Este blog pretende dar a conocer aquellos lugares y rincones de Granada algo menos conocidos por el viajero y por los habitantes de esta bella ciudad, pero que tienen un encanto especial, no quita que no se hable de los lugares más famosos de la ciudad, así como de costumbres y personajes. Patrimonio y cultura, monumentos y parajes naturales de Granada y su provincia. Todo ello con mucho encanto.
Recientemente
acaba de abrir sus puertas en Pinos Genil el Centro de Interpretación
del Tranvía de la Sierra, y como no podía ser de otra forma lugares
de Granada con encanto ya lo ha visitado.
Recorrido del Tranvía.
El tranvía
de la Sierra de Granada fue el sueño de un visionario de un hombre
como era el Duque de San Pedro de Galatino, que tuvo una
extraordinaria visión de futuro y apuestas por nuestra ciudad de la
que estaba perdidamente enamorado, no sólo proyectó esta vía de
comunicación con las altas cumbres de Sierra Nevada, sino que es
también el artífice del famoso Hotel Alhambra Palace de Granada,
del conocido como Hotel del Duque, justo en las cercanías de las
últimas paradas de este tranvía, y además poseía numerosos y
fructíferos negocios en Granada, especialmente vinculados a la
remolacha y la producción de azúcar.
Placa de la Inauguracion
El tranvía
de la Sierra empezó a funcionar en el año 1925, conectaba Granada
capital con Cenes de la Vega, Pinos Genil, y Güejar Sierra, desde ahí
debía llegar hasta el mismísimo Barranco de San Juan, dónde a
través de un funicular se subiría a las pistas de esquí, cabe
mencionar que en aquellos años, no existía Pradollano ni
Borreguiles, sino que la zona de expansión, era por debajo de los
peñones de San Francisco, en los campos de Otero.
Precios
El tranvía
siguió funcionando hasta el año 1974 fecha en la que tuvo que ser
clausurado principalmente debido a la construcción de la presa de
Canales, que supuso la inundación de numerosos tramos del trayecto,
túneles, puentes y vías. Hasta el primitivo pueblo de Canales tuvo
que ser trasladado a una nueva ubicación.
En el Centro
de interpretación del tranvía nos van a explicar todo esto y mucho
más. Está situado como no podía ser de otra forma en la estación
del tranvía de Pinos Genil. Consta de varias salas en las que por un
sencillo y bonito recorrido vamos aprendiendo muchísimas cosas.
Fotos de época
Estación de Pinos
Estación de Maitena.
En la Sala "Tranvía de la Sierra" lo que más destaca por encima de todo es la
maqueta que refleja el paso del tranvía, por su recorrido a través
de Pinos Genil. En este sentido y sabiendo que es costoso, es una
pena que no se hubiera hecho con el recorrido íntegro de la vía
desde Granada hasta el Charcón, pues el tranvía nunca llegó al
Barranco de San Juan.
Sala del Tranvía
En otra de
las salas podemos ver un audiovisual explicativo, y muchísimas
fotos del tranvía colgadas en sus paredes, muchas de ellas con muy
clásicas y conocidas, pero también hay joyitas.
Audiovisual
Podemos ir a
la Sala de espera, ahí están las fotografías de todas las
estaciones, y podemos ver en un azulejo un hermoso mapa, y la taquilla con los precios del viaje.
Trozo de via original
Mapa del recorrido.
Existen en
la parte superior un par de salas que van a ser dedicadas a
exposiciones temporales y todo tipo de eventos que se tercien.
Billetes
Vitrina de Berta Wilhelmi
La última
sala que tiene este centro de interpretación es bastante
interesante, pues está dedicado a una de las grandes mujeres que
pisó nuestra tierra; Berta Wilhelmi, no es casualidad que el colegio
de Pinos Puente se llame Berta Wilhelmi. Esta mujer fue excepcional
para la época que le tocó vivir, especialmente se la conoce por ser
la propietaria del Hospital para Tuberculosos que había en la
Alfaguara. En la visita que nos hacen en el centro nos contarán esta
historia y muchas más relativas a esta excepcional mujer.
