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jueves, 14 de julio de 2022

Cruces históricas en El Padul.

 


En esta entrada vamos a hacer un recorrido por todas las cruces que hay en la localidad del Padul. Desde las más históricas y conocidas, hasta las más modernas, desde las que están en el centro de la villa, hasta las que se encuentran en las más altas cumbres. De algunas de ellas tan sólo podremos decir su nombre y ubicación, sin embargo de otras intentaremos dar algún dato de interés.


Como siempre la cruz es el símbolo de la fe cristiana, y el hecho de que haya cruces repartidas en un pueblo responde a numerosos factores pero siempre con una clara tendencia religiosa, lo más normal es que muchas de ellas sean parte de un vía crucis, o que se hayan levantado para agradecer algún hecho religioso, también son usadas para marcar los límites entre los municipios colindantes  entre otras cosas.


El punto de partida de las cruces que hay en El Padul va a ser el mapa del catastro del marqués de la ensenada. En este mapa tan sólo vemos la Cruz de Santa Elena y las Tres Cruces, no obstante viene a ser un buen punto de partida del que iremos luego visitando el resto de cruces que hay como las de la cruz de la ermita, cruz de la misión, cruces de la Iglesia, cruz de la atalaya, de la calle encrucijada, de la calle del cura, de la calle escuelas..etc.


TRES CRUCES O CALVARIO DEL PADUL.



Tal y como vemos en el plano del catastro del Marqués de la Ensenada estas cruces están situadas y localizadas perfectamente en lo que entonces eran las afueras del pueblo, aunque muy cerca de la Iglesia, según las fuentes en lo que era una antigua calzada que unía Padul con Dúrcal, lo que hoy se conoce como calle real.




El calvario se compone de tres cruces en las en la central y bajo el cuerpo del señor hay una inscripción que dice “A honra y gloria de nuestro señor y de su bendita madre se acabó este Calvario (sic), año 1700”.



Si bien este Calvario estaba fuera del núcleo urbano, con la expansión del pueblo quedó integrado dentro de él.


CRUZ DE LA MISION.





Junto al polígono de la Paloma y en un sendero que enlaza a la subida al sendero de los gudaris, y de la Sierra del Manar se encuentra la cruz de la misión. Está situada en un pequeño promontorio con unas espectaculares vistas sobre Padul y la Laguna del Padul.



Al parecer hay dos teorías relativas a esta cruz, una dice que se levantó en el año 1769 con motivo de una misión religiosa de unos canónigos del Sacromonte, sin embargo la prensa escrita que hemos podido leer nos lleva al año 1904 por motivo de una misión religiosa impartida por canónigos rendoristas.

Los reverendos Joaquín Montuno, Agapito Carpintero, Feliciano y Victorino llegaron al Padul en misión religiosa y fueron recibidos con cariño y fervor. La Iglesia se quedó pequeña y los pares realizaron varias funciones con masiva asistencia de los vecinos.

Una de esas funciones consistió en la colocación de la Santa Cruz en un monte próximo a la localidad y que se divisa desde todas partes. Los trabajadores del pueblo en un par de horas abrieron un camino hasta el lugar designado.

El día de la procesión marchaba a la cabeza un par de jinetes, detrás los niños y niñas con banderas de colores, tras ellos los hombres, mujeres, banda de música, clero y autoridades.

Fue deseo de los religiosos antes de abandonar El Padul que se construyera una ermita dedicada al Perpetuo Socorro junto a la cruz, deseo que no sabemos si se cumplió, pero ermita junto a la cruz ciertamente no hay.

Leído el artículo anterior tenemos dudas sobre si existieron dos cruces de la Misión una del año 1769 y esta, o por si el contrario la primera es una leyenda diluida en el tiempo.



Hace algunos años la cruz apareció completamente destrozada, pero gracias a la iniciativa de una asociación y del mismo pueblo se consiguió restaurar y levantarla nuevamente en su emplazamiento.


CRUZ DE LA ERMITA DE SAN SEBASTIAN.



Delante de la ermita de San Sebastián encontramos esta cruz de piedra caliza y que contiene la inscripción “Se hizo esta Santa Cruz en el año 1780”. Se erigen sobre tres escalones y un pedestal en el que se encuentra la inscripción aludida. Los remates de los brazos de al cruz son ramos de hojas de laurel.



