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sábado, 13 de noviembre de 2021

Acequias del Aceituno y Cecarta. Ruta Otoñal. Senderismo familiar. Lanjarón.

 

Acequia Cecarta. 

Vamos a escribir una serie de rutas otoñales que pueden ser practicadas por toda la familia, obviamente se pide tener un poco de forma física y fondo, y saber orientarse e interpretar un mapa, o las señales que vamos a ver a lo largo del recorrido. 

En esta ocasión nos vamos a ir la la puerta de las Alpujarras, al pueblo de Lanjarón, que todo el mundo conoce por sus aguas medicinales. Por encima del pueblo hay un gran número de acequias, construidas en tiempos de los musulmanes e incluso algunas en tiempo de romanos y que a través de casi milenarios sistemas, llevan las aguas del deshielo de Sierra Nevada no sólo al pueblo, sino a todos los cultivos que hay tanto por encima como por debajo. 

La ruta es fácil de hacer, y  está completamente señalizada en todo su recorrido, la ida va a ser toda cuesta arriba y aquí sí quizás encontremos dos pequeños repechones, pero que con buen ritmo se hacen sin ningún tipo de problema, la vuelta es en llano por la acequia, y luego en total bajada por unos caminos y senderos hechos para burros y no para personas, pero con un encanto especial y que a nosotros nos gusta mucho. 


LA RUTA


Vamos a empezar en la Plaza de la Constitución de Lanjarón, allí está el Ayuntamiento y en la pared de su lateral, hay paneles con todas las rutas que se pueden hacer en nuestro caso la de las Acequias del Aceituno y Cecarta. 


Panel informativo. 


Desde la plaza cogemos la calle Hondillo, y ya en el suelo vemos unas pisadas que nos indican el buen camino, la calle Hondillo es una calle tradicional de Lanjarón, en ella veremos pilares, bonitas casas, típicos tinaos y hornacinas con vírgenes y cristos, es el Lanjarón más auténtico y fiel a su pasado. Por ahí seguimos hasta la calle Piedra del Castaño, dónde en su esquina veremos que ya hay una indicación del camino, giramos y todo recto hacia arriba. 





Al llegar arriba vemos una indicación que nos indica a la izquierda, pero en el mapa del pueblo la ruta va a la derecha, hay una contradicción, pero luego ambos caminos se unen. Si vamos hacia la izquierda salimos a un carril  que cogemos a la derecha, y si vamos a la derecha cogemos un bonito sendero entre huertas y fincas, aquí está el problema, yo creo que los vecinos se han hartado de tanto paseante, y han puesto carteles por todas partes diciendo que el camino es propiedad privada y que está prohibido el paso, aquí a gusto de cada cual, pero yo cogí el sendero. Yendo por el sendero, llegamos a una casa al final, dónde ya vemos una bajante de la acequia, y hacemos un primer repechón hacia arriba por un sendero, hasta que llegamos a la acequia propiamente dicha junto a un hermoso castaño. Ahí vemos que desde la izquierda viene el camino que hubiéramos cogido en el otro sentido. En cualquier caso seguimos por encima de la acequia que está cubierta hacia la derecha. 

Teorico sendero privado. 

Ramal de Acequia aceituno. 

Pequeña subida que enlaza con la Acequia. 


Ya vamos por encima de la acequia, el paisaje es bonito, hemos ganado altura y disfrutamos del entorno, llegaremos a una parte del recorrido donde la acequia empieza a estar al descubierto y hay unas barandas, para evitar el vértigo, pues estamos en zona abrupta y con caídas. 

Poste indicativo

Tramo de Acequia cubierta. 

Al final de este trayecto, llegamos a una intersección que nos indica que a 50 metros está la alberca del aceituno, y que el camino es hacia arriba, así que por 50 metros vamos a la alberca y luego volvemos sobre nuestros pasos y subimos. Este a mi juicio es el repechón más grande que tiene el sendero, así que calma y paciencia. Una vez subido, llegamos aun carril asfaltado, tomamos aire, y seguimos subiendo pero el desnivel es aceptable. 

Tramo con barandas. 

Alberca

Desvío Alberca/Sendero


En la primera recurva del carril, veremos una indicación, así que dejamos ese carril asfaltado y seguimos rectos por un pequeño sendero de tierra, y en menos de 100 metros llegamos al área recreativa de Las Monjas, es el lugar idóneo para tomarse una fruta o hacer una pequeña parada. La zona está llena de grandes y hermosos ejemplares de castaños, además hay fuentes con agua potable. 

Dejamos el carril en este punto. 

