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domingo, 8 de enero de 2023

Leyendas de Granada. La casa de los Telarones.

 

Hornacina sobre una casa en el Albayzín. 
¿Será la de los Telarones?

Recientemente rememoré en una de las muchas visitas que hago por el barrio del Albayzín esta vieja leyenda de la casa de los Telarones que ya había leído, pero que mis viejas neuronas habían almacenado en lo más profundo de mi cabeza. De igual manera yo se la conté a otro grupo de personas en otro día de agradable paseo, quedando todos maravillados ante esta y otras historias que para ese día me había preparado, y tal y como dice “el maestro” y sabiendo que su propósito es que estas historias se difundan a cuanta más personas mejor, he aquí que os voy a relatar la leyenda de “La casa de los Telarones”.

Aljibe del Paso en el Albayzín. 


A fines del pasado siglo, los habitantes del Albayzín conservaban aún recuerdos de la ciega credulidad de los tiempos anteriores. Sin dificultad afirmaban ser cierto lo que se refería de la intervención de los espíritus invisibles, en los actos, de la vida de los mortales, y con fanática credulidad asentían a cuantas historias maravillosas se contaban relacionadas con el pasado.

Hornacina en la Plaza del Conde, en otra de las 
llamadas "Casas del Miedo". 


La Casa de los Telarones tenía la suya, y aunque fantástica, como hija de la imaginación popular, retrata perfectamente las costumbres de los pasados siglos.


¿Qué ocurría el 21 de Abril de 1774 que multitud de dependientes de la justicia se paseaban por la calle San Gregorio Alto, delante de una casa a la que atribuían ser morada de espíritus infernales?


La delación de la gente del barrio, había hecho que la justicia subiese por aquellas empinadas cuestas, para ver si era cierto todo lo maravilloso que se refería de esta casa. Asegurábase que en ella, trabajadores invisibles hacían funcionar a unos telares descomunales, produciendo unas cintas tan famosas, que eran la admiración de toda la ciudad. Añadían que de noche solo era cuando se escuchaba trabajar, y que de día era el silencio más absoluto el compañero de aquella morada.


Los golillas, aunque sin gana, pero esforzados por el bien parecer, penetraron en el edificio, y el desengaño que llevaron fue inaudito; creyéronse burlados al no encontrar en aquella casa, que estaba deshabitada, signos que demostrasen la existencia de ninguna fabricación.

Telar de Seda. 
Centro de interpretación de la Seda en Cájar. 


Salieron los ministriles corridos, y dieron parte a sus superiores. Pero el clamor popular se acentuó más y más; los ruidos continuaron por la noche, y cuando la autoridad tomó decidido empeño en averiguar la verdad de estos sucesos, presentóse al alcalde del crimen, que moraba en la calle de Elvira, un trabajador que hacía un año había llegado á Granada, con tres hijos suyos, y explicó la verdad de aquellos misterios. Poseedor de pocos fondos, había alquilado una mezquina habitación cerca de la casa vigilada por la autoridad, a causa del miedo de los vecinos, y excitando este, había hecho que no tuviese nunca inquilino. De este modo y comunicándose desde su vivienda con un gran sótano de aquella casa, tejía de noche sus hermosas cintas, que de día, pretextando eran traídas de fuera, vendía a los comerciantes de la Alcaicería. Con tal estratagema lograron algunos fondos, y antes de ser perseguidos como criminales, lo denunciaban a la autoridad.

Madeja de seda en el centro de interpretación de la seda
de Cájar. 


El alcalde del crimen holgó de tan astuto modo de vivir; mucho más cuando supo que eran artífices que habían perfeccionado el modo de ser de los telares granadinos. Contentase con reprenderles, y publicó en el Albaicín tal aventura, para desterrar el miedo de sus crédulos habitantes.

Placeta de la Cruz de Piedra. 


Pero nada logró. Todos siguieron creyendo de buena fe que aquellas cintas eran fabricadas por espíritus invisibles, y la Casa de los Telarones se consideró desde entonces como mansión del demonio, no habiendo quien de noche dejase de hacer la señal de la cruz, al acercarse a la referida casa.


Esta versión de la leyenda de D. Francisco de P. Vila-Real y Valdivia se basa a su vez en la escrita por Afán de Ribera en su obra las noches del Albayzín: tradiciones, leyendas y cuentos granadinos.

Antonio Joaquín Afán de Ribera



Estas leyendas son en su inmensa mayoría inventadas, y tan sólo algunas sí obedecen a cierto contexto histórico o a cierta tradición oral de hechos acaecidos en el pasado y que se fueron transmitiendo de generación en generación. De hecho muchas de estas leyendas de “las casas del miedo” se contaban a los niños para que se quedaran en casa junto a la chimenea y no estuvieran deambulando por las oscuras y estrechas calles del Albayzín.


Como siempre mi agradecimiento público a Eduardo Prados.