Este blog pretende dar a conocer aquellos lugares y rincones de Granada algo menos conocidos por el viajero y por los habitantes de esta bella ciudad, pero que tienen un encanto especial, no quita que no se hable de los lugares más famosos de la ciudad, así como de costumbres y personajes. Patrimonio y cultura, monumentos y parajes naturales de Granada y su provincia. Todo ello con mucho encanto.
En esta entrada nos vamos a acercar a las cuevas de Fatimbullar en Agrón, están junto al cortijo de igual nombre y cuyo dueño fue hasta el 2008 el mismísimo Duque de Wellington. Si bien para acceder a las cuevas que se encuentran dentro de propiedad privada, hay que pedir permiso a los dueños, o al menos esto es lo que reproducen y copian pegan muchas páginas de internet. La verdad es que desde el mismo camino de entrada a la finca sale un pequeño sendero que baja a las cuevas, y si uno viene desde Agrón andando a través del barranco accede a las cuevas directamente sin complicación alguna, y los trabajadores que hay en la finca nunca en las varias veces que he ido me han dicho ni impedido paso alguno.
Detalle de cueva.
Cuevas.
El lugar tiene una gran relevancia histórica y ha sido ocupado casi ininterrumpidamente desde el Neolítico. Si nos acercamos por dar un salto a la época de la reconquista cristiana del territorio del Quempe, que es a dónde pertenece Agrón, encontramos los libros de apeos de la Alquería de Pera, muy cerca de este cortijo, de Agrón, de Ochíchar y de Fatimbullar, todos ellos pertenecientes al Marqués de Mondéjar. Es decir en época musulmana este lugar era una rica cortijada, con suministro de agua, cultivos de secano y ganadería tal y como se desprende de los diferentes topónimos que encontramos entre otros lugares en la cercana Sierra de Pera, pero es que según algunos estudiosos es más que probable que mucho antes de la ocupación musulmana hubiera en estos lugares una más que representativa presencia romana. Antiguos y medievales caminos comunicaban el Quempe con la Costa de Granada o con tierras de Málaga.
Detalle de interior.
Interior.
Interior de Cueva.
Pero lo que verdaderamente nos interesa a nosotros son las cuevas de Fatimbullar, situadas justo debajo del Cortijo, son una serie de grandes aberturas en el farallón rocoso y dispuestas de forma lineal. A fecha de hoy están prácticamente abandonadas y sin ningún tipo de actividad, pero hasta no hace mucho, queda claro su uso en ganadería, usándolas para guardar los rebaños que pastan en la comarca. Los techos y paredes de gran parte de las cuevas están aún tiznados de negro de las fogatas realizadas por pastores, o por personas que han querido aquí pasar su rato de "fiesta".
Paredes ennegrecidas.
Pero mucho antes de todo esto, e incluso antes de la presencia romana en la zona, estas cuevas ya fueron usadas por el hombre del Neolítico, por eso se les conoce también como cuevas prehistóricas de Fatimbullar. Las pocas excavaciones arqueológicas que se han realizado en ellas, han permitido encontrar gran cantidad de cerámica y de restos de esta época.
Interior de cueva con muro hecho por pastores.
Interior de Cueva.
Interior de Cueva.
Llegar a las cuevas es muy fácil, bien dando un bonito paseo desde el mismo Agrón, remontando el Barranco de Pera junto al lavadero del pueblo. O bien nos podemos dirigir en coche hasta el Cortijo de Fatimbullar y antes de acceder al paseo de cipreses, hay un sendero que a mano izquierda baja hasta las cuevas.
Cortijo de Fatimbullar con Sierra Nevada al fondo.
Las cuevas son grandes espacios, sin apenas profundidad y sí mucha altura, probablemente fueran más bien usadas en épocas de buena temperatura como primavera o verano, pues en Invierno apenas se podrían resguardar del frío. No se han hallado hasta la fecha restos de pinturas rupestres, pero el mal estado de techos y paredes hacen que sea misión imposible encontrarlas si alguna vez las hubo.
Cantera en la Sierra de Pera.
Vistas de Agrón.
Castillejo musulmán de Escúzar. Restos.
Vistas desde la Sierra de Pera.
