Este blog pretende dar a conocer aquellos lugares y rincones de Granada algo menos conocidos por el viajero y por los habitantes de esta bella ciudad, pero que tienen un encanto especial, no quita que no se hable de los lugares más famosos de la ciudad, así como de costumbres y personajes. Patrimonio y cultura, monumentos y parajes naturales de Granada y su provincia. Todo ello con mucho encanto.
El caño Wamba es un pilar público de Alhama de Granada construido en el año 1533, siendo el más antiguo de la villa. Se encuentra en la calle del mismo nombre y junto a lugares de gran interés como el Hospital de la Reina, la iglesia de las Angustias o la antigua cárcel. Está adosado a la pared de una vivienda, y es de estilo renacentista con algunos matices barrocos.
Vista de la Pila
Consta de dos cuerpos de alzada sobre una pila rectangular de 2,97 metros de longitud. El primer cuerpo está prácticamente perdido mientras que el segundo se divide en tres casetones. En el central está el águila bicéfala del escudo de Carlos V, mientras que en los laterales encontramos los símbolos de los Reyes Católicos D. Fernando y Dña. Isabel, el yugo y las flechas. Sobre las flechas hay una cartela con el año de construcción. Todo el conjunto está realizado en piedra de cantería. Y cuenta con un único caño de agua.
Detalle del cuerpo superior.
El nombre de Wamba es de un rey visigodo que reinó del 672 al 680 y que nada tuvo que ver con Alhama de Granada, por lo que se piensa que pudo ser una forma de darle poder cristiano a la villa.
Las aguas de este pilar junto con las del Pilar de la Torre, Caño de San Diego y la Pila de la Carrera, provienen de un mismo manantial que nace en la Sierra.
Os traemos la que está siendo sin duda una de las grandes novedades turísticas del momento, se trata de la Pasarela Colgante de Jolúcar en Torrenueva, el primer puente colgante de la costa Mediterránea y que comunica el casco urbano de Torrenueva con el Peñón de Jolúcar y la senda PR-A420.
Pasarela de Jolúcar.
Se inauguró el pasado día 27 de Mayo del año 2022 y desde entonces ha sido todo un éxito de afluencia de personas. La Pasarela se encuentra en el extremo oriental de la playa de Torrenueva, en ese punto y delante de unas escaleras tenemos información sobre la ruta senderista que se puede hacer y que nos lleva al mirador del Hondurón, la playa de la Joya, o el Faro Sacratif. Tenemos que subir unas escaleras y en unos metros ya estamos ante la pasarela que tiene un horario de 7:00 de la mañana a 1:00 de la Madrugada con iluminación nocturna. Ocasionalmente y por cuestiones de seguridad y climatología la pasarela puede ser cerrada.
Pasarela de Jolúcar.
Si bien oscila un poco a su paso, es bastante estable y firme, tiene un número máximo de personas que en cada momento pueden atravesarla y estar sobre ella, y en su parte central cuenta con un espacio acristalado para ver el fondo del barranco y el mar mediterráneo. Desde luego para la gente con muchísimo vértigo es un mal trago, pero si sólo se tiene un poquito o no se tiene absolutamente nada es una delicia.
Cristal en parte central de la pasarela.
Una vez atravesada la pasarela, o bien volvemos por el mismo camino, o se puede hacer la ruta de senderismo, bien completa y circular o bien tan sólo hasta el Faro de Sacratif, cada cual deberá estudiar su opciones a su gusto y forma física, no hay grandes desniveles y la distancia no es muy grande.
Faro.
Playa de la Joya.
En el siguiente enlace tenéis el recorrido de la ruta hasta el Faro de Sacratif, ida y vuelta.
Seguimos en nuestro empeño de ir poco a poco enseñando a nuestros lectores algunas de las Pinturas Rupestres que hay en nuestra provincia y en esta ocasión nos trasladamos al Cerro del Huenes, dónde en el año 2002 se descubrió este abrigo hasta entonces desconocido.
Abrigo del Huenes.
Cabe reseñar que el Huenes es un Cerro con una altura de 1798 pertenece al término municipal de Monachil y se encuentra dentro del Parque Natural de Sierra Nevada.
Sierra Nevada.
El abrigo del Huenes se encuentra a unos 5 kilómetros aproximadamente del pueblo de Monachil, en la falda Oeste del Cerro del Huenes, aunque personalmente pienso que la aproximación más idónea y fácil es desde la población de la Zubia. El abrigo concretamente está muy próximo al lecho del río Huenes, que normalmente viene seco desde ahí se hace la aproximación al farallón rocoso en el que se encuentran las pinturas.
Serie de 12 antropomorfos, Dos serpentiformes . Y tres motivos oculados.
