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domingo, 18 de septiembre de 2022

Salinas de Montejícar.

 


Nos desplazamos a la localidad granadina de Montejícar, para visitar uno de los elementos patrimoniales más desconocidos de este municipio, nos referimos a sus salinas. En la provincia de Granada hay tres grandes yacimientos o explotaciones salinas de interior. Tenemos las salinas de La Malahá, aún en explotación, las de Fuente Camacho, también en explotación y por último están las que nos ocupan a continuación las de Montejícar que se encuentran abandonadas.




El hecho de que haya salinas de interior y no en el litoral marítimo como suele ser lo más habitual, se debe a que ríos de agua dulce a lo largo de su recorrido o bien justo desde que nacen, han pasado por grandes zonas ricas en halitas, es decir en minerales con cloruro sódico, el agua se carga rápidamente de estos minerales y sale salada y con un alto contenido en sal.




Las salinas de Montejícar se llevan explotando desde los más lejanos tiempos de ocupación del territorio, ya eran usadas en la edad del Cobre, pero es con la ocupación romana y posteriormente musulmana cuando alcanzan su máximo esplendor. La sal era muy importante como moneda de cambio y muy necesaria para el ganado y el consumo humano.




Las salinas de Montejícar se encuentran prácticamente en el límite de la provincia con Jaén, junto a la comarcal que lleva a Arbuniel, concretamente junto al Cortijo de las Cañadas en el Barranco de Teatinos. Hace poco la Junta de Andalucía las puso en valor, las adecentó, las valló, puso carteles informativos y ya en la misma carretera tenemos un cartel que nos indica el carril a coger hasta las Salinas. Debemos dejar el coche junto a un gran cortijo y andar cien metros.




Para encontrar el origen geológico del manantial, hay que remontarse al periodo Triásico, hace unos 230 millones de años. Entonces, en el borde costero de la Península Ibérica se desarrollaban extensas áreas endorreicas y mares someros, donde precipitaban sales como consecuencia de unas condiciones climáticas más áridas y cálidas que las actuales.


En estos lugares también tenían lugar la deposición de materiales arcillosos que se mezclaban con los depósitos de sal, yesos y sulfatos en general en diferentes periodos de regresión/transgresión marinas. Estos materiales son conocidos de forma genérica con el nombre de facies Keuper


Hace unos 25 millones de años, los movimientos tectónicos que dieron lugar a la formación de la Cordillera Bética, hicieron que las unidades superiores se despegaran de las inferiores y se apilaran unas sobre otras, favorecidas por los materiales arcillosos del Triásico (facies Keuper). Los materiales rocosos más resistentes (yesos, dolomías, areniscas) que estaban integrados en la matriz arcillosa, se fragmentan y desplazan dentro de esta. Los niveles de yesos, solubles al agua, dan lugar a la formación de acuíferos locales cuyas descargas se producen a través de manantiales salinos como el de la Salina de Montejícar.


Las aguas salobres utilizadas en la Salina de Montejícar proceden de dos pozos situados a distinta cota. Uno de ellos, situado a media ladera, presenta fluctuaciones en sus niveles freáticos, mientras el otro puede estar influenciado por el acuífero aluvial del arroyo.






Una vez en el lugar nos encontramos con dos grandes espacios, el primero de ellos cuenta con un pozo, calentador y catorce cocederos. El agua se extraía del pozo mediante algún sistema de polea y se distribuía en los cocederos o balsas.






El segundo espacio situado unos metros más arriba en el terreno, es de menor dimensión cuenta igualmente con un pozo, un calentador y en esta ocasión sólo seis balsas o cocederos. Junto a este espacio quedan los restos de una antigua caseta hoy totalmente destruida que era el almacén de sal.





El sistema de extracción de la sal es bien sencillo, y comienza con la conducción de las aguas del manantial hacia unas balsas para su almacén. Estas balsas, en general, son conocidas cono calentadores, y tienen una triple función; por un lado permiten almacenar la salmuera, por otro lado el agua aquí aumenta su temperatura, y finalmente precipitan sales como sulfatos de hierro y calcio.




