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martes, 27 de septiembre de 2022

Yacimiento arqueológico de la Cuesta del Negro. Purullena. Geoparque de Granada.

 

Yacimiento en el Geoparque de Granada. 

Cuando empecé a estudiar y leer sobre los principales y diversos yacimientos arqueológicos de la provincia de Granada, uno de los primeros que me aparecían en muchas guías y publicaciones era el yacimiento de la Cuesta del Negro, sin embargo, en esos primeros años, era un tanto torpe y neofito a la hora de buscar emplazamientos, localizaciones, manejar antiguas coordenadas de antiguos mapas..etc. Sin embargo con el tiempo fuimos aprendiendo a leer, a buscar en los mapas y especialmente a visitar los lugares deseados.

Restos del yacimiento. 


Hoy os voy a mostrar el yacimiento de la Cuesta del Negro o más bien lo que queda de él. Una de las cosas que he aprendido es que en los años 70 y 80 se hicieron bastantes prospecciones arqueológicas por toda la provincia. Quedan los trabajos realizados y en el museo arqueológico de Granada, quedarán sacos y sacos de cerámicas, huesos y demás objetos encontrados, pero en el lugar propiamente dicho, apenas quedan cuatro piedras que en unos años se caerán por el efecto de la erosión. Concretamente en este enclave se hicieron tres campañas entre los años 1971 y 1972.

Restos de viviendas. 

Restos del yacimiento. 

Pero entremos primero en materia sobre el yacimiento, estamos ante los restos de un poblado argárico de la época del Bronce. En este blog ya hemos escrito sobre el Cerro de la Encina en Monachil. Es un poblado que se construye en alto con unas murallas defensivas, además el cerro en el que se asienta ya es de por sí una defensa natural contra posible ataques. Está datado entre el 1800 y el 1100 antes de Cristo.

Restos de muros de viviendas. 

Restos de murallas. 


Dentro del poblado y siendo una de las características de la cultura argárica está la necrópolis, dentro de las mismas casas, habiéndose encontrado hasta 36 sepulturas. Al ser una sociedad jerárquica en la zona más elevada del yacimiento se encuentran las mejores casas, las más fortificadas y las que tenían los mejores ajuares.

Vista parcial del yacimiento. 


El yacimiento se distribuye a lo largo de varias colinas, y se encuentra dentro de los términos municipales de Purullena y Darro. Se han encontrado entre los numerosos restos óseos, restos de animales domésticos como la oveja, la cabra y los caballos, respecto a la fauna salvaje, hay lobos, linces, osos, jabalíes o liebres.

Vista del Geoparque en Purullena. 

La maleza invade todo. 


En las fechas de ocupación cercanas al 1100 ac nos encontramos ante una época más cercana al Bronce Tardío, y se ocuparía después de un período de abandono del anterior poblado. Las sepulturas encontradas son individuales aunque se han dado casos de unas pocas con dos o tres individuos, también las había muy pobres y precarias, probablemente serían de algún sirviente. Y por supuesto se han encontrado tumbas pertenecientes a niños.

Restos de colinas con restos del yacimiento.


La zona es de muy difícil acceso lo que provoca que no sólo no se haya puesto en valor, sino que tampoco hay perspectiva ni de hacerlo ni de acometer nuevas campañas de excavaciones. De hecho en estos 50 años desde que se hicieron las últimas campañas, el paisaje ha cambiado muchísimo.

El entorno ya es una defensa natural. 


El entorno es privilegiado para un asentamiento de este tipo, con defensas naturales, recursos en abundancia y un río como el Fardes a unos pocos de cientos de metros. Es de suponer que con los años se acometerán en un futuro nuevas campañas arqueológicas que arrojaran datos que en los años 70 se desconocían.

Restos del yacimiento. 

Paisajes. 


jueves, 22 de septiembre de 2022

Aljibe árabe de La Malahá.

Aljibe de La Malahá


Entre el rico y numeroso patrimonio de la localidad de La Malahá en el Temple granadino, encontramos su Aljibe árabe del siglo XII, según las fuentes consultados, lo que lo situaría en el período de ocupación Almohade. 




