Este blog pretende dar a conocer aquellos lugares y rincones de Granada algo menos conocidos por el viajero y por los habitantes de esta bella ciudad, pero que tienen un encanto especial, no quita que no se hable de los lugares más famosos de la ciudad, así como de costumbres y personajes. Patrimonio y cultura, monumentos y parajes naturales de Granada y su provincia. Todo ello con mucho encanto.
Seguimos nuestro recorrido por las esculturas y monumentos que hay ubicados en la ciudad de Granada, y en esta ocasión visitamos el monumento dedicado al rey Boabdil, el último rey de la dinastía Nazarí, y el último rey musulmán del Reino de Granada. La historia es bien conocida y el conocido como rey chico, fue el encargado de entregar las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos tras más de ocho siglos de ocupación musulmana de este territorio.
Figura Femenina.
La ubicación del lugar no es casual, pues estamos junto al Alcazar del Genil y en especial junto a la ermita de San Sebastián, lugar en el que Boabdil entregó las llaves a Fernando el Católico, pues la reina no estaba aquí tal y como aparece en el cuadro de Francisco Pradilla, la reina estaba en Armilla con parte del ejército, la operación de entrega de la ciudad era delicada y los Reyes Católicos desconfiaban de que los musulmanes pudieran intentar algo a la desesperada en el último instante, por eso repartieron fuerzas y ejércitos en ese día.
Ermita de San Sebastián
Las la entrega de las llaves, se izaron los pendones Cristianos en todo lo alto de la Torre de la Vela, dónde se hizo llevar una campana que no dejó de tañir, mientras que en el lugar que hoy ocupa la Ermita de San Sebastián se rezaba un té deum.
Detalle de cabeza de Boabdil.
La inauguración de esta obra se hizo precisamente un 2 de Enero del año 1997, el autor es Juan Moreno Aguado y está realizada en Bronce con la técnica de modelado vaciado a la cera perdida.
Detalle de Escultura.
Representa a dos figuras, por un lado Boabil sentado sobre una peana, con túnica y turbante, frente a él una chica, que bien pudiera tener el rostro de Rosa la mujer del escultor, y que representa humildad y reconocimiento a la figura de Boabdil. La figura tiene una camisa abotonada, falda larga y sostiene en sus manos un pequeño ramillete de Jazmín.
Jazmín
A los pies del conjunto una placa que ya cuesta mucho leer dice así: "Granada al Rey Boabdil en memoria de siglos de cultura , civilización y tolerancia inaugurado el dos de Enero de mil novecientos noventa y siete siendo alcalde el Exmo. Sr. D. Gabriel Díaz Berbel.
Placa apenas legible.
El monumento se encuentra junto al Alcázar del Genil en una zona ajardinada junto al Palacio de Congresos, a apenas unos minutos andando desde el puente romano.
En el Paseo del Violón
encontramos todo un homenaje a aquellos viajeros románticos del
siglo XIX y que pusieron a Granada como uno de los destinos
turísticos más deseados de aquella época, se trata de una
escultura titulada Viajeros en el Edén y que les rinde un merecido
tributo.
La escultura ganó un
concurso organizado por el Ayuntamiento de Granada en el año 2009
para levantar un monumento de agradecimiento a todos esos artistas,
pintores, poetas y dibujantes que durante ese siglo vinieron a
nuestra ciudad y la trasladaron con sus artes al resto del mundo.
El autor y ganador de la
obra fue Ramiro Megías López, y tuvo un presupuesto de 75,000 euros
para su ejecución. Sobre dos módulos cúbicos que funcionan como
una peana hay dos figuras en movimiento de entre 2 y 2,20 metros de
altura, están realizadas en bronce patinado, y viene a representar
a esos viajeros románticos que andan y pasean por nuestra ciudad
mientras lo observan todo con detenimiento, Washington Irving,
Alejandro Dumas, Richard Ford..etc.
La escultura
originalmente se colocó en el Palacio de Quinta alegre en la Avenida
de Cervantes, pero posteriormente en el año 2013 se trasladó al
Paseo del Violón, un lugar de obligada entrada a la ciudad de
Granada y en la que hay otras esculturas como la del Flamenco o el
monumento a Boabdil. Esta inauguración corrió a cargo del entonces
alcalde de la ciudad José Torres Hurtado.
A lo largo de las paredes
del cubo e incluso en los pliegues de las vestimentas de nuestros
protagonistas hay una serie de frases y célebres citas:
“Jamás he visto nada
más maravilloso que la puesta de sol que envuelve la ciudad, ni nada
más perfecto que la luna desarrollándose sobre sus conventos y sus
torres, o las alturas vecinas de las montañas vestirse de nieve”.
Henry David Inglis 1830.
“Granada era como una
doncella dormida al sol sobre un lecho de musgo y helechos rodeados
de cactus y aloes”. Alexandre Dumas 1846.
“No hay lugar en el
mundo con tal fragancia repartida en tan pequeño espacio, con tanta
frescura y con tantas ventanas abiertas al paraíso. “ Alexandre
Dumas 1846.
“Esta mezcla de fuego,
de nieve y agua hacen que el clima de Granada no tenga igual en el
mundo. Un verdadero paraíso terrenal”. Teófilo Gautier 1840
Y en la misma escultura :
"Granada
bella. Salve, ciudad del sol, amor de Boabdil, huerto florido. José
Zorrilla. 1845". La obra aparece firmada por el autor.