Sendero al área recreativa

área recreativa



Desde la misma área recreativa, seguimos las indicaciones, volvemos a acceder al carril y subimos unos pocos de metros más hasta llegar a unos enormes depósitos de agua, aquí cogemos el camino que se nos abre a nuestra izquierda hasta llegar a las segundas de las acequias la de Cecarta. En este punto partiría también el desvío si quisiéramos hacer la ruta de la Mezquerina, pero eso ya es otro cantar. 

Últimos metros de subida. 

Desvío para las dos rutas de acequias. 

Acequia Cecarta. 


Estamos sobre la acequia y aquí ya es todo coser y cantar, nos queda un buen trecho siempre sobre la Acequia y siguiendo los postes indicativos, tendremos que cruzar otro carril pero siguiendo siempre por la acequia. Esta zona es la que más castaños tiene, pero también hay restos de un incendio que hubo en la zona hace ya muchos años.




 

Siempre seguiremos por la acequia y en un momento dado, dejará de ser el terreno llano y empezaremos a bajar, a partir de este momento en cada cruce de caminos o senderos habrá una señal, que nos indique la dirección correcta de la ruta, incluso habrá un par de ocasiones que habrá caminos alternativos que nos llevarán a Lanjarón, por caminos más cortos, pero nosotros seremos fieles al recorrido de la acequia, igualmente pasaremos por cortijos, eras, y veremos paisajes muy bonitos. 

La acequia se precipita sobre Lanjarón. 

Cortijos

Curiosa figura

Eras. 

Las indicaciones siguen hasta Lanjarón. 


La última parte del recorrido es ya la entrada en Lanjarón, aquí ya dejará de haber señales, pero es dejarse caer hasta la calle Real de Lanjarón y de ahí volver a la Plaza de la Constitución, donde habremos completado el recorrido. La ruta está pensada para estar unas 2 horas y medias más o menos, pero a eso hay que sumarle las paradas que cada uno haga y el ritmo que cada uno lleve. 


Fuente de Cortijada

Indicaciones

Calles de Lanjarón

Plaza de la Constitución 


Por supuesto aconsejable para todo el mundo, pero siempre que se tenga cierta experiencia y forma física. Y no me queda más que poner un enlace a un vídeo de YouTube, y un enlace el truck de la excursión, espero que la disfrutéis mucho y que la recorráis lo mejor posible. 






PINCHA AQUÍ PARA EL TRUCK DE LA RUTA












jueves, 4 de noviembre de 2021

Sucedió en Granada. El duende del río Darro. Julio de 1935

 

Inicio del Embovedado del Río Darro junto a la Plaza de Santa Ana. 
Desde aquí se oyeron los primeros gemidos y lamentos. 

En este apartado de sucesos ocurridos en Granada a lo largo de su historia, hoy nos vamos a detener en el verano del año 1935, y vamos a asistir a un episodio sacado de los míticos programas del Dr. Jiménez del Oso o de cuarto milenio para aquellos de más corta edad. Me refiere a la aparición de un Duende en el embovedado del río Darro, no sólo es un hecho que ocurriera en nuestra ciudad, sino que ya había habido desde el año 1934 varios avistamientos de este curioso “ente” en otras ciudades de España, empezando por Zaragoza y pasando por Toledo. Afortunadamente para nosotros la prensa local de la época, así como el magazine “Mundo Gráfico”, nos dejaron un ilustrado y pormenorizado relato de la acaecido en aquellas calurosas noches del verano granadino.


Portada del Mundo Gráfico con la noticia. 
Fuente. Biblioteca Nacional de España. 



El Defensor de Granada escribía para sus lectores en el martes 23 de Julio de 1935 que:

Un clérigo que habita una casa bajo la silueta conventual, de campanario estrecho y largo, de la Iglesia de Santa Ana, salió con alarma de sotanas alzadas, gritando la alarma por un ventanuco de su alcoba.

-¡Un demonio, un demonio!

Cundió el revuelo en la calentura de los camastros en aquellas horas. Y de las casas, estas casas que se asoman al Darro como imágenes eternamente contemplativas de sus sabores legendarios, salieron con prisa sintética de vestido unas comadres espantadas:

-Pero padre ¿qué pasa?

-¡Un demonio, hijas, un demonio ! Acabo de verlo. Lleva un traje blanco y chilla como un niño.

  • ¡ Dios santo!¿Será un alma en pena, padre?

  • -¡ Un alma en pena!, ¡un alma en pena!, Dios te salve María, llena eres de gracia....

El clérigo discurría sobre un rosario y acalló con un crucifijo los temores que le alzaron la sotana. Pero las comadres pusieron mecha al pánico, y el episodio demoníaco corrió por todo el cauce, levantando a todos los vecinos.

