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domingo, 21 de diciembre de 2025

Lavadero del Gallombar. Lanjarón.



Los lavaderos formaban parte de la vida cotidiana de nuestros pueblos y en especial de la vida de las mujeres, pues eran ellas las que se dedicaban a las tareas de la casa mientras que lo hombres trabajaban fundamentalmente en el campo. 



Estos lavaderos eran precisamente los lugares en las que las mujeres socializaban, se distraían, hablaban de sus cosas, y de sus chismes. En tiempos pasados la colada de la ropa se hacía junto al río, aprovechando las grandes piedras que ofrecía la orilla para aprovecharlas. Es fundamentalmente a finales del XIX y durante el siglo XX, cuando se popularizan los lavaderos tradicionales aprovechando el agua de acequias. 



Recientemente en Lanjarón se ha restaurado este lavadero del Gallombar, que estaba en estado de ruina. Las obras se hicieron en el año 2023 y como incentivo se ha añadido una piedra de Molino por la cual cae el agua. 



Este lavadero aprovechaba el agua de la acequia de la ermita para funcionar. Eran lavaderos, que aprovechaban un canal de agua, y a ambos lados se iban colocando las diferentes pilas de cemento u hormigón dónde las mujeres podían hacer la colada. Solían estar techados, en algunas ocasiones como este que vemos con un tejado a dos aguas. 



El antiguo lavadero desapareció hace ya algunos años, y el nuevo poco o nada tiene que ver arquitectónicamente hablando con el anterior, aunque sí recoge la esencia del mismo. 


El lavadero tiene como hemos dicho antes una piedra de molino de la que brota el agua, que cae en una gran pila, a cuyos lados se encuentran las piedras de lavar, y todo ello bajo un pequeño templete levantado sobre cuatro columnas de mármol y un tejado a dos aguas, lavadero muy parecido al que podemos ver en Granada en la Puerta del Sol. Una placeta y un rincón con mucho encanto que nos evoca una época de antaño.