Está construido con sillares de piedra y cubierto con una bóveda de lajas. Tiene una longitud de quince metros y una anchura de cuatro metros. 



Históricamente este Aljibe es el que ha servido para abastecimiento a la población de La Malahá hasta que se produjo la canalización y suministro de aguas a través de la Mancomunidad de Aguas del Río Dílar. 




El aljibe se llenaba a través de una abertura posterior, por la cual entraba todo el agua que se iba deslizando por la colina del cerro adyacente y que iba a parar a una acequia que las recogía y depositaba en el Aljibe. En la parte superior de la bóveda había también una abertura para recoger las aguas de lluvia. En su parte delantera estaba la compuerta que se abría para que los habitantes de La Malahá pudieran coger el agua. 




Se encuentra junto al Arroyo Frontilín el el camino del Aljibe, para ello será necesario salir del casco urbano de La Malahá y pasar por debajo de la carretera A-385. 




No es el único ejemplo de Aljibe que encontramos en la zona, si bien si es el más antiguo, otros ejemplares son el Aljibe de Miñarro, Escribana, Inca o Diezmería entre otros. 

Aljibe de Miñarro. 

Aljibe del Pago de Inca. 


Bibliografía: "La Malahá al punto de sal." Varios autores Exmo. Ayto La Malahá. 




domingo, 18 de septiembre de 2022

Salinas de Montejícar.

 


Nos desplazamos a la localidad granadina de Montejícar, para visitar uno de los elementos patrimoniales más desconocidos de este municipio, nos referimos a sus salinas. En la provincia de Granada hay tres grandes yacimientos o explotaciones salinas de interior. Tenemos las salinas de La Malahá, aún en explotación, las de Fuente Camacho, también en explotación y por último están las que nos ocupan a continuación las de Montejícar que se encuentran abandonadas.




El hecho de que haya salinas de interior y no en el litoral marítimo como suele ser lo más habitual, se debe a que ríos de agua dulce a lo largo de su recorrido o bien justo desde que nacen, han pasado por grandes zonas ricas en halitas, es decir en minerales con cloruro sódico, el agua se carga rápidamente de estos minerales y sale salada y con un alto contenido en sal.




Las salinas de Montejícar se llevan explotando desde los más lejanos tiempos de ocupación del territorio, ya eran usadas en la edad del Cobre, pero es con la ocupación romana y posteriormente musulmana cuando alcanzan su máximo esplendor. La sal era muy importante como moneda de cambio y muy necesaria para el ganado y el consumo humano.




Las salinas de Montejícar se encuentran prácticamente en el límite de la provincia con Jaén, junto a la comarcal que lleva a Arbuniel, concretamente junto al Cortijo de las Cañadas en el Barranco de Teatinos. Hace poco la Junta de Andalucía las puso en valor, las adecentó, las valló, puso carteles informativos y ya en la misma carretera tenemos un cartel que nos indica el carril a coger hasta las Salinas. Debemos dejar el coche junto a un gran cortijo y andar cien metros.




Para encontrar el origen geológico del manantial, hay que remontarse al periodo Triásico, hace unos 230 millones de años. Entonces, en el borde costero de la Península Ibérica se desarrollaban extensas áreas endorreicas y mares someros, donde precipitaban sales como consecuencia de unas condiciones climáticas más áridas y cálidas que las actuales.


En estos lugares también tenían lugar la deposición de materiales arcillosos que se mezclaban con los depósitos de sal, yesos y sulfatos en general en diferentes periodos de regresión/transgresión marinas. Estos materiales son conocidos de forma genérica con el nombre de facies Keuper


Hace unos 25 millones de años, los movimientos tectónicos que dieron lugar a la formación de la Cordillera Bética, hicieron que las unidades superiores se despegaran de las inferiores y se apilaran unas sobre otras, favorecidas por los materiales arcillosos del Triásico (facies Keuper). Los materiales rocosos más resistentes (yesos, dolomías, areniscas) que estaban integrados en la matriz arcillosa, se fragmentan y desplazan dentro de esta. Los niveles de yesos, solubles al agua, dan lugar a la formación de acuíferos locales cuyas descargas se producen a través de manantiales salinos como el de la Salina de Montejícar.