El farallón tiene una dimensión de 32,10 metros de altura, por 10 metros de anchura y 11,10 metros de altura, está orientado al suroeste. Las pinturas de forma concreta se encuentran en la parte superior de una oquedad que se abre en el extremo derecho del abrigo. Con mucha pericia, habilidad o bien ayudándonos de escaleras se puede acceder a la oquedad y tumbados en el suelo observar perfectamente todas las pinturas, no obstante desde el suelo y sin necesidad de subir también se aprecian a simple vista, salvo las situadas en la parte más inferior de la oquedad.
Vista más amplia del abrigo.
Son pinturas esquemáticas realizadas en colores rojizos y ocres, aunque la cada vez mayor oxidación del manganeso hace que haya mayor número de manchas negras que pueden destruir las pinturas.
Difícil de apreciar. Ziz-Zag y equido.
Según la bibliografía leída podemos encontrar en el panel 1 de este abrigo hasta dieciocho figuras diferentes, desde manchas de pinturas en las numeradas como números 1, 5, 9. Hasta antropomorfos como las figuras 11 y 12 y un gran número de líneas, barras o motivos ramiformes, destacando la número 4 o la 17. En la figura número 6 encontramos una figura que representa un équido.
Antropoformos. Parte más visual.
Posteriormente se encontró en este mismo abrigo un segundo panel, con una pequeña pintura, pero hemos de reconocer que en las dos visitas realizadas a este enclave me ha sido imposible dar con él. Existe un segundo abrigo en el Cerro del Huenes del que ya daremos información en otra entrada de este blog.
Fotos de otra visita con otra luz y tonalidad.
Respecto al contexto histórico y arqueológico debemos de ver el Cerro Huenes como un espacio de tránsito entre las altas cumbres de Sierra Nevada y la fértil vega de Granada, con abundancia de agua no sólo por el mismo cauce del río Huenes a escasos 30 metros, sino por nacimientos de aguas como el de la Fuente del Hervidero. Curiosamente estos abrigos son los primeros que se encuentran dentro del sector Este de la Vega de Granada, son muy interesantes por la gran cantidad de motivos que se han encontrado, además y según la documentación consultada el abrigo del Huenes se hizo en varios momentos cronológicos por las grandes diferencias cromáticas que hay en sus pinturas.
En este sector apenas se aprecia la pintura.
Estas pinturas se engloban dentro del denominado Arte Rupestre Esquemático antiguo, donde se han datado pinturas con más de 30.000 años de antigüedad y que llegan hasta el principio del Neolítico e incluso el Calcolítico o Edad de Cobre.
Para llegar al abrigo de las pinturas, desde la pista que sube al Restaurante el Macareno, cogemos el desvío que nos lleva al caserío de Huenes y antes de llegar nos dejamos caer al lecho del Huenes, el abrigo se encuentra en un farallón rocoso a 30 metros del río.
BIBLIOGRAFIA USADA:
Cuadernos de Historia de la Zubia. Monografía nº 2. Fernández Ruiz, Marcos. Martínez García Julián.
Entre los edificios de interés que encontramos en la localidad de Nigüelas, se encuentra su torre defensiva. La podemos encontrar dentro del caso urbano, en el barrio de la Cruz, y junto a la calle Jazmín.
El único elemento que vamos a poder observar de esta antigua fortaleza, es una de sus fachadas, concretamente la orientada al NO, pues el resto de la estructura se encuentra rodeada de viviendas por sus otros tres flancos. Esta realizada en mampostería de tamaño medio puesta en hileras y separadas por "verdugaras" que son hileras de ladrillos. A una altura de cinco metros tiene abierto un pequeño hueco de ventana.
Respecto al interior al no poder entrar, pues se realiza a través de una vivienda tan sólo podemos reproducir lo que Mariano Martín y José María Civantos nos relatan en su libro de inventario de arquitectura militar.
Cuenta con planta baja destinada a dormitorio con dimensiones de 3,25 x 3,25 y un grueso de pared de 55 cm en los muros NO y SE. La planta alta está dedicada a pajar y se separa de la inferior por un forjado plano de rollizos y tablazón de madera, las dimensiones es igual que la planta baja. Ambas plantas están enfoscadas y encaladas, en la planta superior hay un hueco de puerta cegado por el exterior en el muro SE de 1,5 metros de altura y 0,9 metros de ancho y que puede corresponder a la antigua puerta de entrada a la torre, y que estaría a unos tres metros sobre el nivel del suelo. Existe una tercera planta de reciente construcción y poca altura.
Cartel informativo en la Torre
No queda claro que sea nazarí, o que se pudiera construir en el siglo XVI, igualmente puede que fuera una torre defensiva o un alminar de la mezquita del lugar. Lo que sí queda claro es que es la construcción más antigua que se encuentra en Nigüelas, y se le conoce como "la atalaya" o "la torrecilla".
