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martes, 24 de agosto de 2021

La cantera de Moclín.

 

Muela abandonada en Cantera. 

En esta ocasión nos vamos a trasladar hasta la localidad de Moclín, y hasta los restos de una de las mejores canteras de piedra de molino que había en la Provincia de Granada. Se halla en el paraje conocido como de “Las Canteras”, justo debajo del castillo de localidad, junto a un pequeño promontorio rocoso, y a las que se accede de forma fácil a través de un camino que parte desde la misma entrada del pueblo.


La piedra extraída en este paraje es caliza blanca de una especial resistencia y una gran calidad, lo cual la hacía de las más deseadas de la Provincia de Granada, junto a las canteras del Padul, junto a la carretera de la Cabra. Cabe destacar que lo más lógico es que los molinos harineros que usaban estas piedras se situaran en cierta cercanía a la cantera, por el elevado costo del traslado de dichas piedras.


Lo curioso de esta cantera que en la actualidad se encuentra abandonada, es que aún podemos encontrar en superficie las últimas piedras trabajadas y que no fueron usadas ni vendidas antes del total abandono de la cantera. Así pues no sólo vemos las típicas formas circulares de los lugares en los que se ha extraído una piedra sino también alguna piedra inacabada. No hay constancia escrita de la fecha de la que data esta cantera, aunque se sabe que la explotación terminó en el año 1966 y que su último dueño fue D. Pedro Gálvez Fernández, Madoc en su diccionario Geográfico ya las menciona como unas canteras de alta calidad y de gran demanda en la Provincia de Granada por la dureza y textura de su piedra.


Otra de las muelas abandonadas. 



El trabajo en cantera consistía en los siguiente; Una vez seleccionada la zona a trabajar, se hacía un círculo con el diámetro encargado para la piedra. Alrededor se iba haciendo un surco con el grosor de la piedra de molino. Una vez conseguido ese grosor, se hacía el agujero central y se separaba la piedra de la cantera mediante el sistema de cuñas. Era muy normal y corriente que en este proceso en ocasiones la piedra quebrara por otro lugar y fuera inservible, lo que implicaba empezar de nuevo y desechar los restos de la anterior piedra. La media de obtención de cada piedra era de unos 15 días aproximadamente.


Para transportar las piedras hasta los molinos harineros, se usaban carros tirados por bestias de carga, lo normal y lógico es que esos molinos estuvieran dentro del área de influencia de la cantera, por el elevado coste y dificultad en el traslado de estas piedras que pesaban entre 800 y 1800 kg.


Vista parcial de la cantera. 



En ocasiones las piedras se trasladaban en cuartos y una vez en el molino se unían mediante bridas metálicas y lañas.


La mayoría de los molinos que había en la provincia de Granada eran hidráulicos, es decir utilizaban la fuerza del agua, para mover dos muelas de piedras que molían el grano y obtenían la harina. Todo molino contaba con un complejo sistema de piezas, engranadas las unas con las otras y que conseguían un perfecto movimiento. Lógicamente los molinos harineros se situaban cerca de cauces de ríos o acequias, para de esa forma obtener el agua que proporcionara la fuerza suficiente para mover el sistema, agua que posteriormente era devuelta nuevamente al cauce o acequia.


Vista parcial de la cantera. 



Curiosamente en la localidad de Moclín, hemos encontrado referencias a cuatro molinos; Molino de Pitel, Molino de Blanquillas, Molino de Villares y Molino del Rodeo. © Fco. Javier Hernández.


Las dos piedras que formaban un molino se llaman la solera o fija, que esta en la parte inferior y la corredera o volandera que esta en la parte superior. Las piedras solían tener un diámetro que oscilaba entre los 0,90 centímetros y el 1,30 centímetros con un grosor entre 15 centímetros y 50 centímetros y con un peso anteriormente mencionado entre 800 y 1800 kilos. El ojo o agujero central en la piedra volantera es mayor que en la solera, para de esta manera permitir que el trigo caiga al espacio que queda entre las dos. Cuando el desgaste de la piedra hacía que tuviera un grosor de entre 15 y 25 centímetros era sustituida. La piedra superior también suele tener en su cara interior unas líneas llamadas regatas, que son remarcadas conforme se van usando y desgastando.


Restos de antiguo molino. 

Restos de Piedra en antiguo molino



Con los años y con la revolución industrial y la llegada del ferrocarril se apostó por piedras traídas de canteras francesas, lo que poco a poco fue menguando la producción de estas canteras, posteriormente nuevos sistemas de molienda, fueron poco a poco no sólo dejando en desuso a estas canteras sino a los molinos de cuyas piedras se abastecían. © Francisco Javier Hernández Martín.