Las aguas salobres utilizadas en la Salina de Montejícar proceden de dos pozos situados a distinta cota. Uno de ellos, situado a media ladera, presenta fluctuaciones en sus niveles freáticos, mientras el otro puede estar influenciado por el acuífero aluvial del arroyo.






Una vez en el lugar nos encontramos con dos grandes espacios, el primero de ellos cuenta con un pozo, calentador y catorce cocederos. El agua se extraía del pozo mediante algún sistema de polea y se distribuía en los cocederos o balsas.






El segundo espacio situado unos metros más arriba en el terreno, es de menor dimensión cuenta igualmente con un pozo, un calentador y en esta ocasión sólo seis balsas o cocederos. Junto a este espacio quedan los restos de una antigua caseta hoy totalmente destruida que era el almacén de sal.





El sistema de extracción de la sal es bien sencillo, y comienza con la conducción de las aguas del manantial hacia unas balsas para su almacén. Estas balsas, en general, son conocidas cono calentadores, y tienen una triple función; por un lado permiten almacenar la salmuera, por otro lado el agua aquí aumenta su temperatura, y finalmente precipitan sales como sulfatos de hierro y calcio.




Las cosechas de sal suelen empezar con la llegada del buen tiempo y se prolongan hasta Septiembre, cada cosecha dura entre 20 y 30 días.




Las salinas se encuentran pese a la intervención de la Junta de Andalucía cerradas y totalmente abandonadas, incluso se comenta que la puesta en valor del yacimiento fue perjudicial, pues antes se podían aprovechar y ahora están destrozadas, al parecer la piedra usada en la restauración filtra el agua y por tanto la sal no se queda almacenada. Ciertamente en nuestra visita y tal como podéis ver en las fotos está todo sin ningún tipo de uso. Y preguntados a los dueños del vecino cortijo, nos comentaron que por allí no va nadie haciendo visitas oficiales o guiadas, una pena.




sábado, 10 de septiembre de 2022

Casa García de Viedma. Museo Etnográfico. Armilla

 


En Armilla se encuentra la Casa de García de Viedma, un edificio que acoge el museo etnográfico de la población, así como sala de exposiciones, biblioteca, salón de actos y toda una serie de salas y espacios enfocados a la realización de actividades culturales en Armilla.



Es una vivienda que se remonta al siglo XVIII pues ya en el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752, y que sirvió para relacionar todos los bienes del reino, aparece la familia García de Viedma en este lugar y concretamente en la calle Real. No sólo poseían esta casa, sino muchísimas más viviendas, solares y tierras. Era una de las grandes familias de la época, en las casas no sólo vivía la familia, sino los caseros y toda su familia y tenían como actividad principal la agricultura y la ganadería vinculadas a la vega de Granada.



Con los años los García de Viedma entroncaron con los González Saavedra, otra pudiente familia, es por eso que hay dos escudos heráldicos en la fachada de la casa.



La casa de los García de Viedma es el único ejemplo de típica vivienda que nos queda en Armilla, probablemente uno de los pueblos de la Vega de Granada que más transformación ha causado en los últimos años y en especial en el boom inmobiliario. Se remodeló en el año 2008 por el Ayuntamiento de Armilla y se inauguró como nuevo centro expositivo en el año 2011.





La casa viene a seguir la clásica tipología de casa de campo, con una gran puerta de madera que da entrada a un zaguán y posteriormente accedemos a un patio empedrado con pozo, grandes columnas de piedra de Sierra Elvira, y las diferentes dependencias ubicadas a lo largo de galerías. Una gran torre, hoy vivienda, probablemente sirviera en el pasado como uno de los mejores y principales puntos de vigilancia de Armilla, una población ubicada prácticamente en llano en toda su extensión, por lo que esta torre, o el campanario de la Iglesia de San Miguel ubicada a escasos metros eran los puntos más altos de control.