Vamos a realizar en esta ocasión una ruta muy sencilla y corta sin ninguna dificultad en cuanto a desnivel o distancia, aunque sí precisa de cierta capacidad de orientación, pues el camino no está muy bien marcado, se trata del Sendero de la Vega de Játar, que nos llevará por varios nacimientos de agua, un bonito mirador y una cueva con ocupación desde la prehistoria.
Játar es una localidad situada junto a Arenas del Rey y a 13 kilómetros de Alhama, el punto de partida se sitúa un poco más abajo del Centro de Salud, ahí vemos el cartel que indica la ruta. Es aconsejable hacerle una foto a ese cartel y mapa y llevarla en todo momento así como el truck si hemos accedido a él, para ello y abajo del todo de esta entrada os dejo un enlace a mi truck de wikiloc.
El primer tramo lo hacemos por carretera y nos dirigimos al punto 1, el nacimiento de la aguilla rincón, no hay pérdida pues justo cuando llegamos vemos otro cartel como el de inicio de ruta, ahí nos adentramos unos metros en el terreno y veremos el nacimiento, seco el día que nosotros fuimos y un paisaje muy bonito. A través de los puentes que hay cogemos el pequeño sendero que hay entre los bancales de olivos.
Seguimos en línea recta el sendero sin ningún tipo de pérdida, hasta que llegamos a una barranquera, la bajamos por en medio, irá seca, por eso esta ruta mejor no hacerla en días de lluvia o que haya caído lluvia torrencial recientemente, y a unos 50 metros a la izquierda volvemos a retomar el camino por un carril que nos lleva hasta un depósito de agua.
Seguimos por nuestro sendero, y aquí viene la primera ocasión en la que nos podemos despistar, cuando llegamos al carril de tierra giramos a la izquierda e inmediatamente a la derecha y a 20 metros a la derecha hasta el final y cuando veamos la acequia de agua la retomamos hacia arriba hasta el nacimiento del ángel que está a 20 metros.
En el nacimiento cruzamos el riachuelo, subimos a la cueva que hay y cruzamos la pasarela metálica que vemos al fondo. En este lugar nos debemos recrear con el milagro de ver como brota el agua de entre las rocas y a los pocos metros es un río.
Cruzada la pasarela seguimos el sendero subiendo hacia la izquierda hasta el Mirador. Desde allí disfrutamos de las hermosas vistas de la Vega de Játar e incluso vemos las nieves de Sierra Nevada, seguimos un poco más y nos dejamos caer hacia la izquierda hacia la cueva del Torcío un asentamiento con miles de años de ocupación.
En mi opinión y aunque el mapa del sendero marca otra ruta, aquí yo volvería por el mismo camino hasta la pasarela, la cruzo y sigo recto hacia la cueva bordeando el pequeño cerrete y enseguida veremos al fondo un palo indicativo de la ruta, está roto, pero en los muros de los bancales vemos unos círculos de pintura roja que nos indican el camino.
Por nuestro sendero y sin ningún tipo de pérdida, llegamos al lugar más bonito de toda la ruta, el nacimiento gordo, un área recreativa, con mesas, bancos y merendero y una espectacular cantidad de agua en todos los sentidos. Un lugar ideal para tomarse una fruta y una merecida parada. Para acceder a este lugar que está vallado, casi al final de la valla, llegando a la caseta, veremos que una de las hojas de la valla está suelta, pillada tan sólo por un cáncamo, la abrimos, pasamos y la volvemos a cerrar.
Tras el descanso, seguimos el curso de la acequia, abrimos la valla , la volvemos a cerrar y seguimos nuestro camino. Al llegar a unas casas, las dejamos a la derecha y seguimos todo recto por el borde del campo, hasta llegar al fondo a un carril que tomamos hacia la izquierda. Al final de un gran invernadero estará el siguiente y último nacimiento de nuestra ruta el del menudo .
Desde aquí tan sólo hay que seguir nuevamente el sendero por encima de la acequia hasta que llegamos a un carril que nos lleva directamente al pueblo y de ahí al coche.
La ruta original sigue un poco más, pero a mi juicio es innecesario. Ya en Játar, recomiendo ver el micomuseo al aire libre, que está justo enfrente del Centro de Salud, subiendo unas escaleras, y como colofón final un refrigerio acompañado del choto de Játar una especialidad de la tierra.
Ruta para hacer con toda la familia y que nos lleva por lugares un tanto menos conocidos pero con mucho encanto.
Os dejo un vídeo de la ruta y el truck de wikiloc para que podáis hacerla.
Hornacina sobre una casa en el Albayzín. ¿Será la de los Telarones?