En
el Paseo del Violón se encuentra la Ermita de San Sebastián dónde
históricamente Boabdil entregó las llaves a Fernando el Católico.
En años más recientes era el lugar en el que se celebraba la feria
de ganado y las fiestas del Corpus tal y como las conocemos hoy en
día, con columpios y casetas de feria, hasta que por falta de
espacio tuvo que trasladarse. Hoy en día es un bonito boulevar que pasa junto al río Genil y el Palacio de Congresos de la ciudad.
Una de las leyendas más
conocidas de la Granada musulmana es la del Suspiro del Moro. Granada
ha caído y los Reyes Católicos han conseguido la capitulación y
rendición de la ciudad, en la torre más alta de la Alhambra ondea
el estandarte real y una campana llevada a tal efecto tiñe con
fuerza para decirle al mundo entero que Granada es cristiana. Boabdil
el último rey de Granada sale en comitiva y abandona la ciudad
camino del exilio en tierras de la Alpujarra Almeriense,
concretamente en Laujar de Andarax, dónde se le ha concedido unas
tierras y rentas para poder vivir. En un momento dado gira la cabeza
y observa por última vez el lugar que le vio nacer, la ciudad que
amó y reinó y fue en ese momento cuando lloró y suspiró. Su madre
entonces le dijo: “Llora como una mujer lo que no has sabido
defender como un hombre”. Una frase para la eternidad y que más de
500 años después todo el mundo aún conoce.
Pero vamos a intentar
desgranar un poco más como fue ese aciago día en la vida de Boabdil
y qué ocurrió.
En primer lugar vamos a
ubicar el sitio llamado como “Suspiro del Moro”, hoy en día se
encuentra junto a la Autovía de la costa, en un punto que todo el
mundo conoce precisamente como “Suspiro del Moro”, entre los
términos municipales de Otura y Padul y célebre por el restaurante
que allí se encuentra. Es un lugar desde el que se divisa la ciudad
de Granada antes de bajar ligeramente hacia la costa. Sin embargo es
posible que este no fuera el lugar en el que ocurre dicha leyenda,
pues varias teorías indican que el camino que usó Boabdil y su
comitiva para llegar a tierras almerienses no pasaban por este punto
y sí más bien por la Sierra del Manar que se encuentro justo al
lado en los términos municipales de Dílar y Padul. Incluso hay que
se aventura a decir que verdaderamente este punto se encuentra en Las
Gabias y que de alguna manera Boabdil primero tomó dirección a
Málaga, y justo pasado el famoso torreón de esta villa se produjo
el momento comentado.
Boabdil
Las primeras crónicas
sobre este suceso o leyenda vienen de muy antiguo, siendo el primero
en hablar de ellas Hernán del Pulgar, famoso precisamente por ser
protagonista de otras de las grandes leyendas de la reconquista
cristiana la del Ave María y que en este blog ya hemos dado cuenta
de ella. Hernán Pulgar cuenta con una ventaja muy importante, y es
que vivió la reconquista de Granada y fue coetáneo a los hechos
relatados, nos cuenta Hernán del Pulgar en sus crónicas lo
siguiente:
“E como fue a su casa,
que está en la Alcazaba, entró llorando lo que él había perdido,
e díxole su madre, que pues no había seydo para defenderlo como
hombre, que no llorase como mujer”.
En esta crónica vemos
dos diferencias fundamentales con los hechos llegados hasta nuestros
días, en primer lugar ocurre dentro del recinto de la Alhambra, por
lo tanto Granada aún no ha sido tomada por los Reyes Católicos, es
decir estamos aún en el año 1491, lo que nos indica que
probablemente este hecho se produjera el mismo día en el que Boabdil
y en secreto firmó las Capitulaciones de Santa Fe, el día 25 de
Noviembre de 1491.
Boabdil en la Alhambra cuadro de Manuel Gómez Moreno
Posteriormente esta
leyenda la menciona un franciscano, fray Antonio de Guevara que
inventó la historia para deleite del emperador Carlos V durante su
estancia en la Alhambra de Granada, cuando celebraba su luna de miel
tras haberse casado con Isabel de Portugal, esto nos da la fecha del
nacimiento del relato o leyenda; 1526. Han pasado 28 años desde la
partida de Boabdil, y es probable que conociera lo escrito por Hernán
del Pulgar, pero es él, el que sitúa el hecho en el lugar erigido
entre Padul y Otura.
Al parecer y según
cuenta él volviendo desde la costa hasta la ciudad de Granada, paró
en un lugar dónde a unas cuantas leguas ya divisaba las altas torres
de la Alhambra allí un morisco que servía de traductor le contó la
historia que él plasmó en su libro “Epístolas familiares de Don
Antonio de Guevara” en el capítulo de la carta número 19 y que dicen lo siguiente:
“Otro día después que
se entregó la ciudad y el Alhambra al rey Fernando, luego se partió
el rey chiquito para tierra de Alpuxarra, las cuales tierras quedaron
en la capitulación que él las tuviese y por suyas las gozase. Iban
con el rey chiquito aquel día la reina su madre, delante, y toda la
caballería de su corte, detrás, y como llegasen a este lugar a do
tu y yo tenemos agora los pies, volvió el rey atrás la cara para
mirar la ciudad y Alhambra, como a cosa que no esperaba ya más de
ver y mucho menos de recobrar. Acordándose, pues, el triste rey, y
todos los que allí íbamos con él, de la desventura que nos había
acontescido, y del famoso reino que habíamos perdido, tomámonos
todos a llorar, y aun a nuestras barbas canas a mesar, pidiendo a la
misericordia, y aun a la muerte, que nos quitase la vida. Como a la
madre del rey, que iba delante, dixesen que el rey y los caballeros
estaban todos parados: mirando y llorando el Alhambra y ciudad que
habían perdido, dio un palo a la yegua en la que iba, y dixo estas
palabras: “ Justa cosa es que el rey y los caballeros lloren como
mugeres, pues no pelearon como caballeros”.