Sala de Berta Wilhelmi
Antes de
abandonar el centro, deberemos subir a la zona de arriba para
hacernos una foto en el frontal de vagón de tranvía que han
colocado, un bonito fotocall junto al otro situado dentro del
edificio, y que simula que vamos dentro de una de las jardineras, que
es el nombre que recibían los vagones del tranvía.
Acceso zona superior
Una visita
muy sencilla de hacer, es guiada por el personal a cargo del Centro
de Interpretación, que no sólo nos explicarán del tranvía y de
Berta Wilhelmi, sino también del contexto histórico de Pinos Genil
y su relación con este personaje y este famoso medio de transporte,
además resolverán cualquier duda que tengamos.
Postal de época
El Centro de
Interpretación del Tranvía de la Sierra abre sus puertas de
Miércoles a Domingo de 10:00 a 14:00 horas, aunque a petición de
grupos, colegios y asociaciones, ofrecen otros horarios. Organizan
precisamente para este tipo de colectivos todo tipo de actividades
complementarias a la visita.
El precio de
la entrada es de 2 € la general, y 1 € la reducida para niños,
jubilados y otros colectivos.
Esperemos
que tengan una larga vida, y que consigan una de las cosas que
anhelan, y es uno de los tranvías que aún se conservan en Granada.
Una tarea ardua pero no imposible.
Aquí os
dejamos un breve vídeo de la visita, y espero que vayáis pronto a
visitarlo.
Nos desplazamos a la localidad granadina de Algarinejo, para hacer una ruta muy fácil y apta para toda la familia, además ahora que empieza a pegar un poco el calor también nos va a permitir refrescarnos en el río.
Inicio de ruta
La zona ha sido ocupada desde tiempos remotos, destacando la presencia romana y musulmana, aunque es la construcción de molinos que aprovechan los recursos hídricos, la que al final le ha dado nombre a la ruta. "La de los Molinos".
Cartel.
Acequia
Una vez que llegamos a Algarinejo debemos buscar en la parte baja del pueblo, la intersección entre las calles La Molina y Dr. Fernández Arellano, ahí mismo veremos el cartel indicativo de ruta, y unas flechas que nos indican la dirección a tomar. El arroyo Navavieja y el de la Madroña son los que vamos a remontar por un recorrido que apenas llega a los 2 km y que no ofrece ninguna dificultad.
Bajada al río.
Bajada.
Al comenzar y siguiendo las indicaciones bajamos hacia el arroyo, primero por una rampa y luego por unos escalones, es en esta bajada cuando vemos los famosos Molinos de Algarinejo y vemos la fuerza del agua de la acequia. Concretamente estamos ante el Chiringuito el Molino y los Molinos del Arrabal, las escaleras siguen bajando hasta el mismo curso del arroyo dónde podemos ver y seguir de forma fácil un pequeño sendero, muy marcado y llano.
Molinos
Mesas y sillas.
Según la época del año en la que hagamos este recorrido encontramos un paisaje u otro, en las fotos que acompañan a este reportaje, se ha hecho en Primavera de ahí la gran frondosidad, el verdor, el color de las flores, aunque el agua empieza a menguar, es posible encontrarse esto en Verano completamente seco, y sin embargo tras épocas de lluvias, puede ser espectacular pero sin ganas ni temperatura para darse un baño, así que es cuestión de elegir el momento adecuado.
Primavera.
Al poco rato de andar, llegamos al primer puente colgante, es corto y robusto, es decir apenas oscila, y ni siquiera las personas que tienen vértigo van con reparo, pues se ve a simple vista su firmeza.
Puente colgante
Al poco rato llegamos al siguiente punto de interés, "Las Calderas", es el lugar dónde tradicionalmente las gentes de Algarinejo venían a darse un baño, obviamente todo relacionado con el caudal de agua que en los últimos años ha mermado, no sólo por la sequía sino por la gran cantidad que se capta para el riego de labores agrícolas. Es zona también se usó como Lavadero, y la gran piedra que hay se la conoce como "Piedra del sol", pues allí se tumbaban los jóvenes para tomar el sol.
Calderas.