Poco después la Carrera del Darro se hallaba llena de trasnochadores sin emociones de juerga, de guitarristas en paro, de choferes nocturnos y de serenos del distrito. Acudieron los de Asalto. El negro cauce del río se abrió a la investigatoria de las linternas policiacas.

-Pues no se ve nada...Una falsa alarma. Nada, Nos vamos...Pero cuando los de asalto iniciaban el abandono, una voz infantil surgió del cauce, transformada en un lamento amplio y terrible. Entonces el miedo apabulló a los curiosos. Y, de repente, los que allí vigilaban las sombras del río pudieron ver que de una piedra se alzaba algo parecido a un reptil que llevaba una especie de sábana blanca, que comenzó a saltar como un gamo y que desapareció entre gritos de niño caprichoso por una higuera silvestre de las que allí nacen.

Los guardias no tuvieron tiempo de nada. La aparición del duende puso carne de gallina a sus espectadores circunstanciales. Se descendió al río. Nada. Se registró a la luz de las linternas. Nada. Se amenazó al demonio llorón con abrirle la cabeza a balazos. Nada. Y este silencio, que penetró en la epidermis de todos con un terror trágico, se tomó como aviso prudente para dejar al diablo con sus lamentos y su camina de noche.

¿Será, en efecto un duende más? ¿Tendrá Granada un auténtico demonio que se baña en el Darro y que se baña de Madrugada?

-¿Usted cree en esta aparición del fantasma'-le hemos preguntado a una vecina oronda de las orillas del Darro.

-Mirosté. No hay más que un fantasma hoy por hoy. Y este fantasma es el hambre. Por mi salud que es así.

Pero acaso esta vecina sea demasiado materialista. Sin embargo esta otra, que frecuenta los cuentos de Calleja nos ha respondido de este modo folletinesco.

-¿No le parece a usted de que esto de que el duende llore hay que pensarlo mucho? A lo mejor una es muy mal pensá. Pero como hay tantas madres tan malas. ¡Quién sabe si es el alma de un niño enterrado en vida para ocultar la deshonra de una infame!

Historias así se han contado muchas después de las veinticuatro horas del suceso duentístico. Hasta se ha dicho que por el río corre un cocodrilo traído por algún abisinio desertor.



Leyendo estas líneas imaginamos que la noche estuvo movidita en la zona baja del Albayzín y aledaños de Plaza Nueva, no sólo decenas de vecinos se desvelaron ante el griterío y el follón provocado por el sacerdote, sino que Guardia Civil y Guardia de asalto tuvieron que intervenir, con linternas fueron recorriendo cada uno de los rincones del barrio en busca del origen de tan siniestros gritos sin que se tuviera éxito en dicha empresa.


También se pensó que pudiera ser un perro de los que vivían allí, aunque aquello era más bien gatolandia, un gorila que se había escapado de una caseta de feria del Corpus granadino, incluso se hablaba de una figura vestida de blanco parecida a un fantasma.


Postal del Río Darro. 



El Duende obviamente dio para mucho, curiosa es la pequeña nota de prensa, en la que se dice que el duende es buen aficionado a beber rica y fresca sangría que se exhibe en el almacén de vinos y comestibles “El Anticuario”, en la Carrera del Darro número 23 y cuyo dueño D. Germán Fajardo ha montado un negocio de vinos, refrescos y licores.


Pero sus apariciones siguieron día tras día, que si un lagarto con joroba, que si un demonio jiboso, que jorobado, las afirmaciones de los vecinos de la época y que vivían en las casas más cercanas al embovedado son de lo más divertido, sacadas de la mejor novela de Bran Stoker, cuando uno de los vecinos hasta con una estaca de madera pasa la noche. Hasta un grupo de mozalbetes se han preparado y armado hasta los dientes para poder atraparlo y encerrarlo en una jaula, para después llevarlo de feria en feria.


Pero no sólo el Defensor de Granada dio rienda suelta a la noticia, la prensa nacional se hizo eco de la noticia, aunque fue el magazine Mundo Gráfico el que dedicó todo un reportaje con texto de José Cirré Jiménez y fotos de Torres Molina. Ejemplar que al igual que el Defensor de Granada u otros diarios podemos encontrar fácilmente en hemerotecas digitales y de forma gratuita.


Fotografía de Torres Molina incluida en el 
reportaje de Mundo Gráfico. 
Fuente: Biblioteca Nacional de España

El duende estuvo varios días más incluso meses en la prensa local y nacional hasta que poco a poco su historia se fue diluyendo, eran meses convulsos y España tenía otros problemas que solventar, finalmente la noticia se convirtió en historia y la historia en leyenda que he tenido a bien recordar a mis queridos lectores.