Las cosechas de sal suelen empezar con la llegada del buen tiempo y se prolongan hasta Septiembre, cada cosecha dura entre 20 y 30 días.




Las salinas se encuentran pese a la intervención de la Junta de Andalucía cerradas y totalmente abandonadas, incluso se comenta que la puesta en valor del yacimiento fue perjudicial, pues antes se podían aprovechar y ahora están destrozadas, al parecer la piedra usada en la restauración filtra el agua y por tanto la sal no se queda almacenada. Ciertamente en nuestra visita y tal como podéis ver en las fotos está todo sin ningún tipo de uso. Y preguntados a los dueños del vecino cortijo, nos comentaron que por allí no va nadie haciendo visitas oficiales o guiadas, una pena.




sábado, 10 de septiembre de 2022

Casa García de Viedma. Museo Etnográfico. Armilla

 


En Armilla se encuentra la Casa de García de Viedma, un edificio que acoge el museo etnográfico de la población, así como sala de exposiciones, biblioteca, salón de actos y toda una serie de salas y espacios enfocados a la realización de actividades culturales en Armilla.



Es una vivienda que se remonta al siglo XVIII pues ya en el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752, y que sirvió para relacionar todos los bienes del reino, aparece la familia García de Viedma en este lugar y concretamente en la calle Real. No sólo poseían esta casa, sino muchísimas más viviendas, solares y tierras. Era una de las grandes familias de la época, en las casas no sólo vivía la familia, sino los caseros y toda su familia y tenían como actividad principal la agricultura y la ganadería vinculadas a la vega de Granada.



Con los años los García de Viedma entroncaron con los González Saavedra, otra pudiente familia, es por eso que hay dos escudos heráldicos en la fachada de la casa.



La casa de los García de Viedma es el único ejemplo de típica vivienda que nos queda en Armilla, probablemente uno de los pueblos de la Vega de Granada que más transformación ha causado en los últimos años y en especial en el boom inmobiliario. Se remodeló en el año 2008 por el Ayuntamiento de Armilla y se inauguró como nuevo centro expositivo en el año 2011.





La casa viene a seguir la clásica tipología de casa de campo, con una gran puerta de madera que da entrada a un zaguán y posteriormente accedemos a un patio empedrado con pozo, grandes columnas de piedra de Sierra Elvira, y las diferentes dependencias ubicadas a lo largo de galerías. Una gran torre, hoy vivienda, probablemente sirviera en el pasado como uno de los mejores y principales puntos de vigilancia de Armilla, una población ubicada prácticamente en llano en toda su extensión, por lo que esta torre, o el campanario de la Iglesia de San Miguel ubicada a escasos metros eran los puntos más altos de control.



Uno de los espacios más singulares de la vivienda es su museo etnográfico al que le vamos a dedicar unas cuantas líneas y fotografías. Se encuentra en la parte más antigua de la vivienda y cuenta con varios patios, salas, cuadras y un espacio muy singular, la sala de las tinajas.




El museo etnográfico tiene como finalidad recuperar la memoria del pasado más reciente de Armilla, la vida en la vega, la producción de seda, su agricultura, el uso de las antiguas acequias heredadas de los musulmanes, la producción de tabaco, o la antigua fábrica de azúcar de Santa Juliana entre otras.




En el museo encontramos un recorrido histórico de Armilla a lo largo de la historia referenciando sus hechos más importantes. Se habla de la presencia Ibera y romana en estas tierras, de los musulmanes, de hechos históricos, como cuando la Reina Isabel la Católica el día 2 de Enero de 1492, con parte del ejército aguardaba aquí en Armilla a que la entrega de llaves por parte de Boabdil se desarrollara sin contratiempos.