Seguimos camino y cruzamos una pequeña pasarela, está igualmente bien anclada, es fuerte y de recorrido muy pequeño, por lo que no ofrece ninguna dificultad para atravesarla y llegar hasta las ruinas de la central hidroeléctrica.
Pasarela
Antiguamente la electricidad se obtenía de los saltos de agua que había en los ríos, en los que se construían las centrales eléctricas, es raro no ver un pueblo que todavía conserve las ruinas de su antigua central, o que incluso esta se haya transformado con nueva maquinaria y tecnología.
Ruinas central
Subimos un buen tramo de escaleras y llegamos a la primera cascada y a otra zona de baño, aquí es habitual que la juventud hoy en día llegue a este punto y se deje caer por el cauce del río hasta las Calderas. Estamos en la cascada de las Llanadas.
Escalones
Poza
Cascada
Arriba la presa para la central y el túnel que desviaba el agua que llegaba un poco más arriba de las ruinas que hemos visto, se almacenaba en una balsa y caía con fuerza para mover las turbinas y generar electricidad, en el siglo XX, unas fuertes tormentas la destrozaron.
Cartelería en el recorrido.
Seguimos remontando y en el cruce de arroyos cogemos dirección hacia la izquierda y remontamos el carril, hasta que vemos la señal que nos indica que sigue el recorrido y ruta de los Molinos, así hasta llegar a la Fuente de la Teja, uno de los más de cien nacimientos de agua que hay en Algarinejo, de hecho en esta misma zona hay otras fuentes, pero en algunos casos, son difíciles de encontrar entre la maleza, o bien nace y casi que se precipitan directamente al río, o bien están secas por no ser época de lluvias.
Fuente de la Teja.
La ruta está casi llegando a su final, cuando estamos ya en el Manantial del Molinillo, de aquí y subiendo unos pocos metros podemos ver otra cascada, bien desde el carril, o bien penetrando en el lecho del río. En esta zona encontramos los restos de una cantera debidamente señalizados. Y por supuesto los restos de una especie de torre que es una estructura del antiguo Molino aquí ubicado.
Manantial Molinillo
Cantera
Retomamos sobre nuestros pasos, y en la intersección de los riachuelos remontamos el segundo, hasta una pequeña cascada y poza a la que se llega por un sendero bien marcado.
Ahora no queda más que regresar sobre nuestros pasos. Comentar que desde el manantial del Molinillo se llega a la carretera, aunque ya en provincia de Córdoba, por si hubiera algún percance, siempre puede esperar uno en el cortijo mientras que otra persona va a por el coche a Algarinejo.
Cortijo y Carretera
La distancia recorrida entre ida y vuelta apenas llega a los 4 kilómetros, por eso es muy fácil y el desnivel es pequeño.
Aquí os dejamos un pequeño vídeo de la ruta y más abajo un enlace con el recorrido realizado.
En Belicena municipio que forma las Vegas del Genil, junto con Ambroz y Purchil, encontramos junto al centro de interpretación de la vega un conjunto escultórico llamado "LOS LABRADORES", del escultor argentino Assem Al Bacha.
Assem nació en Argentina en 1948, hijo de emigrantes sirios. A los diez años volvió a Siria y estudió en la facultad de Filosofía y Bellas Artes de Damasco y posteriormente se licenció en Moscú en escultura en el instituto Superior de Artes Plásticas de Suridov. Desde el año 1981 reside en España y concretamente desde 1991 en Granada y exactamente en Purchil lugar en el que se encuentran estas esculturas.
El monumento es del año 2007 y está realizado en bronce y granito. Representa a dos labradores hombre y mujer sentados el uno junto al otro separados en la distancia pero unidos en lo cotidiano de la Vega de Granada, esperando que pase el tiempo que llegue la lluvia, el sol, el tiempo de plantar, de recolectar...etc. Es lo que siempre han hecho los mayores y agricultores de estas tierras.
Llegar a la esculturas es muy fácil pues Belicena es un pequeño pueblo y estas se encuentran justo delante de la entrada al Centro de Interpretación de la vega de Granada, que se ubica dentro de un típico secadero de los que durante años hemos visto en la Vega de Granada propiciados por el fructífero cultivo del tabaco, que sin embargo a fecha de hoy es prácticamente nulo.
