Este blog pretende dar a conocer aquellos lugares y rincones de Granada algo menos conocidos por el viajero y por los habitantes de esta bella ciudad, pero que tienen un encanto especial, no quita que no se hable de los lugares más famosos de la ciudad, así como de costumbres y personajes. Patrimonio y cultura, monumentos y parajes naturales de Granada y su provincia. Todo ello con mucho encanto.
En esta entrada vamos a
descubrir un par de canteras situadas en el término municipal de La
Peza y de las que se piensa se extrajo toda la piedra para la
construcción del teatro romano de Guadix así como de otras
construcciones romanas de Acci.
Sillares en el Teatro romano de Guadix
Recientemente una serie
de estudios han analizado la composición de los diferentes sillares
y piezas de piedra que forman parte de la construcción del teatro
romano y a través de su composición se ha intentado localizar de
forma exacta de dónde y cómo fueron extraídas así como el camino
y forma de transporte desde esas canteras hasta la ciudad.
Gradas del teatro y parte de la Orchestra.
Primeramente vamos a
hablar de los dos grandes tipos de piedras a grandes rasgos que
encontramos en el teatro romano de Guadix, por un lado los sillares,
grandes piezas con formas cuadrangulares y caras planas y por otro
lado piedras que han sido usadas con fines decorativos, capiteles,
frisos...etc.
Piedras decorativas
En la zona de la
orchestra es dónde más piezas del primer tipo se han encontrado,
los sillares, con unas medidas medias que oscilan sobre los 110,3 x
60,9 x 43,1 cm y que alcanzan un peso de unos 600 kg aproximadamente
por pieza. Este tipo de piedra es anaranjada en húmedo, y parda
amarillenta en seco, es blanda y tiene gran cantidad de fósiles de
animales como conchas, algas o corales. Son calciduritas bioclástica.
Detalle de fósiles
El segundo tipo de piedra
localizada es el concerniente a frisos, basas o capiteles entre
otros, predominando los conglomerados rudíticos.
Detalle de Capitel.
Otros elementos que
podemos encontrar son Los Marmora, pequeñas piezas de piedra pulida
y por supuesto una serie de muros y estructuras realizadas con
mortero de cal.
Vista parcial del Teatro romano y sus elementos de construcción.
Ante esta división y en
aras de encontrar las canteras de las que se obtuvo dichas piedras,
teniendo en cuenta el peso de los sillares estimado en unos 600 kilos
se da por hecho que debía de ser transportada desde algún lugar no
muy lejano al de la construcción del teatro. A partir de estos
datos, se estudió tanto las canteras conocidas en la comarca y
alrededores de Guadix, así como la composición y material que se
podía extraer de ellas.
Las canteras que han
podido servir en su día de base para la extracción de materiales
son la de Bácor, situada justo a la salida del aliviadero del
pantano del Negratín, la de La Almida situada a 17 km de Guadix y en
la que ya consta la extracción de piedra para la Construcción de
monumentos como la Catedral; La del Mirador de la Peza, que igualmente
e históricamente fue usada para tal finalidad de construcción de la
Catedral o Iglesia de Santiago entre otras; y por último la de
Lopera situada a 10 kilómetros de Guadix.
En esta entrada vamos a
visitar tan sólo las canteras del mirador de La Peza y las de
Lopera, dejando para otra entrada el resto de posibles canteras.
Las primeras de las
Canteras es la del Mirador de La Peza, está situada justo en el
borde Norte del embalse Francisco Abellán, se puede acceder a ellas
en coche, que podemos dejar junto al Mirador del Fardes. Desde ahí
vemos fácilmente a nuestra derecha el farallón rocoso del que se
obtuvo toda la piedra. De este lugar destacamos las numerosas cruces
y grafitos marcados en la roca.
Cantera en el Mirador de la Peza o río Fardes
Cruces
La segunda cantera, la de
Lopera está situada tras la presa del embalse en una zona elevada, y
forman un complejo de cuevas y cavidades realmente espectaculares,
desgraciadamente están ocupadas para tareas ganaderas lo cual hace
difícil su exploración, máxime si nos encontramos con algún tipo
de ganado en su interior. Para llegar a ellas, deberemos dejar el coche en el parking del embalse, remontar un poco la carretera y coger un carril que nos baja hacia la zona de desembalse del embalse, ahí ese carril girará y nos llevará directamente a las canteras que las veremos a lo lejos como corrales de ganado.
Canteras de Lopera
En sus paredes se aprecian los cortes del metal
Y en la siguiente foto podemos ver su ubicación sobre el mapa de Google.