Por último en estas cuatro fotos dejamos testimonio de otros puntos de interés de esta zona, como viejas canteras, viejos castillos de época musulmana y un paisaje extraordinario en el cual podemos llegar a divisar Granada y Sierra Nevada.
Las pinturas rupestres
del Piorno se encuentran junto al cerro del mismo nombre en el
término municipal de Pinos Puente y justo encima del Polígono
Industrial de la Molaina que arqueológicamente es conocido por el
yacimiento que se encontró cuando se estaban construyendo las
primeras naves.
Trazos de pinturas.
El descubridor de estas
pinturas fue Juan Pérez Villanueva que pertenecía a un grupo de
espeleología, están realizadas sobre una gran pared lisa y se han
usado tonalidades rojas en su elaboración, desgraciadamente el
estado de conservación es muy malo, las pinturas no tienen ningún
tipo de protección, están muy expuestas a los agentes atmosféricos,
tanto lluvia como sol, e igualmente la mano del hombre también ha
hecho de las suyas, con tramos de pared pintados con pintura blanca,
e incluso intentos de arrancar parte de la piedra caliza.
Trazos de pinturas
Trazos de pinturas
Las pinturas consisten
como en líneas generales a los sistemas de pinturas rupestres
esquemáticos de las Sierras Subbéticas en figuras antropomórficas,
concretamente y se aprecia aún con cierta nitidez una especie de
“golondrina”, mientras que del resto de figuras, apenas se
distinguen algunos esbozos o líneas. En la provincia de Granada
podemos distinguir cuatro grandes zonas de pinturas rupestres
esquemáticas, Sierra Arana, Sierras de Huéscar, Alfacar y Sierras de
Moclín, justamente a este último grupo pertenecería esta pinturas,
encontrándose a una distancia relativamente cercana de abrigos
conocidos como los de Moclín o Limones.
Moclín al fondo y Pinos Puente en primer término
Las pinturas pertenecen
al Neolítico, y si bien no forman un gran conjunto pictórico, si
vienen a complementar otros yacimientos de la época, como la Cueva
de Malalmuerzo en Moclín, la Cueva de la Cantera en Moclín, Torres
Bermejas en Tózar, La Carihuela y Ventanas en Píñar, Julio Alberto
y Cueva del Agua en Iznalloz y un largo etc, de descubrimientos
realizados desde mediados del siglo pasado.
Pared donde se encuentra las pinturas.
Mejor figura conservada en el abrigo.
Desgraciadamente o
Afortunadamente según se mire el acceso a esta pequeña pared con
pinturas rupestres no tiene ninguna dificultad, y además junto a
ellas pasa un sendero de los usados por senderistas y ciclistas de
montaña en sus rutas a lo largo y ancho de Sierra Elvira, por lo que
sería interesante que por la autoridad competente, se pusieran unas
protecciones metálicas como en otros abrigos de pinturas y que se
pusiera cartelería informativa que hicieran el deleite y disfrute de
los visitantes.
Cuando de pequeño se
estudiaba el hombre en la Prehistoria y en especial el arte rupestre,
siempre nos ponían el mismo ejemplo del bisonte de las Cuevas de
Altamira, quién nos iba a decir que cuando por fin, conseguimos ir
a Cantabria y a esas cuevas, iban ya a estar cerradas al público y
sólo podríamos visitar una cueva réplica. Lo que nadie nos explicó
en esas clases de EGB, es que en nuestra provincia había muchos
claros ejemplos de arte rupestre distribuidos por muchas cuevas y
abrigos situados por toda la geografía. A fecha de hoy sí es cierto
que los libros de textos al ser más regionalistas, es decir los
libros de texto de colegios de la Comunidad de la Junta de Andalucía,
ilustran sus explicaciones y se centran más en todo lo relativo a
Andalucía y sus provincias, hace que sea más fácil encontrar
ejemplos y explicaciones más cercanas en el ámbito geográfico.
A través de esta entrada
y de otras más que iremos haciendo bajo el epígrafe de Pinturas
rupestres en la provincia de Granada, vamos a ir trayendo un pequeño
compendio de aquellas pinturas y abrigos que podemos ver y visitar,
si bien es cierto que tengo mapeadas y localizadas muchísimas más
de las que subiré, pero son pinturas ya muy complicadas de observar,
incluso, lo que en los años 80 eran restos de pintura, hoy no queda
absolutamente nada por la mala acción del hombre, fogatas, mojarlas
con agua para verlas mejor, o en algunos casos incluso el inexorable
paso del tiempo, la erosión u otros agentes exteriores.