Vestigios de la Guerra Civil



Curiosidad aparte de esta cantera es que durante la Guerra Civil Moclín, quedó en manos del ejercito nacional, y justo en este enclave se situó una posición que vigilaba todo el paso de Moclín y los pueblos de Tozar y Limones, a fecha de hoy se conservan las trincheras y los restos de los búnkeres y nidos de ametralladoras, además han sido puesto en valor por el Ayuntamiento de Moclín y son visitables.


Muelas de Molino en la localidad de Viznar. 



DATOS DE INTERÉS:


Precio: Gratis, enclave al aire libre.

Horario: No aplicable, espacio al aire libre.

Visita: Moclín es una localidad que tiene mucho que ofrecer, desde su castillo, su casco histórico, sus atalayas, recorrido como la ruta del Gollizno, y por supuesto esta cantera situada junto a unos vestigios de la guerra civil española.


Cartel indicativo del paraje. 


Como llegar: Si entramos en Moclín desde la carretera Nacional, nada más llegar cogemos a nuestra izquierda la calle San Sebastián, junto al colegio público y cogemos la primera callecilla a mano izquierda que está asfaltada unos metros y después se convierte en un carril de tierra, que va bajando hasta llevarnos a la zona de la cantera y de los restos de la Guerra Civil.


martes, 17 de agosto de 2021

Ocurrió en Granada: Bodas por poderes de las Infantas María y Catalina de Aragón. Hijas de los Reyes Católicos.

 

Infanta María de Aragón. 

Infanta Catalina de Aragón. 


Hoy vamos a relatar un hecho quizás un tanto desconocido por muchos granadinos como el de sendas bodas que tuvieron lugar en Granada en el siglo XVI. Nos referimos a los enlaces entre la infanta María y el rey Manuel I de Portugal y la infanta Catalina de Aragón y Arturo, príncipe de Gales en Agosto de 1500 en la Catedral de Santa María la Mayor del Realejo. Ambas hijas de los Reyes Católicos y ambos enlaces realizados por poderes, todo ello en busca de una mayor hegemonía de España en Europa y en especial en la lucha contra la corona de Francia, para lo cual se buscan alianzas con otras casas y realezas europeas.


Los Reyes Católicos. 



María de Aragón, era la cuarta hija de los Reyes Católicos, nació el 29 de Junio de 1482 en los Reales Alcázares de Córdoba. Si bien en el nacimiento venían mellizos el segundo bebé nació muerto.

En un primer momento la intención de los Reyes Católicos fue la de casarla con Jacobo IV de Escocia, así junto al compromiso de su hermana Catalina se lograba una gran alianza anglosajona, sin embargo no pudo fructificar dicho enlace.

Si bien María asistió a la boda de su hermana Isabel con el rey Manuel de Portugal, poco le hizo sospechar que la temprana muerte de su hermana a los tres años, la convertiría en candidata para seguir formalizando y manteniendo dicha alianza. La boda oficial se realizó el 30 de Octubre del año 1500, si bien con anterioridad se realizó la boda con poderes en la ciudad de Granada.

Cabe resaltar que una de las condiciones para dicho enlace e impuestas por la Infanta María, fue la de la conversión de los judíos lusos al cristianismo, pues muchos se habían refugiado en este país, tras la expulsión de los mismos del reino de Castilla-León.


Manuel I de Portugal



Catalina de Aragón o Catalina de Trastámara nació en Alcalá de Henares el 15 de Diciembre de 1485. Hija menor de los Reyes Católicos, a los seis años de edad en 1492 asiste a la reconquista de Granada, quedándose a vivir en la reciente inaugurada ciudad de Santa Fe.

Catalina era prima en cuarto grado de Enrique VII y de su esposa Isabel de York, pues su bisabuela fue Catalina de Lancaster. A los tres años de edad el 26 de Marzo de 1489 fue prometida en matrimonio a Arturo, príncipe de Gales y el primero en la sucesión al trono de Inglaterra. La Casa Tudor con este matrimonio afianzaba su poder y reconocimiento ante el resto de casas reales europeas, avaladas por esta alianza con los Reyes Católicos.


