, todos intentaron coger el zapato sin éxito alguno,
tan sólo la viuda fue capaz de coger y sostener el zapato en sus
manos, fue interpretado como una señal para socorrer a esa mujer y
así se hizo. Desde entonces se le conoció como Santo Cristo del
Zapato.
Para llegar a la Ermita
del Cristo del Zapato, nos dirigimos a la localidad de Pinos del
Valle, y una vez en ella, subimos a lo alto del pueblo, a la fuente
del Juncal, junto al lavadero. Ahí ya vemos una serie de
señalizaciones que nos indican el camino a seguir, se parte por una
pista de tierra hasta que llegamos a un sendero que en forma de
zig-zag nos llevará a lo alto del cerro y a la ermita, se hace cómodamente y perfectamente en 45 minutos.
Desde arriba veremos
Sierra Nevada y su pico del Caballo, el pueblo de Lanjarón en la
Alpujarra, la presa de Rules y como no podía ser de otra manera gran
número de pueblos del Valle del Lecrín, como Pinos del Valle,
Restabal, Melegís, Nigüelas, Beznar, el puente de tablate, el
Castillo de Lojuela o las Atalayas de Conchar y Saleres entre otras.
Una excursión y un
paraje que recomiendo a todos.