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miércoles, 4 de septiembre de 2019

Leyendas de Granada. El laurel de la reina.

Grabado en el que aparece la reina Isabel la Católica
arrodillada y rezando en el bosque de laurel. 



Hoy vengo a traer una de las más conocidas historias y leyendas acaecida en los meses previos a la conquista final de la ciudad de Granada por parte de los Reyes Católicos. Una leyenda que hemos llamado el laurel de la reina y que va unida a una historia verdadera, la de la batalla que tuvo lugar en la localidad de La Zubia. 

En los últimos años de la reconquista el cerco a la ciudad de Granada era cada vez mayor, hasta el punto que los Reyes Católicos montaron un gran campamento militar a las afueras de la ciudad, un campamento que daría lugar a la ciudad de Santa Fe. Montado sobre el año 1483 a raíz de un incendio se vuelve a reconstruir pero esta vez con muros de piedra en el año 1491, a fecha de hoy podemos visitar las cuatro puertas de ese campamento que aun se mantienen en pie en el pueblo de Santa Fe. 

Plano de Santa Fe. 


Cuenta la historia que un buen día la Reina Isabel quiso salir y dar un paseo para ver un poco más de cerca la ciudad de Granada y la fortaleza de la Alhambra. Ataviada con un vestido de terciopelo negro de mangas sueltas y abierto por delante, con gorrita del mismo color que sujetaba los rizos de su pelo. Una banda real cruzaba su pecho y en su mano un bastoncito con puño de oro como señal de mando.

Isabel la Católica. 


Dirigiose a sus caballeros a los cuales comunicó la intención de su paseo y pidió que cuantas lanzas fueran posibles la acompañaran a ella y Rodrigo Ponce de León, Duque de Cádiz , en tan magna aventura. Era sábado 25 de Agosto de 1491 y todo el mundo se preparó para formar parte de la comitiva.

Iba la reina acompañada de sus hijos los infantes D. Juan y Dña Juana, junto con el Duque de Cádiz, el Marqués de Villena, los condes de Ureña, Cabra, y Tendilla, y Alonso de Córdoba señor de Montemayor y Alcaudete así como no más de 500 soldados. Poco a poco y cogiendo el camino de la vega granadina se acercaron a la villa de la Zubia.

Mientras la comitiva se abría paso por la vega de Granada, en la fortaleza de la Alhambra, Boabdil, el que fuera a ser llamado último rey musulmán. Veía turbada su paz, un emisario entró precipitadamente en palacio, traía un mensaje importante, desde la atalaya frontera a la puerta de Elvira se había divisado a la Reina, acompañada de sus hijos y varios caballeros con reducida escolta salir de la nueva ciudad y circundar la Vega en dirección hacia la villa de La Zubia.

Boabdil


Boabdil lo tuvo claro, hacer prisionera a la Reina de Castilla, sería todo un golpe de efecto y podría determinar un rumbo diferente al que seguía la guerra en ese momento. Rápidamente la ciudad fue toda una algarabía preparando a las tropas para el ataque a la comitiva real. Boabdil mandó contar con dos piezas de artillería, mandó llamar a los mejores Almorávides, así como a los más aguerridos soldados y refugiados de Baza y Antequera. Ocho mil soldados junto a las dos piezas salieron por la Puerta del Sol en busca de las tropas cristianas.

Cerca del mediodía llegó la reina a la Zubia, localidad que había sido arrasada por las tropas Cristianas y junto a la de los Ogijares había visto como todos sus árboles habían sido talados y sus cultivos destrozados. Subió la reina a las ruinas de una casa para ver desde cierta altura y con mejor perspectiva la ciudad Nazarí, quedando las tropas y los capitanes en las cercanías, cuando un rumor y una polvareda se hizo cada vez más fuerte hasta el punto de vislumbrar el peligro que se avecinaba.

Vistas actuales de la Alhambra desde el lugar en el que se encuentra
el laurel de la Reina en La Zubia a fecha de hoy. 


La Reina consciente del peligro en el que había puesto a sus tropas, pidió que por todo los posibles no se derramara sangre. El Duque de Cadiz apostado junto al resto de capitanes y soldados mantuvieron la línea sin entrar en liza con las tropas musulmanas.

Sin embargo los granadinos no tardaron mucho en poner en marcha los dos cañones de los que disponían causando heridos en las líneas cristianas, el Duque de Cádiz mandó a soldados para intentar acabar con estas piezas pero tuvieron que retroceder hasta la línea Cristiana. Los musulmanes en esos momentos y viendo que los Cristianos seguían parapetados junto a la Villa de la Zubia, atacaron sin cuartel.

Duque de Cádiz

Mientras, la Reina se refugió en un pequeño bosque de laurel que había próxima a la casa en la que había estado y a la derecha de la Villa. Es aquí donde dice la leyenda que se hincó de rodillas y elevando las manos al cielo exclamó con religioso fervor:

“¡Padre mío! Porque me concedáis volver libre y salva con mis hijos y los caballeros que me han acompañado, al Real de Santa Fe hago voto solemne de no arriesgar mi vida ni la de mis soldados, con caprichos semejantes, y edificar un convento al glorioso San Luis, cuyo día es hoy, en el mismo sitio donde vi avanzar las tropas enemigas. “

Mirador en los Jardines del convento donde estaba el famoso Laurel. 