Las primeras de estas
pinturas de las que vamos a hablar son las situadas en los tajos de
Lillo en la localidad de Loja y que fueron descubiertas en Agosto del
2004 en el marco de unas actividades de orientación por la Sierra de
Loja. Este hallazgo se puso rápidamente en conocimiento de la Junta
de Andalucía que afortunadamente adoptó las medidas necesarias para
su protección y puesta en valor.
Ya el investigador Manuel
Pillecer había dejado pinceladas de la existencia de pinturas
rupestres en Loja, pero sin señalar una ubicación concreta.
En los Tajos de Lillo
vamos a encontrar pinturas rupestres esquemáticas como las halladas
en Moclín, Zuheros o Jabalcón entre otros. Se trata
fundamentalmente de figuras antropomórficas, consistentes en una
especie de silueta humana simplificada con los brazos abiertos. No
existen sin embargo zoomorfos y soles que sí son elementos
encontrados en otras pinturas esquemáticas asimiladas a las de los
Tajos de Lillo.
Los Tajos de Lillo se
encuentran a 4,5 kilómetros de Loja en dirección Sur respecto del
núcleo urbano, y delimitan la Sierra de Loja. Se trata de una enorme
pared vertical con unos 300 metros de longitud y 50 metros de altura.
Desde la zona del abrigo se tiene una amplia vista del entorno con
una visual directa sobre el Monte Hacho que preside la población de
Loja.
El abrigo se compone de
varios paneles con pinturas esquemáticas de diverso tipo destacan
especialmente las figuras antropomórficas, aunque también hay gran
cantidad de manchas, curvas, ondulaciones, o zig-zags entre otras, no
todas las figuras son apreciables a simple vista, y menos a la
distancia desde la cual tenemos que verlas debido a las medida de
protección, incluso en muchos casos, y una vez procesadas las fotos
que podemos realizar es cuando vemos un mayor número de pinturas y
manchas.
Los arqueólogos en los
trabajos de investigación han dividido la zona en dos abrigos
diferentes de pinturas y dentro del abrigo denominado Tajos de Lillo
1, han realizado una división en 17 paneles diferentes, cada panel
cuenta con un número concreto y específico de pinturas que han sido
fotografiadas, copiadas y estudiadas. Concretamente y en cuanto a los
trabajos publicados, podemos referenciar que se han encontrado:
25 figuras
antropomorfas.
42 figuras
meandriformes/serpentiformes
6 figuras circulares
2 zig-zags
2 trazos en V
2 Subcuadrangular
+1000 puntos
+200 barras
+50 manchas.
Las pinturas en su
mayoría han usado los dedos como medio para su ejecución, aunque
también se aprecia la utilización de algún otro instrumento en
otras. Los trazos son delgados y gruesos y el color predominante es
el rojo con mayor intensidad en algunos trazos, y más claro en
otros. Con las investigaciones realizadas y las comparativas con
otros yacimientos arqueológicos de igual calibre, estamos hablando
de un abrigo que va desde un Neolítico antiguo a un Neolítico
medio, con una antigüedad entre el VI milenio al V milenio.
Para llegar a los Tajos
de Lillo y en concreto al abrigo y contemplar sus pinturas, la mejor
manera es atravesando el polígono industrial y la factoría de
aguas, pero el problema estriba es que la última parte está dentro
de una finca privada y vallada. Ciertamente tuve la suerte de que ese
día estaban los dueños trabajando en la finca, y la cancela de
entrada estaba abierta, además me indicaron, el punto exacto de una
valla en la que estaba la puerta, entiéndase por puerta ese trozo de
alambre que desatas de otro trozo más grande de alambre y parte de
la alambrada se deja caer y puede entrar uno por el hueco. Esto es si
vamos desde Loja y en coche hasta la finca privada. Me consta que
otra opción es entrar por el Salar , acercar el coche a través de
carriles y hacer una pequeña ruta de senderismo que transcurre
paralela a los Tajos, en la que en un momento dado igualmente hay que
abrir la valla exterior que protege el abrigo de los Tajos para
acceder a ellos.