Nuevamente en este recorrido que poco a poco vamos haciendo por todos los restos de las fortificaciones musulmanas que hay en la provincia de Granada, volvemos a fijar nuestra mirada en una atalaya.
Se encuentra situada en los Llanos de Magrú, una extensa porción de terreno que se encuentran al Este de Darro, y desde los que se dominan el curso del río Darro, el paso entre Guadix y Granada y con unas vistas espectaculares a Sierra Nevada.
Es una atalaya cilíndrica de época musulmana, realizada con mampostería de tamaño medio, y de la que se conservan aún una altura de 4,40 metros, aunque como vamos viendo en todo este tipo de atalayas seguramente tuvo una altura cercana a los 9 metros. El diámetro es de 3,55 metros.
Su estado de conservación es muy mal, e incluso uno de sus lados, están caído, con el consiguiente desprendimiento de piedras, y el futuro colapso de lo poco que queda en pie, tal y como también hemos vistos en restos de otras atalayas o torre.
Se puede llegar a ella fácilmente no sólo andando, sino también en bicicleta e incluso en vehículo a motor, una serie de carriles en muy buen estado pasan cerca de la atalaya, e incluso desde el carril principal sale uno que no está nada mal, que llega a la misma torre.
Una de las leyendas más
conocidas de la Granada musulmana es la del Suspiro del Moro. Granada
ha caído y los Reyes Católicos han conseguido la capitulación y
rendición de la ciudad, en la torre más alta de la Alhambra ondea
el estandarte real y una campana llevada a tal efecto tiñe con
fuerza para decirle al mundo entero que Granada es cristiana. Boabdil
el último rey de Granada sale en comitiva y abandona la ciudad
camino del exilio en tierras de la Alpujarra Almeriense,
concretamente en Laujar de Andarax, dónde se le ha concedido unas
tierras y rentas para poder vivir. En un momento dado gira la cabeza
y observa por última vez el lugar que le vio nacer, la ciudad que
amó y reinó y fue en ese momento cuando lloró y suspiró. Su madre
entonces le dijo: “Llora como una mujer lo que no has sabido
defender como un hombre”. Una frase para la eternidad y que más de
500 años después todo el mundo aún conoce.
Pero vamos a intentar
desgranar un poco más como fue ese aciago día en la vida de Boabdil
y qué ocurrió.
En primer lugar vamos a
ubicar el sitio llamado como “Suspiro del Moro”, hoy en día se
encuentra junto a la Autovía de la costa, en un punto que todo el
mundo conoce precisamente como “Suspiro del Moro”, entre los
términos municipales de Otura y Padul y célebre por el restaurante
que allí se encuentra. Es un lugar desde el que se divisa la ciudad
de Granada antes de bajar ligeramente hacia la costa. Sin embargo es
posible que este no fuera el lugar en el que ocurre dicha leyenda,
pues varias teorías indican que el camino que usó Boabdil y su
comitiva para llegar a tierras almerienses no pasaban por este punto
y sí más bien por la Sierra del Manar que se encuentro justo al
lado en los términos municipales de Dílar y Padul. Incluso hay que
se aventura a decir que verdaderamente este punto se encuentra en Las
Gabias y que de alguna manera Boabdil primero tomó dirección a
Málaga, y justo pasado el famoso torreón de esta villa se produjo
el momento comentado.
Boabdil
Las primeras crónicas
sobre este suceso o leyenda vienen de muy antiguo, siendo el primero
en hablar de ellas Hernán del Pulgar, famoso precisamente por ser
protagonista de otras de las grandes leyendas de la reconquista
cristiana la del Ave María y que en este blog ya hemos dado cuenta
de ella. Hernán Pulgar cuenta con una ventaja muy importante, y es
que vivió la reconquista de Granada y fue coetáneo a los hechos
relatados, nos cuenta Hernán del Pulgar en sus crónicas lo
siguiente:
“E como fue a su casa,
que está en la Alcazaba, entró llorando lo que él había perdido,
e díxole su madre, que pues no había seydo para defenderlo como
hombre, que no llorase como mujer”.