Enrique VIII


Los matrimonios se celebraron por poderes el 24 de Agosto del año 1500 en la Catedral de Granada que se encontraba en aquellos momentos en el Realejo, Granada a lo largo de su historia ha contado con varias sedes catedralicias, la primera y nada más conquistar la ciudad de Granada en la Mezquita mayor de la Alhambra, en el lugar dónde hoy se encuentra la Iglesia de Santa María de la Alhambra. En 1493 Fray Hernando de Talavera es nombrado Arzobispo de Granada y se produce el primer traslado al barrio del Realejo, estamos ante una nueva Iglesia de una sola nave y con seis capillas a cada lado. Santa María del Realejo, es en esta segunda sede en la que se producirían los matrimonios objeto de esta entrada. De este lugar no queda absolutamente nada, algunas catas arqueológicas han dado con restos de lo que fue la segunda Catedral de Granada, incluso en locales cercanos, quedan restos de lo que pudieran haber sido la cripta de dicha Catedral, pero son teorías sin fundamente. Hubo un tercer traslado de la Catedral hasta el convento de San Francisco Casa Mayor, hasta que finalmente se iniciaron las obras y construcción de la Catedral de la Encarnación que todos conocemos en su actual emplazamiento.


Iglesia de San Francisco en la Plataforma de Ambrosio de Vico. 

Situación en el mapa de Dalmau 1789


Plaza del Padre Suarez que estaría ocupada parcialmente
por la Catedral granadina. 

Aljibes o parte de la Cripta de la Catedral
en el cercano restaurante de la 
Alacena de las monjas.


Ese día los Reyes acompañados de sus hijas las infantas María y Catalina y del resto de la corte, bajaron desde los Palacios Reales de la Alhambra hasta la Catedral de Santa María del Realejo.

En primer lugar se desposó a la infanta María con el Rey Manuel I de Portugal, actuando en nombre del monarca, Álvaro de Portugal.

En segundo lugar de desposó a la infanta Catalina con el príncipe de Gales, actuando como representante el embajador de la corte inglesa.

Fray Hernando de Talavera fue el encargado de bendecir y oficiar ambos matrimonios.


Fray Hernando de Talavera. Arzobispo de Granada. 



El día 23 de Septiembre del año 1500 María empieza su viaje hacia la corte Portuguesa, va acompañada del arzobispo de Sevilla D. Diego Hurtado de Mendoza, hermano del Conde de Tendilla y uno de los grandes personajes del siglo XVI. La acompañan ilustres personajes como el Marqués de Villena, Diego Pacheco, Alonso Fernández Señor de Aguilar y el Señor de Palma, todos ellos con la misión de acompañar a la comitiva hasta la raya de Portugal. En la primera etapa del viaje los Reyes junto con la Infanta Catalina acompañaron a María hasta Santa Fe, allí se despidieron y siguió camino hacia Alcalá la Real.


El día 21 de mayo del año 1501 y tras una larga demora, ante la presión inglesa y la llegada del rey Fernando de sus últimas batallas a la ciudad de Granada, se produce la partida de Catalina hacia Inglaterra. Acompañaban a la comitiva el Arzobispo de Santiago D. Alonso de Acebedo, los obispos de Osma, Salamanca y Mallorca, también y representando a la aristocracia iban el conde de Cabra, Diego Fernández de Córdoba, María de Mendoza y el comendador Gutierre de Cárdenas . Acompañaban de igual forma fray Juan de Léniz confesor de la princesa y su ama de honor Elvira Manuel. Esta expedición llegó hasta La Coruña desde donde zarparon rumbo a Inglaterra, no sin el percance de que con viento en contra, llegaron a Laredo, dónde hubo que esperar varias semanas. Finalmente el 2 de Octubre de 1501 llegaba la expedición al puerto de Talamonte en Inglaterra dónde fue recibida con vítores. El 14 de Noviembre de 1501 por fin se desposaron los esposos en la Iglesia de San Pablo de Londres, sin embargo la alegría duraría poco pues el 2 de Abril de 1502 el Rey Arturo fallece de enfermedad dejando viuda a Catalina la cual afirmó que aún era Virgen, creando una gran controversia.


Del matrimonio de María con Manuel I de Portugal nacieron nueve hijos, siete varones: Juan que sería rey de Portugal con el nombre de Juan III, Luis de Portugal, Hernando duque de Guarda y Trancoso, Alonso cardenal de Portugal, Duarte, Enrique y Antonio que murió de niño y dos hijas Isabel de Portugal que se convertiría en la mujer del emperador Carlos V, nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, de este matrimonio nacería el futuro rey de España Felipe II. La otra hija del matrimonio fue Beatriz de Saboya. María murió el 7 de Marzo de 1517 en Lisboa y fue enterrada en el monasterio de los Jerónimos de Belén.