En uno de mis muchos
paseos y senderos que recorro a lo largo del año y concretamente en
el puerto de Blancares que separa las localidades de Tocón de
Quéntar y La Peza vi que había una cruz de considerable tamaño
con una placa en la que había el nombre de varias personas. No sabía
el motivo de esa cruz pero unas pintadas de banderas españolas y una
bandera republicana me llevó al error de pensar que estaba erigida y
propiciada por algún hecho relativo a la Guerra Civil Española. Sin
embargo nada más lejos de la realidad, pues la cruz se levantó
debido a un accidente de aviación que hubo en ese lugar en el año
1952 y en el que fallecieron los cuatro tripulantes del avión que
pertenecían a la base aérea de Armilla. Desde aquí vamos a
intentar contar en breves líneas que sucedió aquél día.
Vista de la Cruz
El 27 de Septiembre de
1952 el avión modelo Savoia SM-79 despega desde la base aérea de
Armilla, con destino a Palma de Mallorca. La tripulación la formaban el capitán don Pedro Luque de Pablo, con el segundo piloto, teniente don Ernesto Bernal Garrido; mecánico, brigada don Francisco Eamoneta, y radiotelegrafista, sargento don Jesús López Ruiz.
Noticia en el ABC edición de Sevilla. 28 de Septiembre de 1952 HEMEROTECA ABC
Al poco tiempo de
iniciado el vuelo y a la altura de La Peza comunicaron que había un
problema mecánico del motor izquierdo decidiendo su regreso
nuevamente a la base aérea de Armilla. Poco después se comunicaba
que el motor central se había también parado, lo que significaba que
el avión estaba condenado a tomar tierra de forma inminente. Por
mucho que intentaron mantener el avión a una altura considerable,
fue en vano y tras chocar con las copas de algunos pinos, el avión
se precipitó a tierra en el lugar conocido como “Cañada del
Vinagre” en la pedanía de Tocón de Quéntar. Sus cuatro
tripulantes fallecieron en el acto y el avión se prendió al tener
los depósitos de combustible llenos.
Placa en honor a los pilotos fallecidos.
La base aérea de Armilla
al no tener contacto con el avión, puso la voz de alarma. Desde
Diezma una pareja de la Guardia Civil, había observado como un avión
que humeaba descendía sobre la zona de “La Gitana”, al rato
observaron una columna de humo. Al avión siniestrado se le conoce
como “Spaviero”, y este accidente fue conocido como el del
“Spaviero de Tocón de Quéntar”.
Imagen de archivo de un avión Savoia.
Desgraciadamente nuestras
Sierras han sido testigos de varios accidentes aeronáuticos, quizás
el más famoso es el del avión americano que se estrelló en Jérez
del Marquesado, pero no ha sido el único, con este pequeño episodio
al menos mostramos el sentido de la cruz de piedra que podéis ver en
el Puerto de Blancares.
Cruz levantada en el puerto de Blancares por motivo del accidente y en honor a las víctimas.
Llegar a la cruz es muy fácil, desde Quéntar os dirigís por la carretera del pantano hacia el Tocón de Quéntar, una vez pasado subís al puerto de Blancares, y al llegar arriba dejáis el coche. Veréis que hay como un sendero con barandas que baja hacia el Tocón, os dirigís al inicio de ese sendero, pues bien a vuestra izquierda se abre una rambla y a unos cien metros está la cruz.
El Savoia SM-79 es un
trimotor italiano, y fue usado como bombardero durante la Segunda
Guerra Mundial.
BIBLIOGRAFÍA:
Abc edición Sevilla 28 de Septiembre de 1952. HEMEROTECA ABC
El alcalde Carbonero en el c añón de encina (recreación)
En el año
1810 las tropas Napoleónicas entraron en Granada y se extendieron rápidamente por toda la Provincia, sin apenas resistencia por parte
de la población local. A continuación vamos a relatar uno de los
episodios más singulares ocurridos en nuestra provincia,
concretamente en la localidad de La Peza y que gracias al escritor
accitano Pedro Antonio de Alarcón, ha llegado hasta nuestros días.
Esta es la historia de “El Alcalde Carbonero”.
Pedro Antonio de Alarcón
1810 y las
tropas francesas ya están bien situadas en la comarca de Guadix, sin
embargo surge un contratiempo, el matadero de Guadix tiene que cerrar
por falta de reses, no hay ovejas, ni cerdos ni vacas, todo ello es
debido a la voracidad con la que las tropas francesas devoran los
alimentos. Urge buscar una solución que no tarda mucho en llegar en
forma de orden. Quedan muchos pueblos en la comarca sin conquistar,
así que las tropas irán hacia ellos y traerán todo el alimento que
encuentren. Hacia Gor, el Zenete, la falda de la Sierra y los cuatro
puntos cardinales salen columnas de soldados en busca de alimento.