“Muchas veces oí
decir al rey Chiquito, mi señor, que si como supo después, supiera
allí luego lo que su madre dél y de los otros caballeros había
dicho, o se mataran allí unos a otros, o se volvieran a Granada a
pelear con los cristianos”.
Esto, pues, fué lo que
me dixo aquel morisco, y estroto día me preguntó el emperador, mi
señor, no sé que cosas de la visita, y a revueltas de otras le
conté ésta que aquí he contado, el cual me dixo estas palabras
“Muy gran razón tuvo la madre del rey en decir que lo dixo, y
ninguna tuvo el rey su hijo en hacer lo que hizo, porque si yo fuera
él, o él fuera yo, antes tomara esta Alhambra por mi sepultura, que
no vivir sin reino en el Alpuxarra. “
Fray Antonio de Guevara
viajaba camino de la ciudad de Granada proveniente de la costa,
realizando un trabajo e investigación para la corte sobre la
problemática Morisca. Es en este punto, dónde el lugar que hoy
conocemos como “Suspiro del Moro” pierde su sentido en ser el
escenario de los acontecimientos, pues las viejas rutas y caminos
pasaban por otros lugares.
Puerto del Suspiro del Moro. Fuente Tripadvisor
Tres son los itinerarios
que habían en la Edad Media y que perfectamente pudo coger Boabdil:
El primero desde Granada
a La Zubia, Dílar y por la Sierra del Manar por el sendero de “las
rajas” hasta el Padul.
La segunda ruta iría
hacia Armilla, de ahí a Las Gabias y rodeando La Malahá, giraría
hasta el suspiro.
Y la tercera ruta, la más
acorde con la leyenda, iría de Granada a Armilla, Alhendín y
finalmente Padul por el Suspiro del Moro.
La historia sigue siendo
recogida por los cronistas dedicados a recoger la historia de
Granada, Luis Mármol de Carvajal o Bermúdez de Pedraza, en ambos
casos ni mencionan el lugar exacto, ni hacen referencia al suspiro
del moro.
Es Henríquez de
Jorquera, el primero que usa el término “Suspiro del Moro”, él
escribe sus crónicas en el siglo XVII.
El catastro del Marqués
de la ensenada, ya recoge el topónimo de “Suspiro del Moro”,
como una venta a tres leguas del Padul.
Pero la historia siguió
atrapando a cuantos investigaban, leían y estudiaban los hechos
acaecidos en Granada en aquellos días de primeros de Enero del año
1492. Está claro que el único que pudo estar en aquellos momentos fue Hernán del Pulgar y que Fray Antonio de Guevara tuvo que leer
sus crónicas. A partir de este momento se produce lo que hoy
llamamos “copia y pega”, y la historia va viajando a través de
los siglos, con cierta mezcolanza entre realidad y ficción.
Juan de Echevarría en el
siglo XVII o Washington Irving en el siglo XIX, son otros de los
autores que elevan a los cielos la leyenda del “Suspiro del Moro”.
Manuel Alcántara, Pedro Antonio de Alarcón, hasta Zorrilla
siguieron engrandeciendo el cuento y relato del “Suspiro del Moro”.
Hoy en día se siguen
escribiendo libros, creando música, cuadros, espectáculos en torno
a esta famosa leyenda del Suspiro del Moro. Pero... ¿Qué ocurrió
verdaderamente?.
Obras literarias.
Difícil es saberlo y
cada investigador y estudioso del tema aporta su granito de arena en
intentar esclarecer los hechos, hemos de tomar como más cierta la
versión de Hernán del Pulgar pues estuvo en el escenario de los
acontecimientos y como más novelesca la crónica de Fray Antonio de
Guevara. Cierto es que Boabdil entregó las llaves de la Alhambra
junto a la ermita de San Sebastián, allí estaba el Rey D. Fernando,
previamente los cristianos ya habían tomado la Alhambra e izado el
estandarte rea. Boabdil salió por la puerta de los siete suelos y
descendió con su comitiva hasta la ribera del Genil. Mientras Isabel
la Católica esperaba en Armilla protegida por el ejército en temor
de una posible traición de última hora.
En la ribera del Genil
junto a un morabito hoy Ermita de San Sebastián, se hizo la entrega
de llaves, y se entonó un te deum por las tropas cristianas. Siguió
Boabdil su camino, y llegando a Armilla se encontró con la Reina
Isabel la Católica que en cumplimiento de los pactos sellados le
devolvió por fin a sus hijos.