Con respecto a Catalina, tras enviudar del rey Arturo se casó con el segundo hijo de Enrique, el duque de York. El 11 de Junio de 1509 dos meses después de la muerte del Rey Enrique se produjo este segundo matrimonio entre Catalina y el que sería uno de los reyes más significativos de Inglaterra, Enrique VIII. De este matrimonio tan sólo una hija sobreviviría a múltiples embarazos María I. El resto de la historia es harta conocida y ha sido llevada al cine y la televisión, en especial con la aparición de dos personajes muy singulares como las hermanas Bolena.


Serie los Tudor donde Catalina de Aragón y Enrique VIII son 
los grandes protagonistas de la primera temporada. 

Serie Isabel con María de Aragón. 


Catalina murió el 7 de Enero de 1536 y fue enterrada en la Abadía de Peterborough, posteriormente convertida en Catedral, allí sigue su lápida flanqueada por dos estandartes el real de Inglaterra del siglo XVI y el de España con los reinos de castilla-León y en especial Granada, siendo la Granada un símbolo que ella había adoptado como personal, por su gran amor a nuestra ciudad y a la Alhambra y también porque la Granada es símbolo de fecundidad.


Tumba de Catalina de Aragón. Fuente Wikipedia. 


Todavía y a fecha de hoy se le sigue rindiendo homenaje todos los años y en su tumba nunca faltan flores frescas.


Como hemos visto durante los últimos años del siglo XV y primeros del XVI Granada estaba en el centro del mundo conocido, aquí estaban los Reyes Católicos y aquí se decidían los designios de Europa y del nuevo mundo, fruto de ello, fue esa boda celebrada en pleno barrio del Realejo, dónde hoy se encuentra el MADOC, junto a la calle San Matías. Una boda por poderes que marcaría el devenir de las grandes dinastías y coronas de Europa, la Española, Portuguesa, Inglesa y Francesa.



sábado, 14 de agosto de 2021

Sistema defensivo Nazarí. Castillo de Órgiva.

 


El castillo de Órgiva se encuentra situado en el Sur de la población, una vez cruzado el puente sobre el río Guadalfeo y atravesado el túnel, sobre una elevación conocida como el cerro del Castillo y rodeado por el barranco de los Castillejos.


Zona alta del Cerro del Castillo. 



En origen la fortaleza debió contar con dos recintos amurallados, si bien en la actualidad sólo se conservan restos del recinto en la parte superior del cerro y todos ellos en un lamentable estado de abandono.


Restos de mampostería, posiblemente del recinto inferior. 



Por una parte encontramos restos de una torre de tapial, con unas medidas de 12,85 metros por 6,25 metros, debió ser maciza y se conservan unos 4 metros de altura. Gran parte de ella fue utilizada por el cortijo que se construyó sobre las ruinas del castillo.


Muros de Tapial


En otra parte del recinto se conservan los restos de un aljibe con una medida de 3,17 metros por 2,42 metros y construido con muros de hormigón, no se conserva nada de la bóveda que lo cubría.


Restos de Aljibe



Junto al aljibe hay restos de dos muros de tapial. También encontramos en el este del recinto otro aljibe con unas dimensiones de 4,12 metros por 2,13 metros y una altura de 1,50 metros. Está construido con muros de hormigón de cal y no quedan restos de la bóveda que lo cubría. Aunque sí conserva restos del pavimento original.


Línea de muro


Restos de Torre. 



También encontramos en la parte superior del recinto restos de muralla que cerraban este primer perímetro del castillo. Todavía es posible encontrar restos de cerámica esparcidos por todo el conjunto del castillo.


Restos de muralla de mampostería



Como ya hemos comentado el estado es muy malo, especialmente debido a la construcción de un cortijo sobre los restos que había del castillo. Además gran parte de la ladera se han plantado almendros y se aprecia cierta actividad agrícola.


Almendros dentro del recinto. 



La presencia humana en la zona, no sólo la datamos en época musulmana sino que desde el siglo I a.c , ya se aprecia cierta ocupación del espacio, justo debajo del cerro contamos con un nacimiento de agua natural, además de contar con la presencia del río, y una rica actividad minera en la Sierra de Lujar, cuyo acceso se hace por caminos que parten desde el mismo castillejo.


Zona de aparcamiento. 



Para acceder al Castillo de Orgiva, debemos de salir del pueblo dirección Torvizcón, y una vez cruzado el pueblo, girar a la derecha y pasar por el túnel, a unos 400 metros, encontramos ya el cartel que nos indica Castillejo de Orgiva. Podemos aparcar enfrente en un gran espacio desde donde parte el carril que va a las minas de Lujar, algunas en activo a fecha de hoy. Para subir al castillo visualmente debemos seguir el camino en zig-zag que nos lleva hasta la parte más alta, a través de una ladera toda llena de escombros y restos de piedras y tierra.