En esta crónica vemos
dos diferencias fundamentales con los hechos llegados hasta nuestros
días, en primer lugar ocurre dentro del recinto de la Alhambra, por
lo tanto Granada aún no ha sido tomada por los Reyes Católicos, es
decir estamos aún en el año 1491, lo que nos indica que
probablemente este hecho se produjera el mismo día en el que Boabdil
y en secreto firmó las Capitulaciones de Santa Fe, el día 25 de
Noviembre de 1491.
Boabdil en la Alhambra cuadro de Manuel Gómez Moreno
Posteriormente esta
leyenda la menciona un franciscano, fray Antonio de Guevara que
inventó la historia para deleite del emperador Carlos V durante su
estancia en la Alhambra de Granada, cuando celebraba su luna de miel
tras haberse casado con Isabel de Portugal, esto nos da la fecha del
nacimiento del relato o leyenda; 1526. Han pasado 28 años desde la
partida de Boabdil, y es probable que conociera lo escrito por Hernán
del Pulgar, pero es él, el que sitúa el hecho en el lugar erigido
entre Padul y Otura.
Al parecer y según
cuenta él volviendo desde la costa hasta la ciudad de Granada, paró
en un lugar dónde a unas cuantas leguas ya divisaba las altas torres
de la Alhambra allí un morisco que servía de traductor le contó la
historia que él plasmó en su libro “Epístolas familiares de Don
Antonio de Guevara” en el capítulo de la carta número 19 y que dicen lo siguiente:
“Otro día después que
se entregó la ciudad y el Alhambra al rey Fernando, luego se partió
el rey chiquito para tierra de Alpuxarra, las cuales tierras quedaron
en la capitulación que él las tuviese y por suyas las gozase. Iban
con el rey chiquito aquel día la reina su madre, delante, y toda la
caballería de su corte, detrás, y como llegasen a este lugar a do
tu y yo tenemos agora los pies, volvió el rey atrás la cara para
mirar la ciudad y Alhambra, como a cosa que no esperaba ya más de
ver y mucho menos de recobrar. Acordándose, pues, el triste rey, y
todos los que allí íbamos con él, de la desventura que nos había
acontescido, y del famoso reino que habíamos perdido, tomámonos
todos a llorar, y aun a nuestras barbas canas a mesar, pidiendo a la
misericordia, y aun a la muerte, que nos quitase la vida. Como a la
madre del rey, que iba delante, dixesen que el rey y los caballeros
estaban todos parados: mirando y llorando el Alhambra y ciudad que
habían perdido, dio un palo a la yegua en la que iba, y dixo estas
palabras: “ Justa cosa es que el rey y los caballeros lloren como
mugeres, pues no pelearon como caballeros”.
“Muchas veces oí
decir al rey Chiquito, mi señor, que si como supo después, supiera
allí luego lo que su madre dél y de los otros caballeros había
dicho, o se mataran allí unos a otros, o se volvieran a Granada a
pelear con los cristianos”.
Esto, pues, fué lo que
me dixo aquel morisco, y estroto día me preguntó el emperador, mi
señor, no sé que cosas de la visita, y a revueltas de otras le
conté ésta que aquí he contado, el cual me dixo estas palabras
“Muy gran razón tuvo la madre del rey en decir que lo dixo, y
ninguna tuvo el rey su hijo en hacer lo que hizo, porque si yo fuera
él, o él fuera yo, antes tomara esta Alhambra por mi sepultura, que
no vivir sin reino en el Alpuxarra. “
Fray Antonio de Guevara
viajaba camino de la ciudad de Granada proveniente de la costa,
realizando un trabajo e investigación para la corte sobre la
problemática Morisca. Es en este punto, dónde el lugar que hoy
conocemos como “Suspiro del Moro” pierde su sentido en ser el
escenario de los acontecimientos, pues las viejas rutas y caminos
pasaban por otros lugares.
Puerto del Suspiro del Moro. Fuente Tripadvisor
Tres son los itinerarios
que habían en la Edad Media y que perfectamente pudo coger Boabdil:
El primero desde Granada
a La Zubia, Dílar y por la Sierra del Manar por el sendero de “las
rajas” hasta el Padul.