La comitiva de Boabdil
seguiría su camino, siempre pensando que lo hace por la vía
Armilla-Alhendín-Padul, estamos en Invierno el sol se pone pronto
sobre las 16:30 horas, por lo tanto visto todo lo ocurrido ese día,
y la distancia que hay entre Granada y el Padul y la velocidad a la
que viajaría una comitiva como la de Boabdil y por los caminos de
entonces, nos hace pensar que de ser cierta la leyenda el mejor
camino y más directo sería el mencionado, de tal manera que en los
últimos instantes de la tarde y antes de que anocheciera, y desde el
punto llamado hoy en día “Suspiro del Moro” se produciría el
llanto y suspiro más famosos de la historia de Granada.
El suspiro del Moro.
Bibliografía y
Webgrafía:
Epístolas familiares de
D. Antonio de Guevara. 1618
El último suspiro del
moro que se inventó un obispo de Guadix. Gabriel Pozo Felguera. El
independiente de Granada. 4 de Febrero del 2018.
Grabado en el que aparece la reina Isabel la Católica arrodillada y rezando en el bosque de laurel.
Hoy vengo a traer una de
las más conocidas historias y leyendas acaecida en los meses previos
a la conquista final de la ciudad de Granada por parte de los Reyes
Católicos. Una leyenda que hemos llamado el laurel de la reina y que va unida a una historia verdadera, la de la batalla que tuvo lugar en la localidad de La Zubia.
En los últimos años de
la reconquista el cerco a la ciudad de Granada era cada vez mayor,
hasta el punto que los Reyes Católicos montaron un gran campamento
militar a las afueras de la ciudad, un campamento que daría lugar a
la ciudad de Santa Fe. Montado sobre el año 1483 a raíz de un incendio se vuelve a reconstruir pero esta vez con muros de piedra en el año 1491, a fecha de hoy podemos visitar las cuatro puertas de ese campamento que aun se mantienen en pie en el pueblo de Santa Fe.
Plano de Santa Fe.
Cuenta la historia que un
buen día la Reina Isabel quiso salir y dar un paseo para ver un poco
más de cerca la ciudad de Granada y la fortaleza de la Alhambra.
Ataviada con un vestido de terciopelo negro de mangas sueltas y
abierto por delante, con gorrita del mismo color que sujetaba los
rizos de su pelo. Una banda real cruzaba su pecho y en su mano un
bastoncito con puño de oro como señal de mando.
Isabel la Católica.
Dirigiose a sus
caballeros a los cuales comunicó la intención de su paseo y pidió
que cuantas lanzas fueran posibles la acompañaran a ella y Rodrigo
Ponce de León, Duque de Cádiz , en tan magna aventura. Era sábado
25 de Agosto de 1491 y todo el mundo se preparó para formar parte de
la comitiva.
Iba la reina acompañada
de sus hijos los infantes D. Juan y Dña Juana, junto con el Duque
de Cádiz, el Marqués de Villena, los condes de Ureña, Cabra, y
Tendilla, y Alonso de Córdoba señor de Montemayor y Alcaudete así
como no más de 500 soldados. Poco a poco y cogiendo el camino de la vega granadina se acercaron a la villa de la Zubia.
Mientras la comitiva se
abría paso por la vega de Granada, en la fortaleza de la Alhambra,
Boabdil, el que fuera a ser llamado último rey musulmán. Veía
turbada su paz, un emisario entró precipitadamente en palacio, traía
un mensaje importante, desde la atalaya frontera a la puerta de
Elvira se había divisado a la Reina, acompañada de sus hijos y
varios caballeros con reducida escolta salir de la nueva ciudad y
circundar la Vega en dirección hacia la villa de La Zubia.
Boabdil
Boabdil lo tuvo claro,
hacer prisionera a la Reina de Castilla, sería todo un golpe de
efecto y podría determinar un rumbo diferente al que seguía la
guerra en ese momento. Rápidamente la ciudad fue toda una algarabía
preparando a las tropas para el ataque a la comitiva real. Boabdil
mandó contar con dos piezas de artillería, mandó llamar a los
mejores Almorávides, así como a los más aguerridos soldados y
refugiados de Baza y Antequera. Ocho mil soldados junto a las dos
piezas salieron por la Puerta del Sol en busca de las tropas
cristianas.
Cerca del mediodía llegó
la reina a la Zubia, localidad que había sido arrasada por las
tropas Cristianas y junto a la de los Ogijares había visto como
todos sus árboles habían sido talados y sus cultivos destrozados.
Subió la reina a las ruinas de una casa para ver desde cierta altura
y con mejor perspectiva la ciudad Nazarí, quedando las tropas y los
capitanes en las cercanías, cuando un rumor y una polvareda se hizo
cada vez más fuerte hasta el punto de vislumbrar el peligro que se
avecinaba.
Vistas actuales de la Alhambra desde el lugar en el que se encuentra el laurel de la Reina en La Zubia a fecha de hoy.
La Reina consciente del
peligro en el que había puesto a sus tropas, pidió que por todo los
posibles no se derramara sangre. El Duque de Cadiz apostado junto al
resto de capitanes y soldados mantuvieron la línea sin entrar en
liza con las tropas musulmanas.
Sin embargo los
granadinos no tardaron mucho en poner en marcha los dos cañones de
los que disponían causando heridos en las líneas cristianas, el
Duque de Cádiz mandó a soldados para intentar acabar con estas
piezas pero tuvieron que retroceder hasta la línea Cristiana. Los
musulmanes en esos momentos y viendo que los Cristianos seguían
parapetados junto a la Villa de la Zubia, atacaron sin cuartel.