Vista de la Alpujarra y de la Sierra. 



Históricamente Orgiva (Yuz Uryuba) pertenecía a la cora de Ilbira. Era una alquería de obligado paso entre Granada y Almería. Ibn Al-Jatib la menciona como perteneciente a iqulim Farrayra junto con las fortalezas de Lanjarón y Andarax.


Detalle



Los Reyes Católicos tras la reconquista entregaron la Taha de Orgiva a Gonzalo Fernández de Córdoba.


Sierra de Lujar



Es un enclave singular y curioso, pese a que la pendiente es pronunciada en no más de cinco minutos estamos en la cumbre y tenemos unas bonitas vistas de Órgiva y de las Sierras colindantes. 


jueves, 5 de agosto de 2021

Leyendas de Granada: La laguna de Vacares.

 


Sierra Nevada tiene en su territorio una gran variedad de lagunas y lagunillos, algunas de ellas muy conocidas como la laguna de las Yeguas, otros algo escondidos y difíciles de acceder como el lagunillo misterioso, pero también hay lagunas llenas de leyendas e historias, y sin duda alguna la laguna de Vacares es su mejor referente, se encuentra bajo el Puntal de Vacares en una de las zonas de la Sierra menos transitadas, de hecho se queda lejos de la estación de esquí de Pradollano y del eje Veleta-Mulhacén tan transitado por excursionistas y montañeros. Está a una altura de 2869 metros es una laguna de origen glacial con una gran profundidad, lo que ya de hecho le da un aspecto siniestro, no cuenta con salida de agua como otras lagunas de Sierra Nevada.


Históricamente las gentes de Sierra Nevada han dicho de esta laguna que es un ojo de Mar que comunica con el Mediterráneo, que encierra un filón de oro en sus profundidades, que encierra un palacio moro, o que da albergue a un pájaro blanco que anuncia la muerte entre otros. Estas leyendas han sido recogidas por varios autores como Fidel Fernández o Titos Martínez, y a continuación vamos a reproducir algunas de ellas.





Leyenda del “Pájaro blanco de Vacares”.


Hace ya muchos años que tres cazadores de cabras monteses que seguían los rastros de una res se perdieron en los laberintos de la Sierra, y se encontraron, ya bien entrada la noche, en los precipicios que rodean a la Laguna de Vacares, de donde era imposible salir sin luz del día. Buscaron, pues, una oquedad en la que guarecerse, y se prepararon a dormir al abrigo del refugio improvisado, quemando algunas ramas de sabina para calentarse.

Era una noche tenebrosa. El cielo estaba cubierto de nubes, y temiendo el ataque de los lobos, acordaron que uno de los cazadores vigilara junto al fuego, mientras los otros dos se envolvían en mantas, con la carabina al alcance de la mano.

Buen rato llevaba de centinela el cazador a quien correspondía el primer tercio de la guardia, cuando observó una lucecilla brillante y azulada, que como estrella fugitiva giraba junto a él. Arrojó, alarmado, un haz de leña sobre los rescoldos de la hoguera, y al lograr un vivo resplandor que disipó la oscuridad pudo apreciar que la luz que tanto había llamado su atención brillaba entre los ojos de un pájaro blanco, que le miraba fijamente.

Requirió el cazador la carabina, y apuntando con cuidado, hizo fuego. La detonación retumbó de roca en roca como un trueno formidable; se apagó de repente la blanca lucecita, y del lugar donde el ave posaba sus plantas, surgió una hermosísima mujer vestida de blanco, que lo miraba sonriente, llamándolo con palabras de amor.

Cuando al amanecer despertaron los otros dos cazadores, hallaron junto a las cenizas de la hoguera el rifle disparado de su compañero, y a pesar de registrar los alrededores con cuidado, no lo pudieron encontrar entre las rocas que se acumulan en Vacares, por lo cual dedicaron el día a recorrer uno por uno los recovecos cercanos de la Sierra, volviendo cerca del ocaso a refugiarse en la misma guarida que les cobijó la noche anterior.