CRUZ DE LA CALLE DEL CURA.



En la calle del Cura encontramos incrustada en una de sus paredes una enorme cruz, que es de las que pertenecían a un antiguo Vía Crucis. Está realizada en piedra de cantería y los extremos de sus brazos son piramidales.


CRUZ CALLE ESCUELAS.



Al parecer no es la cruz original que había en este lugar que se destruyó con la reforma del terreno, sin embargo se quiso dejar testimonio de su antigua ubicación mediante una pequeña cruz colocada en la pared.



CRUZ DEL ASOMADILLO.



Según las crónicas es la cruz más antigua del Padul, y se encuentra casi en la divisoria del término municipal, de hecho, si bien lo normal es encontrarse un mojón para delimitar los terrenos, tampoco es infrecuente que hubiera una cruz.

Es pequeña de madera y curiosamente está junto a los restos de la antigua calzada romana cuyos vestigios más antiguos y mejor conservados encontramos unos cientos de metros más abajo.



CRUZ DE LAS MOLINAS.



Está en el parque de la estación, y al igual que otras anteriores no es la original, pero sí viene a recordarnos la existencia en antaño de una cruz, lo de las Molinas es porque estos terrenos pertenecían a unas señoras apedilladas Molina.


CRUZ DE SANTA ELENA.



Otra de las grandes, antiguas e históricas cruces del Padul, se sitúa junto al camino Real de Motril, hoy en las afueras del núcleo urbano, sigue en pie por la perseverancia de los vecinos, encajada entre muros de fincas. Es de piedra caliza y puede que sea del siglo XVIII aunque cabe la posibilidad que fuera incluso del XVII.

En su peana podemos leer la siguiente inscripción: “A Honra y Gloria de Dios Nuestro Señor y de Santa Elena pusieron esta cruz...”

Cerca de la cruz se encuentra el Cortijo Chaqueta una de las viviendas más antiguas del pueblo.




CRUZ DE LA IGLESIA.



En cuanto a fuentes escritas y corroboradas es la más antigua de las cruces que hay en El Padul, se erige justo delante de la Iglesia. Tiene una inscripción que dice: “A HONRA Y GLORIA DE DIOS, NUESTRO SEÑOR Y DE SU BENDITA MADRE, PUSIERON ESTA CRUZ POR SU DEVOCION, PEDRO MARIN Y....MORALES CRUZ Y ALONSO DE MOLINA Y FRANCISCO PEREZ REJON SE ACABO AÑO DE 1676.






Era la segunda estación del antiguo Vía Crucis.


CRUZ DE LOS BURBUJONES.



Junto a la Cruz de la Iglesia y separada por unos pocos metros, una serie de burbujas de piedra esculpidas en sus brazos y cuerpo, dan nombre a esta cruz. En la peana se aprecia cierto escudo pero está muy deteriorado.

Dice la leyenda que el cura decía que había que respetar la cuaresma y el ayuno, como si en aquellos años hubiera mucha carne qué comer, pues bien una vieja comió y yendo a los oficios del Viernes Santo la cruz se la tragó, tantas patadas, puñetazos, codazos y cabezazos dio para ser liberada y escapar del interior que a la cruz le salieron esos bultos.





CRUZ DE LA CALLE ENCRUCIJADA.



Se encuentra en la calle encrucijada, era la tercera estación del vía crucis que se celebraba el Jueves Santo con la procesión del Silencio. En ella procesionaban tres imágenes nuestro Padre Jesús Nazareno, San Juan y la Virgen de los Dolores. Bajo el relieve de la cruz se ven cuatro clavos en vez de los tres clásicos.





CRUZ DE LA ATALAYA.



Situada en la Sierra de Manar, y en el punto más alto del municipio un lugar lleno de bellos recorridos que parten desde El Padul. Junto a la Cruz el Mirador del Padre Ferrer, el acceso a la Silleta del Padul, Piedra Ventana o el sendero de los Gudaris, hacen de este lugar un enclave excepcional. Incluso las crónicas hablan de que este fue el camino usado por Boabdil el día que tuvo que abandonar Granada y coger el camino de tierras almerienses.


BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFIA. 

www.turgranada.es

www.adurcal.com

www.padulteespera.blogspot.com.es

El defensor de Granada. 13 de Marzo de 1904


lunes, 11 de julio de 2022

Personajes típicos y singulares granadinos. Los Aguadores.