Es 15 de
Abril de 1810 y entre todos esos destinos hay uno que destaca por el
carácter indómito de sus habitantes, La Peza, un lugar que ya tuvo
en el pasado un papel muy importante en la rebelión de los moriscos
y cuyas ruinas de su antiguo castillejo corona la villa.
Habitantes de La Peza en la cantina
Las calles y
avenidas de la villa están cortadas por muros de troncos de encina
cortados y otros árboles, el pueblo está lleno de leñadores y
carboneros, pero lo que más llama la atención es un gran cañón
realizado en el tronco de una gran encina, ahuecado a fuego,
reforzado por cuerdas y alambres y en cuyo interior hay gran cantidad
de pólvora, rocas, y trozos de hierro. Además el pueblo bien armado
con no más de doce escopetas, pero un número infinito de piedras de
todos los calibres, hondas para lanzarlas, garrotes, palos, hachas
cuchillos y navajas.
Manuel Atienza. Alcalde carbonero (recreación)
Y por su
puesto el ejército de lapezeños compuesto por unos 200 hombres al
frente del cual se erige D. Manuel Atienza, su Sr. Alcalde, de entre
45 y 50 años de edad, alto y fuerte y carbonero de profesión.
Vestido con alpargatas de piel de toro, tomiza y parella, medias de
lana, calzón corto oscuro, chaqueta de igual color, y chaleco
celeste de raso, todo ello coronado por un inmenso sombrero.
Malas noticias se ciernen sobre la Peza.
El alcalde
manda a Jacinto que era alguacil a por un tambor y perpetrado con la
vara de mando de la alcaldía y con y con una larga espada y una
pistola manda formar a la población, todo es algarabía y gritos
¡¡¡Viva el Sr. Alcalde!!! a lo que Atienza replica :
“- ¡Qué
alcalde y qué cuerno¡, ¡Viva Dios!, ¡Viva laPeza! ¡Viva la
independencia española!
El pueblo preparado
El alcalde dando consignas al pueblo.
Y manda al
pregonero anunciar una proclama en la que insta los lapezeños a
luchar contra los franceses, a defender su tierra y a morir como lo
hicieron los españoles del 2 de Mayo.
Todos se
dirigen a sus puestos, unos a la fortaleza de madera hecha con los
troncos de encina, otros a lo alto del cañón, los hábiles con la
honda a lo alto de la alcazaba morisca, los escopeteros camino de
Guadix y Manuel Atienza dominando todo junto a Jacinto y su tambor.
Todos a la lucha.
El cura
bendice a todos los vecinos y ayuda a preparar vendajes, las mujeres
rezan en la Iglesia y los niños se han refugiado todos en lo más
alto de las cumbres de Sierra Nevada.
Iglesia de La Peza.
El cura bendice.
A las tres
de la tarde una polvareda en el camino de Guadix anuncia la llegada
de las tropas francesas a la localidad de La Peza. Se escuchan los
primeros escopetazos que poco a poco se van acercando hacia el
pueblo. Banderas negras ondean en la Peza.
Tropas francesas en las afueras de La Peza.
200 soldados
se aproximan al pueblo, las fuerzas en número están igualadas
aunque no en calidad, ruines hombres de campo contra un ejército
preparado y bien armado que cuenta además con caballería. Manuel
Atienza, no teme a nada, no ve inferioridad, las primeras piedras
alcanzan a las tropas francesas que paran en su avance y hacen una
primera descarga de fuego que acaba con la vida de cinco vecinos.
Empiezan los disparos y el enfrentamiento.
Los
franceses avanzan y Manuel pide a todos que aguarden que tienen poca
polvora y que el cañón será lo último que se use. Nueva descarga
de tiros por parte de los franceses, en esta ocasión, los lapezeños
se tiran al suelo y no hay víctimas, todos los tiros se estrellan
contra los troncos apilados.
Escenas de la Batalla.
La distancia
es ya mínima y la caballería avanza, en ese momento el Alcalde da
la orden, la tragedia ya no tiene remedio ambos bandos disparan sus
armas a bocajarro, mientras la caballería entre un mar de piedras
llega a la empalizada degollando a cuantos encuentran a su paso,
hasta que un estruendo resuena en todo el lugar, el cañón preparado
como último recurso, ha estallado, no ha resistido la fuerza de la pólvora introducida en su interior y ha expulsado la metralla en
todas direcciones, sin diferenciar entre español o francés.
Cañón de tronco de encina tomado por los franceses.
Los
franceses se repliegan y entre la humareda sobresale la voz del
Alcalde Carbonero que anima a los suyos, poco sabe él, que la
explosión del cañón, ha hecho más daño en sus tropas que en la
de los invasores, pero estos últimos no saben de las fuerzas del
enemigo y huyen despavoridos hacia Guadix, a donde llegan a la ocho
de la noche, apedreados, heridos y humillados.