Duque de Cádiz
Mientras, la Reina se
refugió en un pequeño bosque de laurel que había próxima a la
casa en la que había estado y a la derecha de la Villa. Es aquí
donde dice la leyenda que se hincó de rodillas y elevando las manos
al cielo exclamó con religioso fervor:
“¡Padre mío! Porque
me concedáis volver libre y salva con mis hijos y los caballeros que
me han acompañado, al Real de Santa Fe hago voto solemne de no
arriesgar mi vida ni la de mis soldados, con caprichos semejantes, y
edificar un convento al glorioso San Luis, cuyo día es hoy, en el
mismo sitio donde vi avanzar las tropas enemigas. “
Mirador en los Jardines del convento donde estaba el famoso Laurel.
Tras ello siguió oculta
y refugiada bajo un laurel esperando el desenlace de la batalla. En
el otro lado de la batalla, el Duque de Cádiz por el centro y los
condes de Ureña, Cabra y Tendilla, así como el Señor de Montemayor
y Alcaudete por los flancos asentaron un duro ataque, que pese a la
gran inferioridad numérica, acabó siendo un éxito no sólo se
apresaron las dos piezas de artillería enemigas, sino que poco a
poco iban avanzando en la contienda y rechazando el ataque musulmán
que poco a poco perdía energía, hasta que finalmente y viendo las
tropas musulmanas que la batalla estaba perdida emprendieron huida
hacia Granada de forma atropellada.
Conocedora la reina del
resultado de la batalla, se inclinó nuevamente y dio gracias al
poderoso San Luis. Después y junto con sus hijos, capitanes y resto
de tropas emprendieron el camino de vuelta a Santa Fe. En el camino
se encontraron con las tropas del rey Fernando que avisado de la
salida de las tropas musulmanas de Granada iba en ayuda de los suyos.
En cumplimiento de su
promesa y años después de la conquista de Granada, se edificó en
ese lugar un convento, dándole por titular a San Luis, rey de
Francia en recuerdo de aquel memorable día.
El edificio lo habitaron
religiosos franciscanos. Hoy día poco queda de él, e incluso del
bosque de laureles poco queda sin embargo ahí está la historia y la
leyenda que nos recuerda lo ocurrido en ese día del 25 de Agosto de
1491
Portada del convento.
NOTA DEL AUTOR:
Este es un pequeño
resumen de la leyenda del Laurel, y en cierto modo mi interpretación
personal, decir que según las fuentes consultadas y escritas
podemos encontrar varias versiones. A continuación os pongo algunas
pinceladas sobre algunos aspectos de la batalla.
Uno de los puntos
discordantes es saber quién fue realmente a la contienda. Unas
crónicas sitúan también al rey Fernando sin embargo en otras no
aparece. Igualmente se habla de los Infantes, D. Juan y Dña Juana,
en pocos casos se habla de damas de compañía, y también en dos de
las versiones se menciona como motivo del paseo el acompañar al
embajador francés. Respecto a los capitanes y señores los
mencionados en los distintos textos son:
Duque de Cádiz. Marqués
de Villena, Conde de Tendilla, Conde de Cabra, Conde de Ureña,
Alonso de Aguilar, Alonso Fernández de Montemayor, Duque de Escalona,
Luis de Ribera y Luis Portocarrero.
Y por supuesto el tema de
bajas todos coinciden en el que en el bando musulmán fallecieron 600
hombres y más o menos fueron capturados entre 1500 y 2000
musulmanes.
Otra de las cuestiones es
la fecha si bien se refiere la leyenda al 25 de Agosto, resulta que
el día de San Luis es el 18 de Junio, por lo tanto y aun habiéndola
mantenido yo en la redacción es la fecha más falsa de todas, aunque
por ser de Justicia a lo largo de la historia los cronistas también
han barajado otras fechas como el 1, 10, 13 o incluso 14 de Julio,
parece ser claro que fue un día caluroso de verano, sin que nadie a
ciencia cierta nos pueda dar la fecha correcta.
Otro motivo de
controversia es la causa por el que la Reina acudió a La Zubia,
aunque más o menos suele haber cierta coincidencia en el motivo
aludido de ver lo más cerca posible aquella ciudad, que tanto le
estaba costando conquistar.
Plano de La Zubia
La batalla existió, es
una realidad y está documentada, también parece ser cierto que la reina estuvo en todo momento en unas casas situadas a las espaldas
del lugar donde se halla el convento de San Luis, de hecho aún es
posible ver algunos solares con restos de viejos muros que
pertenecían a esas casas.
Todo indica que la
leyenda sirvió de mito fundacional del convento de San Luis el Real.
Si bien la batalla está relatada de una u otra forma a lo largo de
la historia por todos aquellos que escribieron sobre la conquista de
Granada, es en el siglo XIX cuando una nueva ola de romanticismo
viene a revitalizar este tipo de historias.
Respecto a la parte de la
oración, es aquí como curiosamente sólo los cronistas que son
religiosos mencionan dicho hecho en sus escritos. A partir de aquí y
en el año 1500 se funda el convento eso es real, pero ya será parte
de otra historia que ya contaremos en este blog.