Recientemente
rememoré en una de las muchas visitas que hago por el barrio del
Albayzín esta vieja leyenda de la casa de los Telarones que ya había
leído, pero que mis viejas neuronas habían almacenado en lo más
profundo de mi cabeza. De igual manera yo se la conté a otro grupo
de personas en otro día de agradable paseo, quedando todos
maravillados ante esta y otras historias que para ese día me había
preparado, y tal y como dice “el maestro” y sabiendo que su
propósito es que estas historias se difundan a cuanta más personas
mejor, he aquí que os voy a relatar la leyenda de “La casa de los
Telarones”.
Aljibe del Paso en el Albayzín.
A
fines del pasado siglo, los habitantes del Albayzín conservaban aún
recuerdos de la ciega credulidad de los tiempos anteriores. Sin
dificultad afirmaban ser cierto lo que se refería de la intervención
de los espíritus invisibles, en los actos, de la vida de los
mortales, y con fanática credulidad asentían a cuantas historias
maravillosas se contaban relacionadas con el pasado.
Hornacina en la Plaza del Conde, en otra de las llamadas "Casas del Miedo".
La
Casa de los Telarones tenía la suya, y aunque fantástica, como hija
de la imaginación popular, retrata perfectamente las costumbres de
los pasados siglos.
¿Qué
ocurría el 21 de Abril de 1774 que multitud de dependientes de la
justicia se paseaban por la calle San Gregorio Alto, delante de una
casa a la que atribuían ser morada de espíritus infernales?
La
delación de la gente del barrio, había hecho que la justicia
subiese por aquellas empinadas cuestas, para ver si era cierto todo
lo maravilloso que se refería de esta casa. Asegurábase que en
ella, trabajadores invisibles hacían funcionar a unos telares
descomunales, produciendo unas cintas tan famosas, que eran la
admiración de toda la ciudad. Añadían que de noche solo era cuando
se escuchaba trabajar, y que de día era el silencio más absoluto el
compañero de aquella morada.
Los
golillas, aunque sin gana, pero esforzados por el bien parecer,
penetraron en el edificio, y el desengaño que llevaron fue inaudito; creyéronse burlados al no encontrar en aquella casa, que
estaba deshabitada, signos que demostrasen la existencia de ninguna
fabricación.
Telar de Seda. Centro de interpretación de la Seda en Cájar.
Salieron
los ministriles corridos, y dieron parte a sus superiores. Pero el
clamor popular se acentuó más y más; los ruidos continuaron por la
noche, y cuando la autoridad tomó decidido empeño en averiguar la
verdad de estos sucesos, presentóse al alcalde del crimen, que
moraba en la calle de Elvira, un trabajador que hacía un año había
llegado á Granada, con tres hijos suyos, y explicó la verdad de
aquellos misterios. Poseedor de pocos fondos, había alquilado una
mezquina habitación cerca de la casa vigilada por la autoridad, a
causa del miedo de los vecinos, y excitando este, había hecho que no
tuviese nunca inquilino. De este modo y comunicándose desde su
vivienda con un gran sótano de aquella casa, tejía de noche sus
hermosas cintas, que de día, pretextando eran traídas de fuera,
vendía a los comerciantes de la Alcaicería. Con tal estratagema lograron algunos fondos, y antes de ser perseguidos como criminales,
lo denunciaban a la autoridad.
Madeja de seda en el centro de interpretación de la seda de Cájar.
El
alcalde del crimen holgó de tan astuto modo de vivir; mucho más
cuando supo que eran artífices que habían perfeccionado el modo de
ser de los telares granadinos. Contentase con reprenderles, y
publicó en el Albaicín tal aventura, para desterrar el miedo de sus
crédulos habitantes.
Placeta de la Cruz de Piedra.
Pero
nada logró. Todos siguieron creyendo de buena fe que aquellas cintas
eran fabricadas por espíritus invisibles, y la Casa de los Telarones
se consideró desde entonces como mansión del demonio, no habiendo
quien de noche dejase de hacer la señal de la cruz, al acercarse a
la referida casa.
Esta
versión de la leyenda de D. Francisco de P. Vila-Real y Valdivia se
basa a su vez en la escrita por Afán de Ribera en su obra las noches
del Albayzín: tradiciones, leyendas y cuentos granadinos.
Antonio Joaquín Afán de Ribera
Estas
leyendas son en su inmensa mayoría inventadas, y tan sólo algunas sí
obedecen a cierto contexto histórico o a cierta tradición oral de
hechos acaecidos en el pasado y que se fueron transmitiendo de
generación en generación. De hecho muchas de estas leyendas de “las
casas del miedo” se contaban a los niños para que se quedaran en
casa junto a la chimenea y no estuvieran deambulando por las oscuras
y estrechas calles del Albayzín.
Como
siempre mi agradecimiento público a Eduardo Prados.