Bibliografía: Martínez García, Julian. Pintura esquemática rupestre en los Tajos de Lillo.
Este es de esos lugares que en otra provincia de España, probablemente sería de los más visitados con una gran publicidad, paneles informativos, centro de interpretación, visitas guiadas..etc. Sin embargo en este lugar cerca de la población de Ventorros de San José que se encuentra a unos 17 kilómetros de Loja, poco parece importar el lugar. Había unos paneles, que según nos comentan están en fase de reemplazo. El resto es ya otra historia.
El lugar merece una visita, se trata de un yacimiento asentado sobre una meseta a 800 metros de altitud característico por la roca calcárea existente en la zona.
El yacimiento abarca desde una necrópolis del Neolítico pasando por la Edad de Cobre, pero incluso con restos de época romana y visigoda con tumbas de los siglos VI y VII asociados a un poblado.
Dolmen.
Debemos de hablar de tres zonas diferentes a lo largo de Sierra Martilla, en primer lugar un poblado y necrópolis antigua en donde se han encontrado restos muy someros de cabañas de madera, hablamos del Neolítico del cuarto milenio antes de Cristo y llegando hasta la Edad de Cobre, de este primer asentamiento sería el resto de muro que cerca la meseta, más bien asociado a recinto para ganado y no como muro defensivo.
Dolmen.
Lo más destacable de todo el conjunto son las tumbas megalíticas asociadas a cuevas artificiales, en el camino de las Rozuelas sólo se han encontrado dos unidades, mientras que en el yacimiento propiamente dicho hay hasta ocho unidades de este tipo de enterramiento.
En el mismo lugar y más tardío se han encontrado estructuras íbero-romanas aunque en un número escaso.
Tumbas tardías.
Por último también se encuentran restos de una ocupación más tardía coincidiendo con una ocupación entre los siglos VI y VII después de Cristo, una ocupación Visigoda con unas 41 tumbas aproximadamente excavadas en la roca. Son de diferentes tamaños con una longitud máxima de 1,95 metros y mínima de 1,08 metros, también se aprecian grupos de tumbas que pueden pertenecer a un mismo grupo familiar, e incluso hay casos de una tumba excavada sobre un dolmen. El recinto se distribuye a lo largo de la meseta por una longitud de 100 metros.
Dolmen
Dolmen
Para llegar hasta el lugar, nada más llegar a la localidad de Ventorros de San José, cogemos la primera calle a la izquierda y enlazamos con la carretera de las Rozuelas, a unos 4 kilómetros aproximadamente a mano derecha sale un carril de hormigón y tenemos una señalización que indica dolmenes. Lo suyo es aparcar el coche ahí abajo, al menos que tengamos un todo terreno que podemos subir el carril hasta la zona alta. Nada más andar unos metros y siempre pegado al borde, irán apareciendo en un primer momento las tumbas tardías de época visigoda, hasta que se llega a una cancela normalmente abierta que nos da paso a la Necrópolis y a los dolmenes.
Iznajar desde el Yacimiento.
La visita se puede ampliar con una visita a la Atalaya musulmana que está al final del sendero al borde de la meseta y con bellas vistas.
Atalaya Musulmana.
Por último y volviendo a la carretera al bordear la meseta junto a la carretera hay dos bellos dolmenes que están debidamente señalizados.
Domen junto carretera de las Rozuelas.
DATOS DE INTERES.
PRECIO. Gratis.
HORARIO. No sujeto a ello, está al aire libre sin restricción.
VISITA PARA EXTRANJEROS. Demasiado lejos y complicado fuera de circuitos de visitas, al menos que expresamente se venga a visitar el Neolítico y la cultura de los enterramientos en Dolmenes.
VISITA PARA GRANADINOS. Complemento ideal para una jornada por la zona, con visita a Loja, o Algarinejo, Iznajar, o Fuentes de Cesna, las posibilidades son infinitas.
COMO LLEGAR: Desde ventorros de San José coger la carretera hacia las rozuelas y a 4 kilómetros está el cartel indicativo del Yacimiento.