En cualquier caso como
leyenda o como historia aquí queda mi pequeño granito de arena a
esta aventura de intentar que no se olviden los episodios más
interesantes de nuestra historia.
Las Crónicas que relatan
la batalla son las escritas por:
Pedro Mártir.
Andrés Bernáldez
Continuador de Pulgar
Pérez del Pulgar
Ginés Pérez de Hita
Rodríguez de Ardila
Alonso de Torres
Pedraza
Para esta entrada se ha
usado principalmente la leyenda del laurel de José Joaquín Soler de
la Fuente y el artículo “El Laurel de la Reina, Mito Fundacional
del Convento Franciscano de San Luis el Real de La Zubia.
HISTORICIDAD Y LEYENDA. De Alberto Martín Quirantes que pertenece a
la Asociación CEI AL ZAWIYA, la cual podéis seguir a través de
Facebook.
Hubo un tiempo donde la
literatura exaltaba la grandeza de las grandes conquistas en tiempos
de musulmanes, muchos eran los libros que hablaban de las guerras
entre cristianos y musulmanes, de sultanes y reyes, de bellas
princesas, esclavos, y feroces guerreros.
Una de las historias más
heroicas que ha llegado hasta nuestros días es la realizada por
Hernando Pérez del Pulgar en el mes de Diciembre del año 1490 y que
le supuso la concesión de más tierras y un derecho no alcanzado por
muchos, el ser enterrado en la futura Catedral de Granada.
Escudo de armas.
Pero empecemos por el
principio...
En el año 1490 estando
Pérez del Pulgar en Alhama, al despuntar el sol, decidió llamar a
sus más allegados, sus compañeros de batallas, Francisco de Bedmar,
su cuñado, Pedro del Pulgar, aquel moro que le había prometido
fidelidad, Gerónimo de Aguilera, Tristán de Montemayor, Ramiro de
Guzmán, Luis de Quero, Diego de Baena, Diego de Jaén, Alvaro de
Peñalver, Diego Jiménez, Montesinos de Avila, Cristóbal de Castro,
Alfón de Almería, Luis de Quero y Rodrigo Velázquez. quince
caballeros que se juntaron a la llamada de nuestro protagonista.
Los campos cubiertos de
nieve y la guerra en espera de la llegada del deshielo y de que los
caminos se hicieran transitables.
Todos reunidos Hernando
les dijo a esos valerosos caballeros “bien sé vuestra lealtad y
vuestro esfuerzo de que me habéis dado tantas pruebas; y la mayor
que en esta vida puedo daros de lo mucho que han labrado en mi
corazón, es el haberos preferido para confiaros mi intento. Mañana
voy a entrar en Granada...” tras el alborozo inicial siguió
contando que no quisiera topar con enemigos antes de lograr su
objetivo y morir a manos de ellos, así que lo pidió no como pago ni
como orden sino como favor.
Francisco de Bedmar
rompió el silencio que había y dijo..”Tu voluntad es nuestra ley,
Hernando; y no nos vieras cual nos ves ahora si nos demandaras la
vida...pero mal cumpliríamos con lo que a tí debemos, a tí que por
tantos años no nos has tratado como caudillo, sino como amoroso
padre, si al mirarte correr á una perdición cierta...”.
Hernando empezó a
apercibirlos de como ir a tal extrema misión, vestidos con buenos
soforros, jacerina debajo, buen acero de Toledo y el que no lo
tuviera que acudiera a él, y hojas de Fez, así como capellares para
pasar por delante de los moros sin ser vistos y además las noches
son largas y frías.
A la tarde y desde la
puertas de Alhama partió la comitiva rumbo a Granada, el camino fue
duro y tortuoso, descabalgando muy a menudo para sacudir los miembros
entumecidos del frío. A las puertas de la Vega de Granada hicieron
alto y esperaron nuevamente a que cayera la noche para seguir con su
itinerario y llegar a la ciudad sin ser vistos.
Antes a la salida de
Alhama un vecino los reconoció al salir y dijo ¿Con Pulgar is? La
cabeza lleváis pegada con alfileres.
En este descanso
aprovechó Hernando para coger hojas secas, retamas y espartos, para
hacer unos hachos de incendiar con el objetivo de prender fuego a la
ciudad de Granada. Para ello llevaba en su equipaje un hacha de cera,
alquitrán y cuerda.
Al caer la noche, tomaron
el camino a Granada, que bien conocían de haber guerreado durante
tantos años, a medianoche llegaron casi a las puertas de la ciudad,
concretamente en un paraje donde se encuentra una Mezquita, hoy
conocemos ese lugar como Ermita de San Sebastián en el paseo del
Violón.
Ermita de San Sebastián. Morabito de Musulmanes.
Desde ahí tomaron el
curso del río Genil hasta el puente, donde entonces debían tomar el
río Dauro, y debían de pasar con mucho sigilo por el castillo de
Bib-Taubín fortaleza bien vigilada y con guarnición que podía dar
la voz de alarma si eran descubiertos. Ciertamente la noche era muy
oscura y el ruido del agua, amortiguaba el ruido, pues el río
bajaba con gran caudal.
Llegado el momento todos
querían acompañar a Pulgar sin escuchar ruegos, ni razones ni
amenazas, no teniendo más remedio que acceder Pulgar, pero dejó a
gran parte de los caballeros a orillas del río resguardando la
retirada y tan solo unos pocos dejó que les acompañaran. Pedro que
conocía la ciudad fue uno de los elegidos así como Bedmar y otros
cuatro que eligió al azar.