Se acostó bajo la roca el más joven de los dos, y comenzó el mayor la vigilancia, paseando, arma al brazo, junto a la hoguera chispeante. Un ruido extraño le hizo fijar la atención en una hermosa ave blanca, que en círculos espaciosos y pausados se cernía sobre él. En la frente de aquel pájaro brillaba un magnífico diamante, que despedía destellos azulados. El cazador quedó absorto. El ave se detuvo de pronto, inmóvil sobre una roca, tapándose con un penacho de plumas la luz que fulgía en medio de su frente, y dando lugar a que el montañés, repuesto de la impresión, apuntase con la escopeta e hiciera fuego sobre el pájaro, que se transformó en una mujer admirable, ante la que cayó fascinado, de rodillas, el cazador de monteses.

Cuando a la mañana siguiente despertó su compañero, se encontró solo, absolutamente solo, en la orilla de la laguna de Vacares. Poseía el valor nativo de los montañeses y no le arredró la soledad. Decidido a desentrañar el secreto de aquellas misteriosas desapariciones, se preparó a pasar la noche vigilante en la misma gruta que les había servido de pasajero refugio. Encendió lumbre, puso a mano la escopeta y se recostó sobre la roca, dispuesto a pasar la noche en vela.

De pronto, brilló una cosa blanca al otro lado del fuego; lo blanco tomó forma de ave que se transformó en una mujer muy hermosa. Ligera como el viento, y antes de que el cazador hubiera podido incorporarse, estaba a su lado la bella aparición, y tocándole con un dedo entre los ojos, lo sumió en un profundo letargo.

La ondina, mirando fijamente al cazador, fue presa de un estremecimiento y, cuando quiso arrastrar al joven hacia la laguna, notó una sensación extraña que nunca había experimentado. ¡Qué bello es!, se dijo. Quedó unos instantes en silencio, reflejando en su rostro huellas de una profunda emoción; pudo, al fin, dominar la perfidia de sus instintos destructores, y se fue inclinando poco a poco hasta poner sus labios en la frente del cazador, donde depositó un beso de pasión. ¡Este no! –murmuró sonriendo– ¡Tan joven! ¡Tan bello! ¡Perezcan otros por él! ¡Este será mi amante, y yo seré su esclava, si me concede su amor!

La bella aparición recobró la forma alada, y colocando sobre su lomo al dormido cazador, se lanzó a la laguna, atravesó sus ondas, y pronto estuvo con su preciosa carga en la gruta misteriosa que le servía de guarida.

Cuando el cazador abrió los ojos en un palacio de cristal, iluminado por diáfana claridad, tenía a sus pies, rendida y sonriente, a la misteriosa dama blanca que solicitaba sus amores.

Aquella gruta resultó para el joven cazador un paraíso en miniatura. Los días pasaban sin sentir. El pájaro blanco, siempre a los pies del mancebo, dejó de presentarse sobre la tierra, y sólo vivía para el galán afortunado. Mucho tiempo transcurrió sin que iluminara con su luz fosforescente las sombrías laderas de la laguna de Vacares.

Un día, sin embargo, despertaron sus apetitos carniceros y abandonó por unas horas al mancebo, para volver a sus acechaderos de la Sierra. Curioso, el cazador se entretuvo en recorrer las galerías del dorado calabozo, en una de las cuales, y entre restos de pastores devorados por la ondina, reconoció los de sus compañeros.

Se apoderó de él un terror profundo, y el recuerdo de sus padres le trajo el deseo ardiente de salir de allí. Pero no le era fácil conseguirlo, ni hubiera podido 1ograrlo si, guardando un profundo disimulo, no hubiera sugerido una noche a su guardiana la idea de que lo sacara, siquiera por unas horas, a pasear sobre la superficie de la tierra.

Extendió la bella ondina, convertida en ave blanca, las dos alas por el aire; y a caballo sobre ellas el amante, remontaron hasta una roca erguida en medio de un valle solitario. Sacó entonces el cazador un pequeño crucifijo que su madre le había colocado sobre el pecho al despedirlo para su excursión a la Sierra, y lo puso ante los ojos de la ondina, protegiéndose la cara con la efigie del Redentor.

Verla, y lanzar el pájaro blanco un lúgubre graznido, fueron hechos simultáneos; quiso avanzar sobre el mancebo, pero se halló sujeta por una fuerza sobrenatural y misteriosa, y airada y rugiendo, se fue alejando poco a poco, hasta que se perdió en las tinieblas de la noche. Varios pastores la han oído de noche llamando a gritos al cazador de la montaña.

No hay noticias desde entonces de que un solo mortal se haya librado de las garras del pájaro-mujer. Cuantos han recibido su visita en las alturas de la Sierra, han sido implacablemente atraídos hasta los bordes de la laguna, y arrastrados bajo sus aguas tenebrosas. La ondina no ha vuelto a sentir amor ni compasión. Cuantos han tenido la desgracia de verla, han hallado la muerte al mismo tiempo. ¡Ay de quien la encuentre en las soledades de la Sierra.