Uno de los espacios más singulares de la vivienda es su museo etnográfico al que le vamos a dedicar unas cuantas líneas y fotografías. Se encuentra en la parte más antigua de la vivienda y cuenta con varios patios, salas, cuadras y un espacio muy singular, la sala de las tinajas.




El museo etnográfico tiene como finalidad recuperar la memoria del pasado más reciente de Armilla, la vida en la vega, la producción de seda, su agricultura, el uso de las antiguas acequias heredadas de los musulmanes, la producción de tabaco, o la antigua fábrica de azúcar de Santa Juliana entre otras.




En el museo encontramos un recorrido histórico de Armilla a lo largo de la historia referenciando sus hechos más importantes. Se habla de la presencia Ibera y romana en estas tierras, de los musulmanes, de hechos históricos, como cuando la Reina Isabel la Católica el día 2 de Enero de 1492, con parte del ejército aguardaba aquí en Armilla a que la entrega de llaves por parte de Boabdil se desarrollara sin contratiempos.



A lo largo del recorrido encontraremos todo tipo de aperos de labranza, y de paneles informativos. La sala que más impresiona es la de las Tinajas, antiguamente al no haber frigoríficos, se usaban grandes tinajas de cerámica para conservar los alimentos, el grano, el vino o el aceite entre otros. Es algo heredado de tiempos de romanos y musulmanes, y a fecha de hoy todavía cuando se hacen derribos en casas antiguas, algo que es muy usual que aparezca son los restos de una vieja tinaja. En esta sala se encuentra seis. En algunas de ellas encontramos el sello del Alfar, es decir el horno cerámico que construyó la tinaja, en este caso una especie de estrella con forma de cruz, también vemos en algunas escrito nombres, seguramente de los trabajadores de la casa.











El tabaco forma parte del museo etnográfico pues fue el motor económico de la Vega de Granada durante muchísimos años, todavía a finales del siglo XX se seguía plantando tabaco en la Vega de Granada, sin embargo poco a poco se fue dejando hasta su definitivo abandono. Previamente al auge del tabaco el otro gran producto que tuvo su auge en la vega, fue el cultivo de la remolacha para la obtención de azúcar, de ahí la Fábrica de Santa Juliana, situada en Armilla y que hoy en día todos conocemos como Feria de Muestras de Armilla, y cuya Chimenea es el testigo más representativo de ese esplendoroso pasado. En el término municipal de Armilla todavía es posible ver algún resto de los antiguos secaderos de tabaco.





La ganadería forma parte del museo etnográfico, la casa contaba con cuadras y cría de animales como cerdos y gallinas, y por supuesto tenía vaquería, era yo un chaval como se suele decir por aquí, y todavía íbamos a las vaquerías con nuestras cántaras de zinc a por leche recién ordeñada. Incluso lecheros había que iban puerta a puerta vendiéndola.





En otra de las salas del museo visitamos una típica vivienda de época que nos recuerda a la casa de nuestra abuela, con todos esos recuerdos que aún viven en nuestra memoria. A nivel personal siempre me hace gracia la botella de Anís, mi abuela siempre tenía su botella de Anís en el mueble comedor, era la única botella que había en la casa, pero era algo habitual de esa época, en la que el Whisky o el Gin, eran palabrejas extrañas.






Ciertamente un recorrido muy bonito, por la que ha sido la vida de Armilla durante muchos años y que las personas más mayores del pueblo recuerdan aún con añoranza. Merece la pena acercarse cualquier tarde a Armilla y visitar este centro y en especial su museo etnográfico. El horario de visita es de Martes a Sábado de 16:30/17:00 a 20:30/21:00 según sea Invierno o Verano. Sábados de 11:00 a 14:00 horas y de 16:30/17:00 a 20:30/21:00 horas y los Domingos de 11:00 a 14:00. La entrada es gratuita.