Poco a poco fueron
ascendiendo el río, pasaron por la ribera de las tenerías y gran
fue la alegría del Pulgar al contemplar que todos habían llegado
hasta llegar al último de los puentes, uno situado junto a una
Alhondiga un lugar conocido por todos como Corral del Carbón.
Puerta del Corral del Carbón.
Treparon hasta la calle,
y llegaron a una pequeña plaza, tras salir de un laberinto de
callejuelas, el lugar estaba desierto y oscuro. Allí y a escasos
metros estaba la Gran Mezquita y su puerta principal.
Llegados a la puerta sacó
Hernando del Pulgar un gran pergamino que traía bajo sus ropas,
vieron todos que el pergamino sobre un fondo dorado estaba escrito
AVE MARIA, con letras azules, y debajo otras que decían “Sed
vosotros testigos de cómo tomo posesión de esta Mezquita, en nombre
de los Reyes de Castilla, consagrándola desde ahora a la Virgen del
cielo, que nos ha servido de guía”. Y puesto en pie clavó su
cuchillo en la puerta dejando colgado el pergamino.
Hernán Pérez del Pulgar. AVE MARIA. Fuente revista La Soga.
Se acercó a otra puerta
que pertenecía a la Alcaicería, el mercado de mercancías y sedas y
colocó el hacha encendida, pidiendo a sus amigos que acercaran las
retamas y hojas secas recogidas al efecto, diciéndole a sus amigos
que esa noche tenía que arder Granada. Sin embargo al pedirle a
Tristán de Montemayor la cuerda encendida, ésta había quedado en
la puerta de la Mezquita, lo cual provocó el enojo de Hernando del
Pulgar, pues su hazaña había sido arrebatada por un descuido.
Diego de Baena, se
apresuró a volver a recoger la cuerda, corriendo hacia la Mezquita
junto con otros dos compañeros, pero al volver quiso la providencia
que en un visto y no visto chocaran de bruces con moros que habían
acudido al lugar alarmados por el ruido, rápidamente el rechinar de
las espadas y el vocerío levantó a toda la ciudad y una nube de
musulmanes cayó sobre ellos.
Aprovechando la oscuridad
y confusión del momento lograron volver al cauce del río, y
retroceder hasta donde esperaban el resto de compañeros, hasta que
llegó Hernando de Pulgar que se había quedando el último guardando
la retaguardia.
Ya no había que guardar
formas ni sigilo, así que raudos y veloces salieron de la ciudad,
mientras a su espaldas se escuchaba un gran estruendo de gritos y
voces de torre en torre y de atalaya en atalaya. Sin embargo poco
podían imaginar los musulmanes que todo esto se trataba de una
pequeña incursión de un pequeño grupo de valientes.
Ya al amanecer llegaron
nuestros valientes a la villa de Alhendin que pocos meses antes había
sido reconquistada para los cristianos. Al día siguiente
emprendieron regreso a Alhama, donde pronto llegó el rumor y la
hazaña realizada. Todos fueron recompensados con haciendas y tierras
por la empresa ejecutada. Y a Hernando del Pulgar además de tierras
y haciendas le ofrecieron una merced jamás ofrecida a ningún otro
caudillo y no fue otra que en la Catedral que se labrara sobre la
Mezquita, tendría el privilegio de “asiento y honrada sepultura”.
Capilla de Pérez del Pulgar en el Sagrario de Granada.
Interior de la Capilla.
Así ocurrió quedando la
dicha capilla en el lugar más privilegiado de Granada, entre tres
grandes templos, la Catedral de Granada, la Iglesia del Sagrario, por
la cual se accede a la Capilla y la Capilla Real, tumba de los Reyes
Católicos, de esto salió un famoso proverbio, “se quedó como
Pulgar, ni dentro ni fuera”.
Recreación de la Mezquita de Granada, sobre la Granada actual. Fuente elpoderdelaalhambra.com
Para la realización de esta entrada se han usado principalmente dos obras:
Hernán Pérez del Pulgar el de las hazañas bosquejo histórico. Francisco Martínez de la Rosa 1834
Ave María. D. Luis de Montes. Tradiciones Granadinas Reedición de la de 1857.
Castillo que mandó
construir el Rey Muley-Hacen, como regalo de bodas, para su amada
Zoraya (Isabel de Solís), en el siglo XIV.
Su planta es irregular
para adaptarse al terreno. Está situado en el Cerro del Castillejo
al Este de la Población de Mondújar y a una altitud de 879 metros.
Se conserva el acceso al castillo a través de una rampa y formado
por una puerta con doble recodo, en el interior de una torre
trapezoide. Dicha planta tenía dos plantas y terraza, y conserva en
su parte alta parte del parapeto. En el interior de dicha torre se
conservan hasta cinco troneras.
Muro del castillo.
Probable entrada original del Castillo.
En el exterior existen
restos de un gran aljibe con unas dimensiones de 7,50 x 4,80 metros
construidos en hormigón de cal y algama, estuvo abovedado quedando
aún algún resto que lo atestigua. A este aljibe llegan restos de
una acequia. Además si observamos la ladera que sube hasta al
castillo, está formada de pequeñas paratas que en su día formaban
un bello y frondoso Jardín, pues hemos de recordar que el Castillo
pertenecía a la nobleza Nazarí.