Bibliografía usada:

Curiosidades granadinas; César Girón 2007

Revista Alhóndiga nº 25. Marzo-Abril 2021

El defensor de Granada. 23 de Julio de 1935

Mundo Gráfico. 31 de Julio de 1935


martes, 2 de noviembre de 2021

Cortijada abandonada de Padules o Paules. Güejar-Sierra.

 

Restos de edificación


Volvemos a visitar un lugar abandonado, en esta ocasión la vieja cortijada o aldea de Padules (Paules en algunas fuentes), que no debemos de confundir con la nueva, en la que hay un pequeño núcleo de casas.


Nueva cortijada de los Padules

 

Lo primero que nos llama la atención es que estamos ante uno de los lugares de más difícil acceso de la geografía granadina pese a su cercanía con Granada capital. La cortijada pertenece al término municipal de Güejar-Sierra y tal como vemos y podemos contemplar en los mapas más antiguos no hay ningún tipo ni de pista ni de carril que conecte con la cortijada, sólamente senderos y además de cierta dificultad. La única vía decente de comunicación a fecha de hoy es el carril que une Güejar-Sierra con Tocón, y si bien se puede hacer con cualquier tipo de coche, es un largo recorrido y siempre aconsejable hacerlo en un vehículo 4x4. 


Sendero de acceso


Restos de edificación 


Pero volviendo a Padules es la típica cortijada que tuvo un gran esplendor a finales del XIX y principios del XX, principalmente debido a la actividad minera de las Minas de los Lastoranes y a la actividad agrícola y ganadera, apenas he encontrado ningún tipo de documentación en la red, por lo que se hace necesario en un futuro una profunda investigación, la cortijada o aldea, se dispone en paratas junto a un farallón rocoso aprovechando al máximo el terreno. Son construcciones en piedra, con vigas de madera para los techos y cañas, pero a fecha de hoy está todo muy destruido y en muy mal estado.


Restos de vivienda

Restos

Queda el dintel de la puerta en pie. 


El paisaje dónde se ubica es idílico, aunque la comunicación dejaba mucho que desear, bajando el río y remontando hasta el Barranco del Tintín se llega a Quéntar, si remontamos el valle hacia arriba llegamos a Güejar-Sierra a través del collado del Alguacil, y por último en dirección Este, se llegaría a Tocón de Quéntar, pero todo ello con mucha dificultad y distancia. 





Restos de viviendas. 


Me consta que tuvo que ser un lugar con mucha vida y alegría, con gente trabajando en el campo o en las minas, pero también con muchos niños y mujeres, es probable que tuviera escuela, y en las afueras hay una pequeña ermita dedicada a la Virgen del Rocío, aunque en su interior hay una serie de imágenes de diferentes vírgenes y cristos. 

Ermita de la Virgen del Rosario

Interior


He de reconocer que las primeras noticias que tuve de este lugar fue a raíz de mi afición por la Guerra Civil española, durante la contienda, era un lugar de paso entre las personas que intentaban huir de la zona nacional y pasarse al sector republicano y viceversa, eran viajes muy peligrosos dónde nadie se podía fiar de nadie, y dónde muchos acabaron en la cuneta sin que nunca más se supiera. El lugar quedó en zona republicana, pero a poca distancia del frente de guerra. 


Abrevadero para animales en interior

Restos de techumbres. 

Alamedas del Río Padules


Vista parcial del paisaje


Finalizada la guerra, por la orografía y complejidad del terreno, era un lugar muy usado por los "maquis" o "guerrilleros", para ubicar sus cuarteles, y en el caso de la cortijada para abastecerse de alimentos y tener noticia con el mundo exterior. A la Guardia Civil le era muy complicado llegar a este lugar, y cuando lo hacía, los vigías de los caminos ya habían hecho su trabajo y aquí nunca se encontraba a nadie.  


Río Padules

Viviendas

Viviendas adaptadas a la orografía


Es un lugar al que tenía muchas ganas de ir, y del que espero que alguien cuente más cosas, en especial la gente que vivió, que muchos hay y vivos y que espero que en comentarios o a través del email, nos cuenten anécdotas, vivencias, nombres de las gentes que vivieron y cualquier cosa que les apetezca. 


Zona más amplia con muro de contención. 


Aquí os dejo un truck de una excursión circular, pero para personas con cierta experiencia que sale desde Quéntar y pasa por los restos de la Aldea. 


Truck de la ruta.