 

Aguadores granadinos. Fuente Patronato de la Alhambra

Una de las imágenes más características de Granada, es la de los Aguadores, unos pintorescos personajes, que con sus burros y sus grandes tinajas y vasijas ofrecían el agua más fresca y rica de la ciudad a los sedientos granadinos. Históricamente hablando el agua de Granada era saludable y rica, pero tras la expulsión de los moriscos las viejas conducciones y canalizaciones que traían el agua a la ciudad si bien seguían en funcionamiento y si bien era el único modo de llevar agua a muchos de los barrios de la ciudad, no es menos cierto que tras tanto siglos de uso contaban con deficiencias que producía la acumulación de detritus, que derivaban en todo tipo de enfermedades para la población, esto dio lugar a un tipo de tifus endémico que provocó que los granadinos no bebieran agua con origen en los ríos cercanos y que acudieran a nacimientos cercanos. Ya en 1884 hubo en Granada una célebre epidemia, fruto de ello es el nacimiento de los aguadores que cogían el agua de fuentes como las del Avellano o de la Salud, la de la Culebra o de la Teja entre otras.

Aguador, grabado de la obra "Civitatis Orbis Terrarum". 


Curiosamente la fuente más famosa y más usada por los Aguadores era la del Avellano, que no deja de ser una fuente que se nutre de las filtraciones que tenía la acequia real, la que durante siglos ha llevado el agua desde el Río Darro hasta los aljibes de la Alhambra. Sin embargo este agua del avellano tenía una peculiaridad, y es que al derramarse desde la acequia a través de las laderas de la Dehesa del Generalife atravesando el famoso “conglomerado alhambra”, una clase de tierra arcillosa, esta se convertía en un filtro mucho más eficaz que el de “Aqua service”. Y el agua llegaba limpia y pura a la fuente. Junto a esta fuente otras más pequeñas y más lejanas como las de la Salud o la Agrilla también eran usadas pero en menor medida por los Aguadores.

Tenderete de Aguadores en Plaza de los Aljibes. 
John Frederick Lewis
Patronato de la Alhambra. 


“Hay aficionados al agua de Alfacar, a la de las Fuentes de la Salud o de la Culebra, a la del Carmen de la Fuente o a los pozos del barrio de San Lázaro; pero los grandes grupos, como quien dice los partidarios del gobierno, son alhambristas y avellanistas”. Esto decía Angel Ganivet, fundador de la famosa cofradía del Avellano, un grupo de intelectuales que se reunían en torno a esta famosa fuente para realizar su tertulia.

Típico Aguador granadino. 
Fuente: www.todocolección.net


Los aguadores traían el agua desde esta fuente o desde la mismísima Alhambra hasta los granadinos que no podían desplazarse a Granada, o que por su status social no podían dejarse ver acarreando botijos con agua. El agua que cogían lo hacían para llenar las grandes tinajas que había en los domicilios de los granadinos o simplemente para proporcionar un rico vaso de agua a los viandantes aderezado por una bolita de anís.

Aguador granadino.
Fuente: Granada Gráfica


“¡Acabaíca de bajar la raigo ahora!

¡Fresca como la nieve!

¡de la Alhambra, ¿Quién la quiere?,

¡Buena del Avellano, buena!”.........Angel Ganivet.


¡¡¡Ehhhh el agua!!!

¡¡¡Fresca y limpia del Avellano!!!

¡¡¡Aterronaica la llevo!!!

¡¡¡Agua de la Salud para las niñas ojerosas!!!

¿Quién quiere tiritaaaarrrr?


Eran otras de las famosas coplillas que usaban los Aguadores para atraer a sus clientes.

Los aguadores iban siempre con su borrico cargados con cantaras de zinc que tapaban con vegetación para preservar el frescor. Otros sin embargo iban a pie llevaban la cántara a la espalda y vaciaban el preciado líquido en vasos que servían a los granadinos. Eran muchos los aguadores que había en la ciudad y más en los meses estivales. Por supuesto no hace falta decir que no se podía beber a morro.


Postal de época. 