Los franceses dentro del pueblo.
La historia
obviamente no podía acabar así, herido el orgullo patrio, el
General Godinot a los cuatro días mandó a 2400 hombres armados y
preparados para la conquista de una gran plaza. Pero cuando llegan La
Peza está abandonada, no queda nadie ni en sus calles ni en sus
plazas y los lobos pasean por ellas como si nunca hubiera vivido
alguien, tan sólo algunas mujeres han bajado para dar una vuelta a
sus hogares y rezar en la iglesia, allí están confinadas en la
divina protección y en el respeto del ejercito francés, sin embargo
nada más lejos de la realidad, son mancilladas y ultrajadas en su
virtud y honor.
Los hombres
bajan de la Sierra y ofrecen combate a los franceses, pero tal y como
hacían los árabes en tiempo de la ocupación se repliegan hacia la
Sierra y empieza un encarnizado combate, por cada español caen diez
franceses, pero la diferencia numérica es superior y poco a poco los
90 hombres que sobrevivieron caen ante el empuje francés. Tan sólo
queda Manuel Atienza, acorralado por franceses en lo alto de una peña
herido, con sangre por todas partes y un trabuco con el que intenta
defenderse, las balas silbando a su alrededor, pega un último tiro y
le responde al oficial francés “- ¡Yo no me rindo!, ¡Yo soy la
villa de La Peza¡
La Peza es de los franceses y Godinot pregunta que cuantos prisioneros hay para hacerlos ahorcar públicamente y dar un escarmiento, más sólo dos hay un viejo anciano y un niño. Heroicos han sido los habitantes de la Peza, cual espartanos.
Hoy en día La Peza recrea este acontecimiento con una recreación, que año tras año gana adeptos, el pueblo entero retrocede hasta el año 1810 y nuevamente se produce la lucha entre sus vecinos y las tropas francesas.
El pueblo entero se engalana para dicha efeméride, se recrean rincones de época y no hay vecino que no vaya ataviado como a principios del siglo XIX, somos los visitantes los que damos la nota con nuestros vaqueros y polos.
El espectáculo empieza sobre las 19:30, vemos la plaza del pueblo, la escuela, el barbero, la cantina y todos sus habitantes, es un día apacible hasta que llegan las noticias de Guadix, los franceses vienen a La Peza. A partir de aquí los hechos transcurren como los relatados, las armas, la preparación del pueblo la bendición del cura y la espera de las tropas francesas junto al gran cañón de encina.a peza que muere antes de entregarse¡ rompiendo su bastón
de mando y arrojándose por la peña.
Carpinteros
Esceula
Barbero.
La acción
se traslada desde la plaza del pueblo hasta las afueras de La Peza en
el camino a Guadix, dónde tienen lugar los enfrentamientos entre las
tropas francesas y el pueblo de la Peza. El desenlace no es el
deseado, especialmente cuando ese gran Cañón estalla en mil
pedazos.
Gentes de La Peza.
Al parecer
Pedro Antonio de Alarcón, pudo conocer a testigos de esta historia a
mediados de los años 50 del siglo XIX, no hay indicios históricos
ni pruebas de que ello así ocurriera por eso a veces esta historia
navega en el barco de las leyendas.
Otro de los
puntos objeto de controversia es el lugar por el que Manuel Atienza
pudo arrojarse, unos dicen que en el Tajo de Bernite y otros que en
el Tajo de Barruecos, incluso se discute si realmente Manuel Atienza
fuera alcalde de la Peza y no fuera más que un vecino con algo más
de valentía y heroísmo.
La
recreación tiene lugar el último fin de semana de Agosto, y es toda
una experiencia y fiesta que desde aquí aconsejo, eso sí, si se es
muy sensible a los petardos recomiendo en la segunda parte mantenerse
alejado del espectáculo, pues los tiros de los franceses y los
trabucos de los españoles, son muy estridentes y casi que pueden
reventar los tímpanos sino tenemos cuidado.
HORARIO:
Ultimo fin de Semana de Agosto sobre las 19:30 horas.
PRECIO:
Gratis.
VISITA PARA
GRANADINOS: Una fiesta que poco a poco va ganando peso y se ha hecho
una imprescindible en el verano granadino con una cobertura de medios
excepcional.
COMO LLEGAR:
Para ir a la Peza hay que coger la A92 dirección Guadix, y coger el
desvío que indica hacia La Peza, se tiene que aparcar en las
afueras, sin ningún tipo de problema y dar un pequeño paseo hacia
la plaza del pueblo, conviene llegar pronto para poder coger buen
sitio.