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jueves, 4 de noviembre de 2021

Sucedió en Granada. El duende del río Darro. Julio de 1935

 

Inicio del Embovedado del Río Darro junto a la Plaza de Santa Ana. 
Desde aquí se oyeron los primeros gemidos y lamentos. 

En este apartado de sucesos ocurridos en Granada a lo largo de su historia, hoy nos vamos a detener en el verano del año 1935, y vamos a asistir a un episodio sacado de los míticos programas del Dr. Jiménez del Oso o de cuarto milenio para aquellos de más corta edad. Me refiere a la aparición de un Duende en el embovedado del río Darro, no sólo es un hecho que ocurriera en nuestra ciudad, sino que ya había habido desde el año 1934 varios avistamientos de este curioso “ente” en otras ciudades de España, empezando por Zaragoza y pasando por Toledo. Afortunadamente para nosotros la prensa local de la época, así como el magazine “Mundo Gráfico”, nos dejaron un ilustrado y pormenorizado relato de la acaecido en aquellas calurosas noches del verano granadino.


Portada del Mundo Gráfico con la noticia. 
Fuente. Biblioteca Nacional de España. 



El Defensor de Granada escribía para sus lectores en el martes 23 de Julio de 1935 que:

Un clérigo que habita una casa bajo la silueta conventual, de campanario estrecho y largo, de la Iglesia de Santa Ana, salió con alarma de sotanas alzadas, gritando la alarma por un ventanuco de su alcoba.

-¡Un demonio, un demonio!

Cundió el revuelo en la calentura de los camastros en aquellas horas. Y de las casas, estas casas que se asoman al Darro como imágenes eternamente contemplativas de sus sabores legendarios, salieron con prisa sintética de vestido unas comadres espantadas:

-Pero padre ¿qué pasa?

-¡Un demonio, hijas, un demonio ! Acabo de verlo. Lleva un traje blanco y chilla como un niño.

  • ¡ Dios santo!¿Será un alma en pena, padre?

  • -¡ Un alma en pena!, ¡un alma en pena!, Dios te salve María, llena eres de gracia....

El clérigo discurría sobre un rosario y acalló con un crucifijo los temores que le alzaron la sotana. Pero las comadres pusieron mecha al pánico, y el episodio demoníaco corrió por todo el cauce, levantando a todos los vecinos.

Poco después la Carrera del Darro se hallaba llena de trasnochadores sin emociones de juerga, de guitarristas en paro, de choferes nocturnos y de serenos del distrito. Acudieron los de Asalto. El negro cauce del río se abrió a la investigatoria de las linternas policiacas.

-Pues no se ve nada...Una falsa alarma. Nada, Nos vamos...Pero cuando los de asalto iniciaban el abandono, una voz infantil surgió del cauce, transformada en un lamento amplio y terrible. Entonces el miedo apabulló a los curiosos. Y, de repente, los que allí vigilaban las sombras del río pudieron ver que de una piedra se alzaba algo parecido a un reptil que llevaba una especie de sábana blanca, que comenzó a saltar como un gamo y que desapareció entre gritos de niño caprichoso por una higuera silvestre de las que allí nacen.

Los guardias no tuvieron tiempo de nada. La aparición del duende puso carne de gallina a sus espectadores circunstanciales. Se descendió al río. Nada. Se registró a la luz de las linternas. Nada. Se amenazó al demonio llorón con abrirle la cabeza a balazos. Nada. Y este silencio, que penetró en la epidermis de todos con un terror trágico, se tomó como aviso prudente para dejar al diablo con sus lamentos y su camina de noche.

¿Será, en efecto un duende más? ¿Tendrá Granada un auténtico demonio que se baña en el Darro y que se baña de Madrugada?

-¿Usted cree en esta aparición del fantasma'-le hemos preguntado a una vecina oronda de las orillas del Darro.

-Mirosté. No hay más que un fantasma hoy por hoy. Y este fantasma es el hambre. Por mi salud que es así.

Pero acaso esta vecina sea demasiado materialista. Sin embargo esta otra, que frecuenta los cuentos de Calleja nos ha respondido de este modo folletinesco.

-¿No le parece a usted de que esto de que el duende llore hay que pensarlo mucho? A lo mejor una es muy mal pensá. Pero como hay tantas madres tan malas. ¡Quién sabe si es el alma de un niño enterrado en vida para ocultar la deshonra de una infame!

Historias así se han contado muchas después de las veinticuatro horas del suceso duentístico. Hasta se ha dicho que por el río corre un cocodrilo traído por algún abisinio desertor.



Leyendo estas líneas imaginamos que la noche estuvo movidita en la zona baja del Albayzín y aledaños de Plaza Nueva, no sólo decenas de vecinos se desvelaron ante el griterío y el follón provocado por el sacerdote, sino que Guardia Civil y Guardia de asalto tuvieron que intervenir, con linternas fueron recorriendo cada uno de los rincones del barrio en busca del origen de tan siniestros gritos sin que se tuviera éxito en dicha empresa.


También se pensó que pudiera ser un perro de los que vivían allí, aunque aquello era más bien gatolandia, un gorila que se había escapado de una caseta de feria del Corpus granadino, incluso se hablaba de una figura vestida de blanco parecida a un fantasma.


Postal del Río Darro. 



El Duende obviamente dio para mucho, curiosa es la pequeña nota de prensa, en la que se dice que el duende es buen aficionado a beber rica y fresca sangría que se exhibe en el almacén de vinos y comestibles “El Anticuario”, en la Carrera del Darro número 23 y cuyo dueño D. Germán Fajardo ha montado un negocio de vinos, refrescos y licores.


Pero sus apariciones siguieron día tras día, que si un lagarto con joroba, que si un demonio jiboso, que jorobado, las afirmaciones de los vecinos de la época y que vivían en las casas más cercanas al embovedado son de lo más divertido, sacadas de la mejor novela de Bran Stoker, cuando uno de los vecinos hasta con una estaca de madera pasa la noche. Hasta un grupo de mozalbetes se han preparado y armado hasta los dientes para poder atraparlo y encerrarlo en una jaula, para después llevarlo de feria en feria.


Pero no sólo el Defensor de Granada dio rienda suelta a la noticia, la prensa nacional se hizo eco de la noticia, aunque fue el magazine Mundo Gráfico el que dedicó todo un reportaje con texto de José Cirré Jiménez y fotos de Torres Molina. Ejemplar que al igual que el Defensor de Granada u otros diarios podemos encontrar fácilmente en hemerotecas digitales y de forma gratuita.


Fotografía de Torres Molina incluida en el 
reportaje de Mundo Gráfico. 
Fuente: Biblioteca Nacional de España

El duende estuvo varios días más incluso meses en la prensa local y nacional hasta que poco a poco su historia se fue diluyendo, eran meses convulsos y España tenía otros problemas que solventar, finalmente la noticia se convirtió en historia y la historia en leyenda que he tenido a bien recordar a mis queridos lectores.


Bibliografía usada:

Curiosidades granadinas; César Girón 2007

Revista Alhóndiga nº 25. Marzo-Abril 2021

El defensor de Granada. 23 de Julio de 1935

Mundo Gráfico. 31 de Julio de 1935