La historia de los Aguadores granadinos viene ya de muy antiguo, en la obra “Civitatis Orbis Terrarum”, se dice sobre Granada que “...en el espacio de mil y veintisiete pasos nacían treinta y seis fuentes...”El Padre Echevarría en su libro “Paseos por Granada y sus contornos” las enumera prácticamente todas:

Algibillo, Teja, Mono, Avellano, Salud y Oro en el río Darro; Moro, Higuera y tres agrias del Fargue en Fajalauza; Nueva, Procurador, Rey y Gallomba en Cartuja; Molino, Alcazaba y Aljibe Lluvia en la Alhambra; Culebra, Santa y Bicha en el Genil, Fuentecilla en San Miguel Alto; Cien cruces, Pulpitillo y Pozo de Santiago en Sacromonte; Piquiñote, Cruz Torneada, San Antonio y Valparaíso en la Cruz Torneada y barrancos; Fuente nueva y multitud de ellas sin nombre en los Cármenes de Granada dentro de la ciudad.


Aguadores en la Fuente del Avellano. 


En el año 1516 en la ordenanza de Aguadores se dice:


“ Ningún aguador de los que andan a vender agua con bestias y lo tienen por oficio, sea osado de coger agua para vender de las acequias, ni aljibes, salvo del aljibe grande que se dice el aljibe del Rey, y de los caños y de los pilares y azacayas, so pena de que le quiebren los cántaros y pague 200 maravedíes de pena, y que si no tuviere que pagar, esté tres días en la cárcel.”

Fuente del Avellano. 


Los primeros aguadores al parecer aparecieron en el barrio de la Churra antiguamente llamado el Mauror que significa “barrio de los aguadores”, porque aquí vivían gentes muy pobres que se dedicaban a vender el agua.


Ya en el siglo XX se hizo necesario cierta regulación, y hasta el Ayuntamiento de Granada, publicó una serie de normativa encaminadas a la regulación del oficio, había que hacerse un carnet y acreditar de dónde provenía el agua, pues como todo en la vida, la picaresca hacía que algunos siguiesen tomando el agua de las viejas cisternas del Albaicín, germen de las históricas enfermedades contraídas por los granadinos.

Postal de época.



A partir de 1948 y con la entrada del Servicio de Aguas Municipales de Granada instaurado por el alcalde D. Antonio Gallego Burín, poco a poco el oficio de aguador fue desapareciendo, para ser un recuerdo más de la vieja Granada. La entrada en vigor de este servicio supuso el fin de siglos de funcionamiento de una de las más interesantes redes de agua de la edad media, casi todas las casas contaban con acceso a agua corriente, con dos líneas una la potable y otra para las letrinas y con un elenco de trabajadores y de cargos públicos que velaban por la correcta distribución y uso de los sistemas hidráulicos.


sábado, 2 de julio de 2022

Las Salinas de La Malahá.

 

Sal de las Salinas de La Malahá en almacén. 

Nos dirigimos a la localidad de la Malahá situada en el Temple granadino, dónde vamos a visitar uno de sus lugares más característicos y singulares, hablamos de sus Salinas, que ya se explotaban en los más remotos tiempos de la historia. Analizando los yacimientos arqueológicos encontrados en la zona, estamos ante un hábitat con una línea histórica de ocupación por la que han pasado prácticamente todas las civilizaciones, desde el Paleolítico, Neolítico, cultura del argar constatada con el hallazgo de una copa argárica, Íberos, griegos que llamaron a la localidad “Malka”, y en especial romanos, fue en esta época en la que las salinas de La Malahá vivieron una época de esplendor, su sal se usaba en las industrias de salazones de Salobreña o Almuñécar, y se elaboraba el famoso “gárum” que se comercializaba por todo el imperio romano. Posteriormente árabes y cristianos siguieron explotando estos recursos hasta la modernidad y a fecha de hoy aún se sigue sacando sal, que principalmente se aprovecha para uso industrial, o para las máquinas quitanieves que en invierno necesitan sal para derretir la nieve caída en las carreteras.

Vista de las Salinas. 



Las Salinas de La Malahá, son unas de las más antiguas de Andalucía, con 97 albercas y 7 calentadores. El almacén del siglo XII, tenía cubierta de tejas, y contaba con un almacenaje de 22,000 fanegas de sal. Las Albercas se conocían con los nombres de Salinas Altas, Salinas Bajas y Salinillas, estaban divididas por tablones de madera y el suelo estaba empedrado, de algunas de ellas, se extraía una sal de mayor calidad.