Tras ello siguió oculta y refugiada bajo un laurel esperando el desenlace de la batalla. En el otro lado de la batalla, el Duque de Cádiz por el centro y los condes de Ureña, Cabra y Tendilla, así como el Señor de Montemayor y Alcaudete por los flancos asentaron un duro ataque, que pese a la gran inferioridad numérica, acabó siendo un éxito no sólo se apresaron las dos piezas de artillería enemigas, sino que poco a poco iban avanzando en la contienda y rechazando el ataque musulmán que poco a poco perdía energía, hasta que finalmente y viendo las tropas musulmanas que la batalla estaba perdida emprendieron huida hacia Granada de forma atropellada.

Conocedora la reina del resultado de la batalla, se inclinó nuevamente y dio gracias al poderoso San Luis. Después y junto con sus hijos, capitanes y resto de tropas emprendieron el camino de vuelta a Santa Fe. En el camino se encontraron con las tropas del rey Fernando que avisado de la salida de las tropas musulmanas de Granada iba en ayuda de los suyos.

En cumplimiento de su promesa y años después de la conquista de Granada, se edificó en ese lugar un convento, dándole por titular a San Luis, rey de Francia en recuerdo de aquel memorable día.
El edificio lo habitaron religiosos franciscanos. Hoy día poco queda de él, e incluso del bosque de laureles poco queda sin embargo ahí está la historia y la leyenda que nos recuerda lo ocurrido en ese día del 25 de Agosto de 1491

Portada del convento. 


NOTA DEL AUTOR:

Este es un pequeño resumen de la leyenda del Laurel, y en cierto modo mi interpretación personal, decir que según las fuentes consultadas y escritas podemos encontrar varias versiones. A continuación os pongo algunas pinceladas sobre algunos aspectos de la batalla.

Uno de los puntos discordantes es saber quién fue realmente a la contienda. Unas crónicas sitúan también al rey Fernando sin embargo en otras no aparece. Igualmente se habla de los Infantes, D. Juan y Dña Juana, en pocos casos se habla de damas de compañía, y también en dos de las versiones se menciona como motivo del paseo el acompañar al embajador francés. Respecto a los capitanes y señores los mencionados en los distintos textos son:

Duque de Cádiz. Marqués de Villena, Conde de Tendilla, Conde de Cabra, Conde de Ureña, Alonso de Aguilar, Alonso Fernández de Montemayor, Duque de Escalona, Luis de Ribera y Luis Portocarrero.

Y por supuesto el tema de bajas todos coinciden en el que en el bando musulmán fallecieron 600 hombres y más o menos fueron capturados entre 1500 y 2000 musulmanes.

Otra de las cuestiones es la fecha si bien se refiere la leyenda al 25 de Agosto, resulta que el día de San Luis es el 18 de Junio, por lo tanto y aun habiéndola mantenido yo en la redacción es la fecha más falsa de todas, aunque por ser de Justicia a lo largo de la historia los cronistas también han barajado otras fechas como el 1, 10, 13 o incluso 14 de Julio, parece ser claro que fue un día caluroso de verano, sin que nadie a ciencia cierta nos pueda dar la fecha correcta.

Otro motivo de controversia es la causa por el que la Reina acudió a La Zubia, aunque más o menos suele haber cierta coincidencia en el motivo aludido de ver lo más cerca posible aquella ciudad, que tanto le estaba costando conquistar.

Plano de La Zubia


La batalla existió, es una realidad y está documentada, también parece ser cierto que la reina estuvo en todo momento en unas casas situadas a las espaldas del lugar donde se halla el convento de San Luis, de hecho aún es posible ver algunos solares con restos de viejos muros que pertenecían a esas casas.

Todo indica que la leyenda sirvió de mito fundacional del convento de San Luis el Real. Si bien la batalla está relatada de una u otra forma a lo largo de la historia por todos aquellos que escribieron sobre la conquista de Granada, es en el siglo XIX cuando una nueva ola de romanticismo viene a revitalizar este tipo de historias.

Respecto a la parte de la oración, es aquí como curiosamente sólo los cronistas que son religiosos mencionan dicho hecho en sus escritos. A partir de aquí y en el año 1500 se funda el convento eso es real, pero ya será parte de otra historia que ya contaremos en este blog.

En cualquier caso como leyenda o como historia aquí queda mi pequeño granito de arena a esta aventura de intentar que no se olviden los episodios más interesantes de nuestra historia.

Las Crónicas que relatan la batalla son las escritas por:
Pedro Mártir.
Andrés Bernáldez
Continuador de Pulgar
Pérez del Pulgar
Ginés Pérez de Hita
Rodríguez de Ardila
Alonso de Torres
Pedraza

Para esta entrada se ha usado principalmente la leyenda del laurel de José Joaquín Soler de la Fuente y el artículo “El Laurel de la Reina, Mito Fundacional del Convento Franciscano de San Luis el Real de La Zubia. HISTORICIDAD Y LEYENDA. De Alberto Martín Quirantes que pertenece a la Asociación CEI AL ZAWIYA, la cual podéis seguir a través de Facebook.

Templete en el Laurel de la Reina