La segunda ruta iría
hacia Armilla, de ahí a Las Gabias y rodeando La Malahá, giraría
hasta el suspiro.
Y la tercera ruta, la más
acorde con la leyenda, iría de Granada a Armilla, Alhendín y
finalmente Padul por el Suspiro del Moro.
La historia sigue siendo
recogida por los cronistas dedicados a recoger la historia de
Granada, Luis Mármol de Carvajal o Bermúdez de Pedraza, en ambos
casos ni mencionan el lugar exacto, ni hacen referencia al suspiro
del moro.
Es Henríquez de
Jorquera, el primero que usa el término “Suspiro del Moro”, él
escribe sus crónicas en el siglo XVII.
El catastro del Marqués
de la ensenada, ya recoge el topónimo de “Suspiro del Moro”,
como una venta a tres leguas del Padul.
Pero la historia siguió
atrapando a cuantos investigaban, leían y estudiaban los hechos
acaecidos en Granada en aquellos días de primeros de Enero del año
1492. Está claro que el único que pudo estar en aquellos momentos fue Hernán del Pulgar y que Fray Antonio de Guevara tuvo que leer
sus crónicas. A partir de este momento se produce lo que hoy
llamamos “copia y pega”, y la historia va viajando a través de
los siglos, con cierta mezcolanza entre realidad y ficción.
Juan de Echevarría en el
siglo XVII o Washington Irving en el siglo XIX, son otros de los
autores que elevan a los cielos la leyenda del “Suspiro del Moro”.
Manuel Alcántara, Pedro Antonio de Alarcón, hasta Zorrilla
siguieron engrandeciendo el cuento y relato del “Suspiro del Moro”.
Hoy en día se siguen
escribiendo libros, creando música, cuadros, espectáculos en torno
a esta famosa leyenda del Suspiro del Moro. Pero... ¿Qué ocurrió
verdaderamente?.
Obras literarias.
Difícil es saberlo y
cada investigador y estudioso del tema aporta su granito de arena en
intentar esclarecer los hechos, hemos de tomar como más cierta la
versión de Hernán del Pulgar pues estuvo en el escenario de los
acontecimientos y como más novelesca la crónica de Fray Antonio de
Guevara. Cierto es que Boabdil entregó las llaves de la Alhambra
junto a la ermita de San Sebastián, allí estaba el Rey D. Fernando,
previamente los cristianos ya habían tomado la Alhambra e izado el
estandarte rea. Boabdil salió por la puerta de los siete suelos y
descendió con su comitiva hasta la ribera del Genil. Mientras Isabel
la Católica esperaba en Armilla protegida por el ejército en temor
de una posible traición de última hora.
En la ribera del Genil
junto a un morabito hoy Ermita de San Sebastián, se hizo la entrega
de llaves, y se entonó un te deum por las tropas cristianas. Siguió
Boabdil su camino, y llegando a Armilla se encontró con la Reina
Isabel la Católica que en cumplimiento de los pactos sellados le
devolvió por fin a sus hijos.
La comitiva de Boabdil
seguiría su camino, siempre pensando que lo hace por la vía
Armilla-Alhendín-Padul, estamos en Invierno el sol se pone pronto
sobre las 16:30 horas, por lo tanto visto todo lo ocurrido ese día,
y la distancia que hay entre Granada y el Padul y la velocidad a la
que viajaría una comitiva como la de Boabdil y por los caminos de
entonces, nos hace pensar que de ser cierta la leyenda el mejor
camino y más directo sería el mencionado, de tal manera que en los
últimos instantes de la tarde y antes de que anocheciera, y desde el
punto llamado hoy en día “Suspiro del Moro” se produciría el
llanto y suspiro más famosos de la historia de Granada.
El suspiro del Moro.
Bibliografía y
Webgrafía:
Epístolas familiares de
D. Antonio de Guevara. 1618
El último suspiro del
moro que se inventó un obispo de Guadix. Gabriel Pozo Felguera. El
independiente de Granada. 4 de Febrero del 2018.