Detalle 


Son varios los elementos históricos que aún se conservan en el recinto de las Salinas, y en los que destacamos su puente y su torreón.

Torreón. 


El torreón está realizado en piedra caliza y es de época medieval, los sillares que se encuentran en la parte más inferior del torreón, pertenecen o tienen corte de época romana, pero bien pudieran haber sido usados como material de acarreo. El torreón en realidad es una noria de sangre, es decir una pequeña noria, en la que un animal va dando vueltas en la zona superior de la torre, encima de una especie de tablado de madera, poco a poco va elevando el agua salada que nace de los nacimientos que hay en la zona y en especial de la alberca que hay al otro lado, la eleva y la vuelve a distribuir a través de las balsas de desecación en las que una vez evaporada el agua se forman las montañas de sal. La noria tenía una especie de tambor que era el mecanismo giratorio, y una cuerda en la que se unían los recipientes de barro y que elevaban el agua.


Vista del Torreón. 


No es la única noria que había en el recinto y en recientes excavaciones se han ido hallando restos de otras norias, pero ninguna de la envergadura e importancia de la ubicada en el torreón.

Detalle de Sal. 


El puente de igual época, unía la alberca o nacimiento de agua o Charcón con el torreón y zona de Salinas, si bien hoy lo vemos con una fuerte capa de hormigón, lo cierto es que está colocada a modo de protección del puente y para evitar su colapso.




Durante la época nazarí Las Salinas de la Malahá desempeñaron un importante papel en la vida económica del reino. Previamente y tal como hemos comentado el comercio del garum en época romana fue de vital importancia, el garum era un condimento de origen hispano, se realizaba introduciendo en una vasija, plantas aromáticas, trozos o vísceras de pescado y sal, así sucesivamente, se dejaba secar durante 7 días y luego se removía por otros 20 días.


Las Salinas de la Malahá producían dos tipos de sal, la blanca de mayor calidad y finura, y la prieta, de color algo más parduzco, más granulada y de peor calidad.

Ubicación de otra Noria de Sangre. Pendiente excavación. 


Tras la reconquista las salinas se siguieron explotando, pasaron a manos de miembros de la realeza nazarí por acuerdo de las capitulaciones, pero al ir abandonado Granada en su exilio a Berbería, pasaron a los Reyes Católicos que la cedieron al Monasterio de la Concepción de San Jerónimo, de aquí pasaron a varios alguaciles mudéjares, y así sucesivamente se van cediendo, vendiendo y pasando de manos en manos, aunque la corona de España siempre mantenía su titularidad. El uno de Enero de 1870 se acordó la libre fabricación de sal y con ello el fin del monopolio que hasta entonces había tenido el Estado. Ya Madoz en su célebre diccionario las menciona en manos privadas.

Restos de Necrópolis. 


La Sal tuvo una gran importancia durante muchos siglos, pues también era usada como moneda de cambio, al tener un elevado valor de mercado.


Cabe como curiosidad decir que en la Provincia de Granada tan sólo hay tres Salinas, las de Fuente Camacho, las de Montejícar y estas de La Malahá. Es mencionable igualmente la gran cantidad de cañadas que atraviesan el Temple y La Malahá, pues al paso del ganado estos tomaban sales necesarias en su dieta, de hecho no es extraño ver a las cabras montesas chupando la sal de las carreteras tras el deshielo.



Hoy en día ahí siguen las Salinas, cuando están en plena explotación, y se ven las altas montañas de sal, se produce un espectáculo impresionante digno de ser fotografiado. En principio no son visitables, pero muy a menudo se organizan excursiones o visitas culturales organizados por el Exmo. Ayuntamiento de La Malahá u otras instituciones. Un lugar que merece la pena visitar, y un lugar que aún nos depara muchas sorpresas en cuanto se vayan librando cantidades económicas para poder acometer las excavaciones necesarias para sacar a relucir su valioso legado arqueológico.

Puente Medieval. 


Desde estas pequeñas líneas mi más sincero agradecimiento a Conchi López, por la excelente visita que nos hizo, y a Francisco Moreno concejal del Exmo. Ayuntamiento de La Malahá por su compañía y enseñanzas sobre fauna y flora de La Malahá.


Río Salado.