Otra de las leyendas de esta laguna de Vacares es la siguiente:


Yace la Laguna, que califican de traicionera, y a la que nunca acercan sus ganados los pastores de la Sierra, en el fondo de una profunda sima, que le da aspecto terrorífico en medio de aquellas soledades, rarísima vez pisadas por la planta humana, y casi siempre coronadas por un turbante de nubes.

   En tiempo de los moros, hubo en las alturas de Sierra Nevada un espléndido palacio, rodeado de bellísimo jardín. Eran de mármol y de serpentina las solerías, y de estucos y alicatados, como los bellos aposentos de la Alhambra, las paredes. Espesas arboledas se prolongaban hasta un lejano cerco de montañas, manteniendo el palacio aislado y oculto de la curiosidad de los mortales.

   Allí vivía una bellísima princesa, cuyo padre, el Rey moro de Granada, la sometió recién nacida al estudio de los sabios, mandándoles descifrar el Destino de la niña en el libro de los astros. El horóscopo anunció que la princesa moriría al conocer el Amor, y el Rey, queriendo oponerse a la fatal sentencia, fabricó el palacio en el sitio más inaccesible de la Sierra, mandando que nadie se acercase a aquel lugar, donde la encerró bajo la vigilancia de una mujer de confianza: la discreta Kadiga, de los cuentos alhambreños.

   Pasaron los años, y la niña llegó a hacerse mujer, sin conocer más mundo que el que se contenía en aquel marco de montañas, ni más personas que las esclavas encargadas de su servicio. Un tenebroso subterráneo, cuya entrada era un misterio para todos, permitía al Rey visitar de vez en cuando aquel paraje inaccesible, y ver desde lejos a su hija, cuando oculto entre las espesuras la miraba pasar por los laberintos del jardín.

   Se hallaba un día Cobayda (que así se llamaba la princesa) recreándose en los bosques que limitaban el recinto de la morada, cuando apareció entre los árboles un arrogante caballero, que se había perdido en la montaña y vagaba de valle en valle sin encontrar el camino que la condujera a la ciudad.

    La princesa, que nunca había visto más que en sueños una figura varonil, sintió intensa emoción ante aquel joven tan apuesto. El doncel, por su parte también se enamoró, y desde entonces, y aprovechándose de la confiada seguridad en que vivían Kadiga y sus esclavas, salía todas las noches la princesa para encontrar al joven vestido de azul, junto a las frondosas alamedas del jardín.

     El carácter antes triste y melancólico de Cobayda, se tornó alegre y animado. Esto despertó las sospechas de Kadiga, y puesta en vigilante acecho confirmó sus temores, sorprendiendo a la enamorada pareja.

  Montó en cólera el Sultán al conocer la noticia, y la comprobó por sí mismo, escuchando las palabras de amor que el hermoso joven deslizaba junto al oído de la enamorada doncella.

   Ciego de ira el Rey moro se lanzó furioso contra la feliz pareja. Un relámpago brilló cuando el Sultán desenvainó su alfanje damasquino, y la cabeza del doncel rodó largo trecho por el suelo, hasta quedarse convertida en una piedra negruzca que aún puede reconocerse fácilmente.

   La princesa, asustada por aquella terrible aparición, quedó convertida en hielo, y de sus ojos brotaron tantas lágrimas que bastaron para llenar el valle y convertirlo en un lago salado (La Laguna de Vacares), que cubrió el palacio, el valle y el jardín. El Rey, aterrado por la desesperación de aquella hija predilecta, quiso huir, pero no pudo: se había convertido en una enorme roca, que sigue enhiesta junto a la  Laguna, y gime y brama cuando en las noches de furioso temporal la recorren el remordimiento y el dolor.




BIBLIOGRAFIA:


FERNÁNDEZ, Fidel (1931) Sierra Nevada.

TITOS MARTINEZ, Manuel (1992). Leyendas de Sierra Nevada.

FERNANDEZ MARTINEZ. F y FERNÁNDEZ RUBIO,F. Sierra Nevada.


lunes, 21 de junio de 2021

Geoda de yeso de Albuñol. Minas de Fabiola y Balduino.

 

Geoda de yeso. 

En Albuñol, hay una zona con varias minas abandonadas en cuyo interior de una de ellas encontramos un verdadero y auténtico tesoro. La Geoda de Yeso de Albuñol, no tiene la envergadura ni importancia de la recién abierta mina y geoda de Pulpí (Almería), vamos no hay ni punto de comparación, pero la emoción de entrar en una mina abandonada y descubrir lo que encierra es un lujo que no siempre va a estar a nuestro alcance.