A lo largo del recorrido encontraremos todo tipo de aperos de labranza, y de paneles informativos. La sala que más impresiona es la de las Tinajas, antiguamente al no haber frigoríficos, se usaban grandes tinajas de cerámica para conservar los alimentos, el grano, el vino o el aceite entre otros. Es algo heredado de tiempos de romanos y musulmanes, y a fecha de hoy todavía cuando se hacen derribos en casas antiguas, algo que es muy usual que aparezca son los restos de una vieja tinaja. En esta sala se encuentra seis. En algunas de ellas encontramos el sello del Alfar, es decir el horno cerámico que construyó la tinaja, en este caso una especie de estrella con forma de cruz, también vemos en algunas escrito nombres, seguramente de los trabajadores de la casa.











El tabaco forma parte del museo etnográfico pues fue el motor económico de la Vega de Granada durante muchísimos años, todavía a finales del siglo XX se seguía plantando tabaco en la Vega de Granada, sin embargo poco a poco se fue dejando hasta su definitivo abandono. Previamente al auge del tabaco el otro gran producto que tuvo su auge en la vega, fue el cultivo de la remolacha para la obtención de azúcar, de ahí la Fábrica de Santa Juliana, situada en Armilla y que hoy en día todos conocemos como Feria de Muestras de Armilla, y cuya Chimenea es el testigo más representativo de ese esplendoroso pasado. En el término municipal de Armilla todavía es posible ver algún resto de los antiguos secaderos de tabaco.





La ganadería forma parte del museo etnográfico, la casa contaba con cuadras y cría de animales como cerdos y gallinas, y por supuesto tenía vaquería, era yo un chaval como se suele decir por aquí, y todavía íbamos a las vaquerías con nuestras cántaras de zinc a por leche recién ordeñada. Incluso lecheros había que iban puerta a puerta vendiéndola.





En otra de las salas del museo visitamos una típica vivienda de época que nos recuerda a la casa de nuestra abuela, con todos esos recuerdos que aún viven en nuestra memoria. A nivel personal siempre me hace gracia la botella de Anís, mi abuela siempre tenía su botella de Anís en el mueble comedor, era la única botella que había en la casa, pero era algo habitual de esa época, en la que el Whisky o el Gin, eran palabrejas extrañas.






Ciertamente un recorrido muy bonito, por la que ha sido la vida de Armilla durante muchos años y que las personas más mayores del pueblo recuerdan aún con añoranza. Merece la pena acercarse cualquier tarde a Armilla y visitar este centro y en especial su museo etnográfico. El horario de visita es de Martes a Sábado de 16:30/17:00 a 20:30/21:00 según sea Invierno o Verano. Sábados de 11:00 a 14:00 horas y de 16:30/17:00 a 20:30/21:00 horas y los Domingos de 11:00 a 14:00. La entrada es gratuita.


miércoles, 31 de agosto de 2022

Ermita del Cristo del Zapato. Pinos del Valle. Valle del Lecrín.

 


Hoy vamos a hacer una corta pero empinada subida, a uno de los lugares con las vistas más maravillosas del Valle de Lecrín, la Ermita del Cristo del Zapato. Está situada sobre el cerro de Chinchirina y se construyó a mediados del siglo XIX. Cuenta la leyenda que un pastor estando por estos parajes encontró un cuadro del Cristo del Zapato acompañado de San Roque y San Sebastián, lo llevó a la iglesia del pueblo alto, pero al día siguiente el cuadro nuevamente apareció en lo alto del cerro y así hasta tres veces. Esto se interpretó por las gentes del pueblo como un deseo de que se construyera en ese lugar una ermita y así se hizo.




Posteriormente la ermita se amplió en el año 1920 y se tuvo que reformar en el año 2009 tras la caída de un rayo que ocasionó grandes daños, aunque no afectó al cuadro.




En el mes de Mayo el cuadro se baja al pueblo concretamente a finales de Abril el día 28 y se guarda una noche en la Iglesia del pueblo alto, el 2 de Mayo se traslado a la Iglesia del pueblo bajo, para luego el día 3 de Mayo hacer una romería hasta la ermita a la que acude todo el pueblo. La subida a la ermita es empinada, aunque por un amplio y cómodo sendero, tardándose aproximadamente 45 minutos en la subida.