Aljibe exterior del Castillo.
Resto de Acequia que suministraba agua al Castillo, se confunde con el sendero.
Adosado al muro norte
restos de un segundo aljibe. Los lados Sur y Oeste de la fortaleza,
los conforma la propia roca, lo cual no hace necesario la
construcción de muros de mampostería.
Restos de Torre.
Marca la tradición, que
aquí se retiró el Rey Muley-Hacen con su amada Zoraya y sus dos
hijos Cad y Nacre y fué enterrado en la cima, de lo que hoy
conocemos como pico Mulhacen. En dos ocasiones se refugió aquí
Muley-Hacen, tras la sublevación de su hijo Boabdil, y
posteriormente cuando le cedió el trono a su hermano Zagal.
Otra vista del Aljibe.
En el interior del Castillo.
En la rebelión de las
Alpujarras de 1499 este lugar no pudo ser tomado al estar defendido
por Dña Guiomar de Acuña, casada con Pedro de Zafra, caballero 24
de los de Granada. Hermano del conocido Fernando de Zafra, Secretario
de los Reyes Católicos, en esta sublevación Pedro de Zafra
falleció, su esposa Guiomar de Acuña, pudo aguantar, hasta que
llegaron los refuerzos desde Alcaudete mandados por el Sr de Téllez,
al hijo del matrimonio entre Guiomar de Acuña y Pedro de Zafra, D.
Alonso de Zafra, le ofrecen un puesto entre los 24 de Granada y la
tenencia de Mondujar el 11 de Abril del año 1500.
Mondújar y valle del Lecrín.
Castillo de Lojuela desde el de Mondújar.
Las crónicas nos indican
que en el año 1555, el castillo ya estaba abandonado y en ruinas.
Isabel de Solís, bella
esclava de la corte musulmana, hija única del Comendador de Martos,
y prometida de D. Alonso de Venegas, fue arrebatada y secuestrada de
las manos de su padre, para llevarla cautiva a Granada toda una
artimaña de su aya Artaja, el valido del rey Aben-Farraz, conocedor
de la belleza de la cristiana se encargó del encuentro entre la
esclava y el rey del Reino de Granada.
Interior del castillo.
Ante el rey, le pidió
protección y él encandilado por su voz y se belleza la prometió el
reino, y ser reina, a partir de entonces fue Zoraya, lucero de la
mañana. Muley-Hacen siguiendo los deseos de su amada, le construyó
un castillo, como el que ella tuviera de niña en tierras cristianas,
el lugar elegido Mondujar.
Castillo de Mondújar.
Este amorío entre el Rey
Muley-Hacen y Zoraya, fue motivo de debilidad en el reino y de luchas
por el poder, en el que se vieron inmersos los Abencerrajes, Boabdil,
Aixa, El Zagal, la historia final es sabida por todos cuando Boabdil
entrega la ciudad a los Reyes Católicos el 2 de Enero de 1492,
Zoraya, volvió a llamarse Isabel de Solís, se reconcilió con su
religión cristiana y ella y sus hijos fueron tratados como nobles
cristianos.
Nota curiosa es el tesoro
que se conserva en el Museo arqueológico de Madrid, y que fue
encontrado en Mondujar, un collar y algunas pulseras de época
nazarí, y que sin duda constituyen un gran regalo a quien fuera una
gran dama o sultana en aquella época, quien sabe si fueran de
Zoraya.
Tesoro de Mondújar. Museo arqueológico de Madrid. Fuente: www.adurcal.com
.
Otro de los grandes
puntos a tener en cuenta ya no del castillo sino de la población de
Mondujar, es la existencia de una rauda, donde fueron enterrados los
grandes reyes de la Alhambra y que fueron trasladados por Boabdil
desde Granada antes de la rendición de la ciudad. El lugar no ha
sido nunca encontrado, sin bien al hacer la autovía que baja a la
playa, se encontraron algunas tumbas, pero normales, sin que se
pudieran atribuir a la nobleza nazarí.
Cementerio encontrado al construir la Autovía. Fuente: www.adurcal.com
DATOS DE INTERÉS:
PRECIO: Gratis. No aplicable. Espacio al aire libre.
HORARIO: No aplicable. Disponible siempre.
COMO LLEGAR: En este caso lo mejor es disponer de vehículo propio, coger la Autovía hacia Motril, y coger la Salida del Valle de Lecrín, al bajar el carril de desaceleración, giramos a la izquierda y pasamos bajo la autovía, y luego giramos a la derecha. LLegamos al Castillejo y veremos un cartel que nos indica como llegar al Castillo de Mondújar. Dejamos el coche, y en el cerro que vemos encima con una cruz, ahí está. Subimos un poco el carril asfaltado y cogemos la primera a la derecha, hasta el final, hasta llegar a unos bancales con olivos, ahí vamos poco a poco cogiendo altura y ya encontraremos una senda que nos lleva al Castillo. La subida es un poco dura.
VISITA PARA EXTRANJEROS: Quizás no es muy recomendable al menos que queramos recorrer en un día el valle del Lecrín, y visitar otras atalayas y fortalezas.
VISITA PARA GRANADINOS: Merece la pena, por la cercanía, organizarse una ruta que incluya este castillo y otros lugares de interés del Valle.