Junto a formaciones de yeso.

Detalle

Detalle. 


Dicho lo cual, advertir que en efecto tanto la mina como todo el entorno en principio y a finales del año 2020 cuando yo estuve está en total estado de abandono, lo cual no implica dos cosas, en primer lugar que tenga dueño legítimo y que en cualquier momento adopte medidas de restricción al paso de personas. Y en segundo lugar que el adentrarse en una mina abandonada conlleva un riesgo del que cada cual se debe de hacer responsable. Para nada y desde este blog nos hacemos responsables de lo que cada uno haga, nuestra intención con esta entrada es que veáis las maravillas que encierra las entrañas de nuestra tierra y poco más, lo que cada uno haga a partir de aquí es responsabilidad suya.


Galería principal. 

Galería y restos de travesaños. 

Galerías laterales y peligrosas. 

Estrechamientos y zona de minerales. 



Las minas se les conoce con el nombre de Balduino y Fabiola y se llega partiendo casi desde el mismo pueblo de Albuñol, justo en el punto dónde empieza la ruta de las Angosturas, en este punto nosotros cogeremos el camino señalizado como de las minas y subiremos un sendero que nos llevará directamente y sin pérdida hasta la zona minera, dónde nada más llegar veremos las diferentes galerías y edificios abandonados que hay. El nombre de Balduino y Fabiola claramente hace alusión a los reyes de Bélgica que tienen propiedades en Motril y que seguramente se desplazarían hasta estos lugares practicando la caza.


Albuñol. 


La zona por extensión de toda la Sierra de Lujar se lleva explotando desde los siglos VII y VI a.c, aunque fue a finales del XIX y principios del XX, cuando se vivió un gran revolución industrial con cientos de explotaciones mineras de diferente índole por toda la Provincia. Todavía en Orgiva siguen en pie explotaciones mineras que extraen flúor y hay proyectos de rehabilitar estas minas.


Las Angosturas. 



La otra ruta la de las Angosturas, nos lleva por un bello camino a través de la rambla seca del río, pasando justo por debajo de la famosa cueva de los “murciélagos”, donde se produjo un importante hallazgo arqueológico en el que destacaban unas sandalias de esparto hechas por el hombre primitivo y una diadema de oro, ambos objetos conservados en el museo arqueológico de Granada. También en esta ruta algunas empresas de aventura practican descenso desde la zona de minas hasta la rambla practicando rappel.


Rappel de 25 metros. 

Angosturas. 

Angosturas. 



Dentro de la mina de Albuñol, lo que más nos va a llamar la atención y por supuesto hacer la delicia de nuestros ojos, es una geoda de yeso de una gran belleza, y donde no puede faltar una gran fotografía. En el resto de espacios vamos a encontrar principalmente galena, que era el objetivo de estas explotaciones y otros minerales asociados como cinabrio, spangolita, malaquita, linarita y yesos sericolitas.


Foto de Mª José Martín. Detalles. 

Detalles. Foto de Mª José Martín. 

Detalles. Foto de Mª José Martín. 


Al entrar en la mina hay que hacerlo con un equipamiento adecuado, con casco de protección, luz frontal, tomando todas las medidas necesarias, y especialmente haber avisado de nuestra intención al exterior, la mina ha tenido muchos derrumbes tal y como podremos apreciar a los pocos metros de entrar, a ambos lados y a los pocos metros veremos una serie de cavidades inferiores al nivel del suelo, son muy peligrosas y las dejaremos atrás, para acceder a la primera gran sala que hay a nuestra izquierda dónde se encuentran los mejores ejemplares de minerales y la geoda de yeso. Si volvemos a la galería principal y la seguimos veremos que todas las bifurcaciones terminan sin salida debido a los derrumbes.


Entrada a la galería. 


Ya en el exterior tenemos otra segunda galería que podemos seguir hasta el final, dónde todavía en el último rincón de la galería quedan los agujeros realizados para introducir las cargas de dinamita, en esta segunda galería no hemos apreciado gran cantidad de minerales. El resto del conjunto se complementa con una multitud de edificios abandonados y también con otras galerías y pozos diseminados por el entorno.


Estructuras abandonadas de la mina. 

Segunda galería. 

Caseta. 

Tolva. 


En esta ocasión no pongo su ubicación concreta por preservarla de “malas gentes”, pero seguro que si eres un verdadero amante de la naturaleza darás con la forma de llegar a ella.