La ermita hoy reformada tiene acceso mediante escaleras de cemento en su tramo final, protegidas por una baranda de hierro. La puerta a la ermita suele estar abierta, con la clara advertencia de que por favor se cierre la puerta una vez se haya salido. En su interior además del cuadro del Cristo del Zapato, tenemos varias imágenes de vírgenes, como la de Lourdes o Fátima, así como una serie de cuadros colgados a lo largo de todas sus paredes, entre ellos podemos destacar uno del cristo de Moclín, una Virgen de las Angustias o un Cristo de la Cañilla. Por supuesto hay un pequeño altar con velas y toda una serie de elementos cristianos. Algunas personas dejan recuerdos como las chapas de los boy scouts que suelen hacer sus campamentos en el cercano centro denominado “Valle Scout”.






La historia del Cristo del Zapato se remonta al 9 de Octubre de 1791, a devoción de D. José Nicolás Orbe que era vicario hijo del pueblo. En el cuadro Cristo no está muerto, sino en paz y armonía, mira al mundo con misericordia y no tiene una corona de espinas sino de rey, y lleva estola lo que significa que es el sumo sacerdote.




Respecto a la historia del Santo Cristo, tiene una sólida y antigua tradición en Italia. Nicodemo amigo de José de Arimate quiso reproducir en una madera el cuerpo de Cristo tal y como él lo había visto en el monte del Calvario. No era escultor pero recordaba perfectamente la imagen, usó madera de encina para la cruz y de cedro de líbano para el cuerpo. Sin embargo el rostro no era capaz de reproducirlo, tras caer dormido por el cansancio al despertar se encontró que la obra estaba perfectamente terminada y con el rostro de Cristo tal y como él lo recordaba.

A su muerte la obra fue escondida y pasando de manos en manos así hasta que pasaron 600 años. Un ángel le reveló al obispo Guadalfredo la ubicación de la obra y fue puesta en una barca que llego a la población de Luni (Italia). Los habitantes de Luni intentaron llegar a la barca pero siempre sin éxito. El obispo de Luca (Italia) tuvo la anunciación de un angel de la llegada de la barca, fue a Luni y consiguió acercarse a la barca y traerse al Santo Cristo. Hubo discusión entre los habitantes de Luni y Lucas, finalmente la obra se colocó sobre unos bueyes que tomaron camino de Lucas, siendo este el lugar al que se llevaría la escultura. Se llevó a la Iglesia de San Frediano, pero al día siguiente milagrosamente la obra estaba en la Iglesia de San Martín, dónde se empezó a construir una nueva Iglesia.

Fue venerado durante muchos siglos con peregrinaciones desde toda Europa. Cuenta la Leyenda, que sus devotos decidieron hacerle unos zapatos de oro. Un día en la Eucaristía oyó una pobre viuda lamentándose de sus problemas económicos, el Cristo se descalzó y colocó un zapato sobre el Cáliz, todos intentaron coger el zapato sin éxito alguno, tan sólo la viuda fue capaz de coger y sostener el zapato en sus manos, fue interpretado como una señal para socorrer a esa mujer y así se hizo. Desde entonces se le conoció como Santo Cristo del Zapato.





Para llegar a la Ermita del Cristo del Zapato, nos dirigimos a la localidad de Pinos del Valle, y una vez en ella, subimos a lo alto del pueblo, a la fuente del Juncal, junto al lavadero. Ahí ya vemos una serie de señalizaciones que nos indican el camino a seguir, se parte por una pista de tierra hasta que llegamos a un sendero que en forma de zig-zag nos llevará a lo alto del cerro y a la ermita, se hace cómodamente y perfectamente en 45 minutos.




Desde arriba veremos Sierra Nevada y su pico del Caballo, el pueblo de Lanjarón en la Alpujarra, la presa de Rules y como no podía ser de otra manera gran número de pueblos del Valle del Lecrín, como Pinos del Valle, Restabal, Melegís, Nigüelas, Beznar, el puente de tablate, el Castillo de Lojuela o las Atalayas de Conchar y Saleres entre otras.




Una excursión y un paraje que recomiendo a todos.